El Barakaldo es el banco de pruebas del Mallorca

De hecho, la relación entre ambos clubes se ha fortalecido, ya que el Mallorca ha encontrado también un lugar donde poder reclutar futbolistas apetecibles. En la temporada 2018-19, los de Son Moix contrataron desde Lasesarre a Sergio Buenacasa, hoy en la Ponferradina y el pasado curso en la plantilla que subió a Primera. Se da la circunstancia de que en los mismos años, el Athletic sólo ha enviado dos jugadores a la localidad fabril, Ander Alday (hoy en el Haro) y Jurgi Oteo (Sabadell).

Este curso, el Barakaldo ha reducido sus gastos de plantilla y recurrido más que nunca a cedidos. Además de los del Mallorca han llegado otros cinco: Tenerife (Josué Medina y Arbelo), Real Madrid (Algarra), Eibar (Julen López) y Lugo (Cacharrón). El Athletic, club del que es convenido, no ha enviado a ninguno.

Iñaki Zurimendi, el director deportivo, «es el hombre clave en la relación con el Mallorca», explica Orlando Sáiz, el presidente. Con el filial balear en Tercera, reclutar jugadores es más sencillo porque los bermellones valoran tener un equipo de confianza en Segunda B. «Iñaki hace mucho seguimiento al filial balear y al acabar cada temporada ya sabe lo que le interesa pedir», dice el máximo dirigente.

«El Mallorca ha comprobado que somos un club que ayuda a crecer al jugador», añade Zurimendi. «Están contentos con nosotros porque les damos minutos, servimos como escaparate y aportamos la honestidad de que quien lo merece juega», zanja el presidente.

En el torrente de jugadores que han desembocado en Lasesarre desde Son Moix destaca la figura del ghanés Iddrisu Baba, pieza clave en su equipo, que se ha apresurado a blindarle con 45 millones.

Este joven centrocampista resume el patrón de funcionamiento de la alianza Barakaldo-Mallorca. Su equipo cayó a Segunda B. No había sitio para él, pero el club consideraba que el filial de Tercera era poco. «Le seguía desde hace dos años. El Mallorca estaba satisfecho por cómo habíamos tratado a sus jugadores que habían venido antes», indica Zurimendi. El centrocampista tenía otras ofertas, pero llegó a pocos días del cierre del mercado. «Entendieron que era un buen sitio», concluye.

«Era muy dócil, muy fácil de llevar y con una gran capacidad de absorber todo lo que se le decía. Vino a crecer y creció. Se ganó a la gente del vestuario por su nobleza», evoca el director deportivo. «Era un chico al que le gustaba pasara totalmente desapercibido en el vestuario», relata quien fuera su entrenador, Aitor Larrazabal.

Baba vivió de alquiler en Castro Urdiales junto a su compañero Jaume Pol. Estaba tan dedicado al fútbol que ni siquiera se fue de vacaciones en Navidades. Larrazabal tiene muy presente lo que le sucedió. Constató que llegaba la última noche del año y que el chico estaba sin nadie. «Me olía que se quedaba solo y le invité a pasar la Nochevieja en mi casa. Me daba un punto de ternura que estuviera así. Me lo agradeció, pero me dijo que se quedaba solo y que además hacerlo le valía para pensar. Es uno de los jugadores más reservados que he visto nunca».

Xabi Galán, que sigue en Lasesarre, lo tuvo como compañero. «Era muy introvertido. Iba a su rollo, pero muy noble. Era difícil sacarle dos palabras, pero cuando había buen rollo se reía con todos».

Larrazabal hizo un gran trabajo con Baba. Su esquema de juego pasaba por dos medios centros. Galder Cerrajería (ahora en el Mirandés) era el creador y quien tenía libertad de acción. Baba debía hacer de correcaminos. «Era el que tenía que hacer kilómetros. Abarcaba todo el centro del campo. Llegaba a todos los sitios. Tenía una fuerza física fuera de lo normal». El técnico confió desde el principio en él. «Se le veía que iba a dar un paso adelante», le elogia. Baba se ha convertido en el motor del Mallorca. Pieza clave en el ascenso de la pasada campaña, en ésta ha jugado todos los minutos de los tres partidos de Liga. «Ocupa mucho campo. Es rápido, poderoso, resistente y además ocupa mucho campo», explica el extécnico del club de Lasesarre.

El Barakaldo le dejó un gran recuerdo. Cuando debutó en la máxima categoría, Larrazabal le felicitó. «Me contestó que llegaba a Primera por el gran año que le había hecho pasar en el Barakaldo», agradece.

Zurimendi empezará a analizar en un par de meses al Mallorca B. «Sus cesiones nos permiten llegar a jugadores de una calidad a las que económicamente no podríamos acceder».