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Aunque oficialmente el terreno de juego de San Mamés mide 68 metros de ancho, parece mucho más grande cuando juegan Yuri Berchiche, por la izquierda, y Nico Williams, por la derecha. Como si el lateral y el delantero ampliaran las rayas que delimitan el campo ... con su velocidad y desborde. El fútbol es una pelea entre los equipos que se defienden y achican espacios y los que atacan y tratan de abrir espacios. Los que levantan muros y los que desbrozan caminos. A eso último se dedican Yuri y Nico, como comprobó el jueves el Barça en La Catedral. El verdugo habitual del Athletic en la Copa no tuvo ni piernas ni manos para tapar las vías abiertas en cada costado por los dos trenes que atropellaron a la atribulada zaga culé.
Con Yuri volando sobre raíles en la orilla zurda ante el lento Alves y con Nico Williams galopando por el zócalo derecho con una marcha más que Jordi Alba, el Athletic recuperó una de las claves de su viejo estilo: el abordaje por los dos flancos del rival. La grada volvió a disfrutar de ese momento único en que uno de sus jugadores se adueña de la banda, gana el fondo y lanza el balón al área en busca de un remate; del gol. El viejo fútbol que hacía retumbar el viejo San Mamés y que emociona igual al nuevo.
Por caminos muy distintos, Yuri y Nico han llegado a tiempo a este momento clave de la temporada. El pequeño de los Williams, de sólo 19 años, se ha hecho hueco en el primer equipo en apenas unos meses. Ya ha sido diez veces titular. Firmó un doblete en la Copa ante el Mancha Real y, cuando salió desde el banquillo, revolucionó la semifinal de la Supercopa, donde marcó el tanto que eliminó al Atlético de Madrid. El jueves pasó por encima de Jordi Alba en el cruce de Copa con el Barcelona. La secuencia de su primera internada por la derecha retrató al lateral catalán, empequeñecido ante la vitalidad, el desparpajo y el talento de Nico Williams. En el vestuario, Marcelino le dijo que había sido su mejor partido. Le quedan muchos.
El viaje de retorno de Yuri ha sido más trompicado. Todo comenzó en otra Copa, la de la pasada temporada, y con el mismo rival, el Barça. El lateral rojiblanco se lesionó en aquella final, en tan dolorosa derrota. Nadie imaginaba entonces que esas molestias en el pubis le iban a tener nueve meses alejado de las alineaciones. Primero se optó por un tratamiento conservador. El jugador renunció al resto de la Liga para iniciar en plenitud la campaña actual. Pero ni siquiera pudo estar en la pretemporada. El diagnóstico cambió y pasó por el quirófano ante el disgusto de Marcelino. El técnico dejó claro su malestar: «No me gusta que un futbolista que no haya jugado desde abril tenga que operarse en pretemporada (el 22 de julio)».
En la plantilla del Athletic no hay otro lateral con su despliegue ofensivo. Unas molestias en el talón de Aquiles añadieron retraso a la fase de recuperación. Yuri regresó el pasado 13 de enero. Jugó unos minutos en la semifinal de la Supercopa ante el Atlético. También estuvo media hora frente al Real Madrid en la final. Y ya fue titular el jueves en el partido de Copa con el Barcelona. Pese a tantos meses de inactividad, se adueñó de su coto, la banda izquierda, mientras veía cómo al otro lado del espejo Nico Williams hacía lo mismo por la derecha.
Dos viejos defensores del Barcelona de hace una década, Alves y Alba, acabaron desmontados por el paso del tiempo y por la velocidad y regate de las dos hojas de la tijera rojiblanca que formaron Yuri y Nico, capaces de ensanchar San Mamés para que por ahí el Athletic pueda seguir haciendo historia.
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