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Bego, Marivi y Juan en San Mamés. J.C.
El hincha ciego del Athletic y su amiga comentarista

El hincha ciego del Athletic y su amiga comentarista

'El ciego de Mamariga' ·

Juan Cabezuelo perdió la vista hace más de 20 años y desde entonces vive los partidos de su equipo en el campo, sin radio y con una amiga que le narra las jugadas. «Este año ya tenemos media Copa ganada»

alain mateos

Martes, 18 de febrero 2020

Cierre los ojos e imáginese que está en La Catedral. El himno del Athletic se adueña de las gradas y la afición responde con un ¡¡¡eup!!! como si se tratara de un grito de guerra. Todo es emoción, pura épica. Algo que hay que sentir al menos una vez en la vida.

Superada esta prueba, ya está preparado para entender la historia de Juan Cabezuelo, un vecino de Santurtzi de 74 años que perdió la vista hace más de dos décadas. En su cabeza quedaron retenidas las buenas tardes con su familia, las chuflas con sus amigos y cómo no, los goles de Zarra, Gainza, Dani… De todos los que había vivido cada domingo en San Mamés. Fue un duro trance, pero supo salir adelante y más unido que nunca a sus colores. «El Athletic es puro sentimiento, una religión», insiste.

Juan Cabezuelo lleva 22 años reinventándose de la mano del Athletic. Siempre con el apoyo de sus hijos Jon y Ander, su sobrina Idoia y de su fiel amiga Mariví, la «crack» como dice él. Porque en realidad esta es la historia de dos amigos que surgió en la peña rojiblanca 'La Gabarra de Lepe' (Huelva) –con sede en Santurtzi- y que les ha mantenido unidos hasta hoy.

Mariví Aguado, de 50 años, le acompaña a cada partido, pero no siempre se sientan juntos en el campo. Su sobrina Idoia es la que hace entonces de comentarista deportiva, porque Juan se niega a llevar una radio a San Mamés. «Para eso me quedo en casa», responde. Pero Mariví es la que mejor lo hace. Que nadie de la familia se enfade. Ella, periodista de profesión, narra al 'Ciego de Mamariga' –así se le conoce en Santurtzi- el partido con los dorsales de los jugadores…

Y así, mientras ella relata con pasión lo que sucede sobre el césped, Juan se come las uñas: «¡Ojo! Se la lleva el 11, el 'Comandante' Morales, por la banda… pero intercepta Yuri el balón!» Ni Matías Prats en sus mejores tiempos... «¡Goooool de Williams!». Una cantinela que se sucede jornada tras jornada.

La vida de este popular aficionado del Athletic dio un vuelco en 1996 con la muerte de su mujer. Un año después, acosado por numerosos problemas de salud en los ojos, Juan se quedó ciego. «Empecé con miopía, luego cataratas, después desprendimiento de retina, me quitaron líquido del ojo, una válvula que no funcionó… He ido a psiquiatras, psicólogos… Y si no pones tú toda la carne en el asador no vale para nada», relata. «Este ojo -se señala el izquierdo- no es mío, bueno sí… ¡Que lo pagué! Pero es una prótesis».

Juan no es ni mucho menos un desconocido para la afición rojiblanca, pero su caso conmovió a toda España cuando las cámaras que retransmitían el Sestao-Athletic de Copa enfocaron a un señor que sin radio, ni auriculares, escuchaba de boca de una mujer rubia el minuto y resultado del partido. Su bastón, con la bandera rojiblanca y sus gritos de «¡Aupa Athletic!» iluminaron aquella tarde en Las Llanas.

Juan Cabezuelo posa junto a Gorka Iraizoz en Lezama y con la camiseta que el portero le regaló en Gijón durante un viaje a Pamplona. J.C.
Imagen principal - Juan Cabezuelo posa junto a Gorka Iraizoz en Lezama y con la camiseta que el portero le regaló en Gijón durante un viaje a Pamplona.
Imagen secundaria 1 - Juan Cabezuelo posa junto a Gorka Iraizoz en Lezama y con la camiseta que el portero le regaló en Gijón durante un viaje a Pamplona.
Imagen secundaria 2 - Juan Cabezuelo posa junto a Gorka Iraizoz en Lezama y con la camiseta que el portero le regaló en Gijón durante un viaje a Pamplona.

Iraizoz, su gran amigo

El 28 de enero de 2009 fue un día especial para Juan. El Athletic pasaba a semifinales de la Copa tras eliminar al Sporting en El Molinón. Ese día conoció a Gorka Iraizoz, que ha acabado convirtiéndose en uno de sus grandes amigos. Al término del partido, el guardameta se acercó a unos aficionados sentados detrás de la portería y les regaló su camiseta. Lo que no pudo imaginar Gorka es que el hombre al que estrechaba la mano iba a causarle una emoción inolvidable. «¿Quién eres?», preguntó Juan. «Soy Gorka, el portero. Y esto es para usted». La camiseta de aquel día supuso tanto para el 'Ciego de Mamariga' que no se ha atrevido a meterla en la lavadora. «A partir de ese momento Iraizoz ha tenido una amistad y una confianza conmigo descomunal. La última vez que le vi fue con el Girona en San Mamés, y nos paró todo».

