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El sábado, el día después de la victoria contra el Cádiz, se cumplieron tres meses desde el último partido de Liga disputado por Iñigo Martínez ... con el Athletic, el que se jugó en Girona en la jornada 13. Por cierto, a modo de casualidad anecdótica, recordemos que el central de Ondarroa debutó como rojiblanco también en Montilivi, el 4 de febrero de 2018. El caso es que, desde aquel partido de triste recuerdo, el internacional rojiblanco sólo ha intervenido en otro choque, el de Copa contra el Alzira, también hace casi tres meses. Como además se perdió las cuatro primeras jornadas por lesión y en las nueve que jugó no se le vio a su mejor nivel, se puede decir que el Athletic se ha quedado esta temporada sin uno de sus futbolistas más importantes, el de más jerarquía, el líder indiscutible de su defensa desde su llegada al club.
81%es el porcentaje de partidos que ha jugado Iñigo de titular desde su llegada en 2018.
9partidos de Liga lleva disputados el internacional rojiblanco esta temporada.
Con Iñigo Martínez se han cumplido las peores expectativas, los temores más desagradables que se rumiaban el pasado verano, cuando el jugador se disponía a iniciar la última temporada que tenía firmada con el Athletic. Recordando anteriores episodios de futbolistas cotizados en esa misma tesitura, como el de Fernando Llorente en 2012, no era fácil apostar porque el ondarrutarra fuera a tener una temporada normal. Y normalidad en su caso significaba jugar el 81% de los partidos como titular y mantener un alto nivel competitivo con una regularidad que, a día de hoy, no es capaz de alcanzar todavía ningún otro jugador de la plantilla.
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Los peores temores se han confirmado, efectivamente. La campaña de Iñigo Martínez no puede estar siendo más anormal. Comenzó lesionado, volvió en una versión floja, se quedó sin Mundial y, tras el parón, al mismo tiempo que quedaba libre de firmar por cualquier club, entró en una espiral de molestias, provocadas por una fascitis plantar, que le mantienen todavía en el dique seco. Ni juega, ni se sabe cuándo va a poder hacerlo. En el parte médico del club continúan repitiéndose, ya como una coletilla triste y asumida, tres palabras que sólo invitan a encogerse de hombros: «Pendiente de evolución».
LAS CLAVES
El último partido de Liga de Martínez fue en Montilivi, el campo donde debutó como rojiblanco.
El buen trabajo de la pareja Vivian-Yeray ha rebajado la controversia sobre el ondarrutarra..
En el entorno del jugador se asegura que el Athletic no le ha realizado ninguna oferta para renovar
¿Qué va a ocurrir? Es muy difícil saberlo. El culebrón Martínez está siendo tan cansino y raro que muchos aficionados rojiblancos comienzan a desinteresarse por él, de puro hartazgo. Es más, apoyados en un hecho feliz, como que Vivian ha respondido con buena nota y está formando una pareja solvente con Yeray, algunos incluso restan importancia a la posible marcha de un jugador que, hasta la pasada temporada, era para muchos de ellos el mejor central de la Liga, un bastión vital del equipo, alguien más completo y seguro que el futbolista al que vino a sustituir, ni más ni menos que Aymeric Laporte.
Llegados a este punto, convendría analizar esta cuestión sin la torpeza infantil de ocultar la realidad, es decir, restando importancia a la marcha de Iñigo Martínez. Y es que una cosa es que no se le pueda retener y, desde luego, que no haya que hacer locuras para convencerle de que siga, y otra muy distinta considerar que, deportivamente, no es una grave pérdida. En todos los sentidos. Y no sólo por la categoría contrastada del internacional vizcaíno, el fichaje más caro de la historia del Athletic (32 millones de euros, ni más ni menos). ¿O acaso no sería un gran riesgo tener una plantilla con sólo tres centrales (es seguro que Unai Nuñez seguirá en el Celta) y uno de ellos, Paredes, todavía sin contrastar en Primera? ¿Sería una forma lógica de alternar tres competiciones la próxima temporada si los rojiblancos cumplen su objetivo y se clasifican para Europa?
Como no lo sería, como el peligro es evidente, no estaría nada mal que acabara de una vez el lamentable oscurantismo, alimentado por las dos partes, que existe en este caso. No se recuerda algo así en el Athletic y eso que no faltan culebrones turbios en sus 125 años de historia. A día de hoy, no se sabe si el club quiere renovar a su futbolista, ni tampoco si éste desea ser renovado. Todo indica -y así lo ha reflejado este periódico- que Iñigo Martínez no ha recibido ninguna oferta de Ibaigane, algo que Jon Uriarte no quiere ni desmentir ni confirmar porque lo considera «un asunto interno del club».
Aunque es de suponer que en algún momento se acabará sabiendo algo, tampoco descartemos que este tema se cierre sin que nadie diga nada. Si el mundo no va a terminarse con una explosión sino con un suspiro, como escribió T.S. Eliot, esto puede terminar perfectamente con este mismo silencio estruendoso.
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