Un mes desde que el balón dejó de rodar

A día de hoy sobran preguntas y faltan respuestas. Nadie sabe cuándo y cómo regresará la Liga, en qué formato, con o sin público, en junio y julio o también pisará agosto, por no hablar de la final de la Copa. ¿De qué manera se celebrará el histórico Athletic-Real Sociedad? La LFP trabaja en un protocolo que contempla un regreso paulatino a la rutina, con estrictas medidas sanitarias, en sesiones blindadas y con acceso permitido a un reducidísimo número de personas. Incluso estudia la posibilidad de concentrar a los equipos en varios hoteles y ciudades deportivas, aislarles -hasta tiene elegidos ya a los posibles centros-, para que solo salgan a jugar y regresen. Y así 11 veces, las jornadas que faltan.

Hace 24 días que los jugadores del Athletic no pisan Lezama. La última vez que lo hicieron fue el 13 de marzo, viernes, y el plan de trabajo especificaba regresar el martes 17. No lo hicieron. El virus paró la vida en Europa y también confinó la pelota, que espera tiempos mejores. Aún no clarea en el horizonte y todo son dudas en una profesión que, al igual que otras tantas, ve tambalearse los presupuestos y las cuentas de resultados. Los rojiblancos siguen en sus casas, llevan a cabo sus rutinas y ejecutan el trabajo del cuerpo técnico. Más de uno ha enseñado su día a día en las redes sociales, los ejercicios, dobles sesiones en las que se busca perder lo menos posible. Y cada jornada que pasa se pierde un poco más. El balón es disfuncional entre cuatro paredes. Necesita grupo, gente, espacio, toque.

Los futbolistas del Athletic aguardan acontecimientos y esperan retomar la competición cuanto antes. Ahora bien, no se trata de salir de casa e ir al campo a jugar. Antes habrá que hacer una pequeña pretemporada porque de lo contrario las consecuencias serían nefastas. «Será imprescindible. Nos tendremos que adaptar. Estar en casa sin balón, con pocos espacios... El fútbol necesita adaptaciones. Si no sería una debacle desde el punto de vista de la salud. Habría muchísimas lesiones», advirtió el miércoles Aritz Aduriz. Y también hay que cuidar el lado emocional de los jugadores. «Debemos vigilar su estado psicológico. Es igual de transmisible que el coronavirus. El pensamiento positivo se convierte en negativo de una forma increíble, muy fácil. La psicología es un área de trabajo muy poderosa», expuso en una charla con este periódico Javi Reyes, expreparador físico del Athletic durante las cuatro temporadas de Joaquín Caparrós.

Toda la industria del fútbol se ha movilizado para sujetar una estructura tambaleante, necesitada de soporte económico. La LFP incluso animó el viernes a los clubes a presentar los correspondientes ERTE alegando causas de «fuerza mayor», incapaz de entenderse de momento con la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Algunos lo han hecho -Barcelona, Espanyol, Atlético, Alavés...-, otros lo harán y el resto, entre ellos el Athletic, trata de consensuar rebajas salariales menos agresivas con las plantillas. Son muchísimos los millones que han dejado de entrar en las arcas de los equipos desde que la Liga bajó la persiana el pasado 8 de marzo por enfermedad.

El Athletic se fue a este obligado parón con una victoria contundente en Valladolid (1-4). Los rojiblancos sumaron tres puntos que les dejaron a ocho del sexto, el Atlético, que marca ahora mismo el territorio europeo. En los puestos de la Champions están Barcelona, Real Madrid, Sevilla y Real Sociedad, mientras que el Getafe ocupa con los 'colchoneros' las dos plazas de la Europa League. En cualquier caso, y sin renunciar a nada, los hombres de Gaizka Garitano han acabado por construir su temporada en torno a la Copa, que podría darles tres premios en uno: un título que llevan casi cuatro décadas sin ganar, clasificación directa para la fase de grupos de la segunda competición continental y presencia en la próxima Supercopa de España en Arabia Saudí, con el consiguiente rendimiento económico.

Acabar la temporada es vital para los equipos y en el caso del Athletic meterse en Europa daría un mundo a su tesorería. Una inyección financiera brutal que aliviaría la presión que sufren sus cuentas por la pandemia. Por cierto, el último partido de la jornada 27 fue el Betis-Real Madrid y Córdoba cerró el marcador en Valladolid con aquel 1-4.