El Athletic, a un partido de Europa

Por partes. La primera de las finales es la que toda la afición lleva esperando desde la pasada temporada, esa con formato de derbi contra la Real Sociedad del 3 de abril. Ganar conllevará un enorme estallido de felicidad entre la afición y tremenda satisfacción de volver a ganar una Copa que se resiste desde 1984 y encima a costa del vecino. Pero al ser un partido correspondiente a la temporada pasada que fue aplazado un año por la pandemia, no tiene más efectos deportivos ni económicos, al disputarse encima a puerta cerrada.

Todo lo contrario de la que el Athletic jugará el día 17 en el mismo escenario de La Cartuja contra el Barça, en una reedición de la final de la Supercopa. Ahí sí que la final viene acompañada de más alicientes que los propios de tener la posibilidad de ganar dos trofeos en dos semanas de distancia y ante rivales tan señalados.

Por un lado, está esa plaza ya asegurada de los dos finalistas para la citada Supercopa, que la Federación Española tratará de que se dispute en Arabia Saudí, como estaba firmado y previsto antes de que la pandemia golpeara con dureza y obligara a jugar la última edición en un escenario de emergencia como Andalucía.

A nivel económico, el triunfo en el torneo dejó al Athletic un millón y medio de euros como premio, una cuantía que en caso de celebrarse en Arabia Saudí dejaría unos ingresos más notables, como los de hace dos temporadas, cuando Valencia y Atlético, los que menos cobraron, se embolsaron tres millones de euros.

Eso está asegurado. Pero además, la Copa contra el Barça es el camino más directo para que el Athletic vuelva la temporada que viene a Europa, teniendo en cuenta la distancia que tiene perdida en la Liga con aquellos clubes que pelean por las plazas continentales. Ganarla conllevaría el título y la presencia directa en la fase de grupos de la Europa League. Pero ojo, este año, el finalista no va a ningún sitio, aunque el campeón sea de la Champions.

A diferencia de otros años, cuando el sexto clasificado accedía a la segunda competición europea, a partir de la campaña 2021-2022 jugará en la Conference League, torneo de nueva creación destinado a cubrir las necesidades de aquellos países con coeficientes más bajos en el panorama continental. Solo hay una excepción: si el ganador copero acaba entre los seis primeros será el séptimo el que dispute este torneo de nueva creación. Y otra cosa: nadie se mete directamente en la fase de grupos. Incluso siendo sexto habría que pasar la previa del 19 y el 26 de agosto –el famoso play-off– para acomodarse en la liguilla.

Al igual que en el caso de la Supercopa, jugar la Europa League también tiene una importante incidencia en la economía de los clubes. En los cálculos rojiblancos de anteriores participaciones, se estima entre ocho y diez millones de euros, cifra a la que se llega ganando un par de encuentros y sumando algún empate de los seis que se disputan en la liguilla. Solo estar en la fase de grupos proporciona un fijo de 2,92 millones, a lo que se añaden los derechos de televisión.