«Avisamos al Athletic de que Djaló hacía pruebas en Portugal, pero nos dijeron que no le conocían»

«La pregunta que me he hecho más de una vez es cómo no hubo ninguna posibilidad de que llegara al Athletic», se cuestiona Óscar Yozifek, hoy coordinador en el Ibarsusi y que fue delegado del equipo juvenil en el Begoña en el que jugó Djaló entre 2015 y 2017.

En la Semana Santa de su segunda y última temporada en el equipo bilbaíno, Djaló se fue a Portugal a hacer una prueba. «Me dijo que se iba a cuidar a su abuela, pero pasaron las dos semanas del parón y no regresaba. Vimos en Instagram que estaba haciendo pruebas en el Benfica. Nos pareció rarísimo», comenta Jorge Ors, entrenador durante sus dos años en el Begoña y ahora alejado de los banquillos.

Aquello le olió a chamusquina. «Un jugador con ficha con nosotros haciendo pruebas en mitad de la campaña con otro club. ¿Es legal?», se preguntó. Se dirigió al presidente del Begoña. Quería resolver esa duda y de paso alertar a Lezama. Según los convenios de colaboración de Ibaigane con sus clubes vizcaínos, estos tienen que avisar cuando se producen situaciones de este tipo.

Es lo que hizo el club del barrio bilbaíno. «Se lo conté a Miguel Ángel Castro (entonces presidente, fallecido). Me dijo que iba a avisar al Athletic». Unos días después se interesó por el caso. «Le pregunté y me contestó que en el Athletic le dijeron que no le conocían». La entidad rojiblanca, entonces presidida por Josu Urrutia, con José María Amorrortu al frente de Lezama, se quedó cruzada de brazos.

«En el Athletic se fijan demasiado en los equipos que a ellos les conviene. Fuimos campeones de Liga y Copa el primer año de juvenil. Si no te fijas en ese equipo que está haciendo las cosas bien...», lamenta su excompañero Álex Pampín, que jugaba detrás de él como lateral.

Ors cree que conviene recordar que fue un talento no detectado ni por el Athletic ni por los dos grandes clubes de cantera con los que el Begoña comparte Mallona. Ni Santutxu ni Danok Bat se acercaron a él. «Tras su segundo año con nosotros, hubo dos compañeros de Álvaro que ficharon por el Santutxu y otro por el Basconia juvenil, pero a él no le ofrecieron nada».

«Nunca me imaginé poder verle donde está», reconoce. «Era rápido haciendo regates y le pegaba muy bien. Se notaba que había jugado mucho en la calle. Metió goles, pero la verdad es que conmigo no era titular indiscutible. No era alguien que jugara los 90 minutos de cada partido».

Djaló no superó el casting del Benfica. Tampoco le fue bien en su segunda intentona en Lisboa, con el Sporting de Portugal. Pero a la tercera tuvo suerte. Convenció al Braga, donde hoy triunfa. «Nunca he entendido que no le hicieran ninguna prueba en el Athletic», lamenta Yozifek. Lo tiene claro: Ibaigane debía haberse puesto en contacto con el jugador para valorar su capacidad y decidir.

Pampín y Djaló son de la misma quinta y entablaron una amistad que aún mantienen viva. Ya retirado, su excompañero relata el asombroso viaje de Djaló a probar a Portugal, una batalla contra los elementos que le salió redonda. «Fue por su cuenta. Lo habló con gente del equipo. Algunos decían que dónde iba, que era un flipado».

Pampín era de los que aprobó su aventura para encontrar una ruta hacia el fútbol profesional. «Decíamos que si era lo que deseaba, para delante. Ya en Mallona le veías que estaba por encima de los demás. Era como si un niño de sexto jugara contra uno de un par de cursos menos».

El extremo estuvo varias semanas en Portugal. Regresó un día antes del último partido de Liga en el que el Begoña se jugaba un segundo ascenso en dos años ante el Aurrera de Ondarroa. Molesto con su espantada, Ors no le alineó. El 1-1 les dejó sin subir. «Por lo que tengo entendido había hecho unos días antes la prueba con el Braga y le contestaron al poco de ese partido», dice su entrenador.

Esos fueron los últimos días de Djaló, primo del rojiblanco Adu Ares, en Bizkaia. Nació en Madrid, pero a los cinco años su familia, con origen de Cabo Verde, se afincó en Basauri. En 2015 se presentó en Mallona a hacer una prueba. Ors y Yozifek le valoraron. «Llegó aquí porque conocía a uno de nuestros jugadores», evoca Ors. Dos años después voló con destino a Portugal. El Athletic le tiene en su radar, pero no se plantea en este momento su fichaje. Ha llegado tarde y su cláusula es de 20 millones.

«En dos años nunca fue a entrenar a Lezama. Había un talento que nadie detectó en el club», lamenta Patxi Cantera, el presidente, tres décadas como directivo y en el máximo cargo desde 2017, el año del adiós de Djaló a Bizkaia.