Las anécdotas con el guardameta aparecen en la mayor parte de los viajes de Juan y Mariví. Mallorca, Valencia, Villareal… y Madrid, en la final de Copa de 2012. En esta última, el propio Gorka le ofreció unas entradas, «pero no quise un trato de favor». Así que no entró en el campo aquel día.

Una vida como peñista

Juan es un histórico peñista. No solo ha estado en la 'Gabarra de Lepe', también ha visitado la de Erik Morán en Portugalete y fundó la peña 'Mumutu' en Santurtzi, una última aventura dedicada a Iñaki Williams bajo un apelativo cariñoso. «En algunos sitios solo te quieren para que pagues, no tienes recompensas. Así que ahora vamos por libre», precisa Mariví. La vida en las peñas es agitada. Un día en Villareal, durante una comida, conoció a Koldo Aguirre y José Mari Argoitia, embajadores del Athletic. Ambos le propusieron un homenaje, pero Juan se negó: «Con su saludo ya me sentía orgulloso».

El 'Ciego de Mamariga' es como una máquina de contar anécdotas. En un viaje a Valencia, entró en un bar acompañado de un amigo y allí se tomaron unos cuantos cubalibres. En la última ronda, Juan pidió lo de siempre, «un Pampero cola». Pero al dar el primer trago tuvo una sensación extraña. «Txiki, esto no es Pampero ¡eh! El Pampero lo tengo en el corazón», soltó en la barra. «Ya puede perdonar...», respondió la camarera. El ron de sus amores se había agotado... y el dueño del bar les invitó a una última ronda para enmendar la situación.

Al día siguiente tuvieron que meterle en la ducha con agua fría para llegar al partido. El Portugalete se enfrentaba al Valencia en la Copa de 2008 y Del Horno, por entonces jugador ché, le había regalado unas entradas gracias al 'Gallo de la Florida' -un íntimo amigo suyo-.

Juan en algunos de sus viajes, en Sevilla y Pamplona y antes de un partido contra la Real Sociedad. J.C.
Imagen principal - Juan en algunos de sus viajes, en Sevilla y Pamplona y antes de un partido contra la Real Sociedad.
Imagen secundaria 1 - Juan en algunos de sus viajes, en Sevilla y Pamplona y antes de un partido contra la Real Sociedad.
Imagen secundaria 2 - Juan en algunos de sus viajes, en Sevilla y Pamplona y antes de un partido contra la Real Sociedad.

El viaje más especial

El viaje más especial que recuerda es el único que ha hecho a un encuentro de competición europea. Fue a Manchester. Aquel histórico 8 de marzo de 2012, que acabó con un 2-3 para los rojiblancos en una noche de ensueño, no se le va de la cabeza. No sólo por el resultado, sino porque se hospedó en el mismo hotel que la expedición del Athletic y se encontró con Marcelo Bielsa en los pasillos. «Nos presentaron y me preguntó si siendo ciego me merecía la pena ir hasta aquí. Yo le respondí: 'la duda ofende', y el soltó '¡esto sólo pasa en Bilbao'».

En su cabeza también hay un pequeño rincón para los momentos desagradables. Los que define como «puñaladas en el corazón». Los partidos ante el Formentera en 2017 y Torino en 2015 está almacenados ahí. «Ese gol en el último segundo… Yo por el ambiente noté algo, sabía que pasaba algo», cuenta apenado lo vivido en la debacle contra el equipo balear. El Athletic estaba eliminado de la Copa. Otra derrota dura fue la del Torino. Aquella jornada los rojiblancos decían adiós a la Europa League, en casa. Juan lo recuerda especialmente por la tormenta que cayó ese día, y no solo futbolística: «Nos quitaron el sitio para que se pusiesen sus aficionados y nos mandaron a la fila uno a mojarnos».

Pero ahora llegan nuevos tiempos. La felicidad vuelve a brillar en los rostros de la afición ante la posibilidad de un título que se le resiste al Athletic desde 1984. Después de perder cuatro finales en la última década, Juan tiene claro que este año no se fallará: «Tenemos media Copa ganada». Está muy ilusionado, aunque el camino haya sido un suplicio: «Nunca lo he pasado tan mal. No recuerdo haber sufrido tanto en San Mamés como contra el Barcelona». Ahora espera poder viajar a Sevilla, aunque dependerá de su fiel compañera Mariví: «Es mi única opción». Solo queda un escollo, Granada. Allí no podrá estar. «Mariví trabaja, así que me pondré la radio y listo». Al fin y al cabo, «el Athletic son sentimientos».

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