La comparecencia de Aitor Elizegi ante los medios de comunicación empeoró las ya penosas sensaciones que dejó la intervención de Rafa Alkorta dos días antes. El Athletic emite todas las señales de un desgobierno que pone los pelos de punta. Después de una hora ... larga en la que el presidente alternó un cierto aire de indignación, no exenta de impertinencia, y su almibarado y vacuo discurso habitual, solo quedó claro que la Asamblea de compromisarios se celebrará el día 15 de noviembre en San Mamés y que el club presentará unas pérdidas de 20 millones de euros. Bueno, eso y que el Covid está haciendo mucho daño al Athletic y que Elizegi y su gente están trabajando en Ibaigane todos los lunes a las 7:30, probablemente el dato más concreto y más repetido por el presidente en su intervención.
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El club ya había proyectado una imagen pésima a lo largo de la tarde del lunes con las noticias que se filtraban sobre el finalmente frustrado fichaje de Llorente. El martes, la máxima autoridad deportiva confirmó el esperpento, relatando en riguroso orden cronológico los hechos que se habían sucedido la víspera, desde el momento en el que algunos jugadores se dirigieron a él planteándole la posibilidad de fichar al delantero hasta que finalmente llegó la negativa de la Junta. La confusa y contradictoria intervención del presidente ha venido a ratificar que el Athletic es ahora mismo lo más parecido al avión de la célebre 'Aterriza como puedas'.
Atendiendo a la coherencia de los dos mensajes, solo cabe deducir que al menos Alkorta fue sincero en su intervención, por mucho que dejara muy malparada su autoridad y su competencia en el club. A sus afirmaciones cabría añadir algunos detalles que se filtraron a los medios, referidos a las condiciones económicas o los flecos fiscales de la operación, que añaden verosimilitud al relato.
El ininteligible discurso de Elizegi, además de sonar impostado, acabó siendo una enmienda a la totalidad a lo que contó el director deportivo y publicó la totalidad de los medios de comunicación de Bizkaia. No hace falta ser Sherlock Holmes para deducir que uno de los dos falta a la verdad o, siendo generosos, no coinciden en su interpretación de los mismos hechos, lo que no deja de ser extremadamente grave, teniendo en cuenta el trascendente papel que les corresponde en el gobierno del club.
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Suele ser en las dificultades cuando se pone a prueba el temple y la capacidad de los dirigentes en todos los órdenes de la vida. Mientras el primer equipo ha ido cumpliendo con las expectativas, el club ha ido tirando prácticamente por inercia, como una bicicleta que sigue corriendo sin que el ciclista mueva los pedales. Pero ocurre que si dejas de pedalear, llega un momento en el que la inercia se acaba y la bici se cae. Ha sido suficiente mezclar la crisis deportiva del primer equipo con las condiciones del mercado del Athletic para producir un combinado explosivo que ha dejado la imagen del club por los suelos y una sensación de desgobierno que no vaticina nada bueno para la institución.
A los socios del Athletic, esos a los que al presidente tanto le gusta halagar el oído, les sobraban los motivos para estar enfadados con los que tienen que funcionar en el césped. Ahora tienen además buenas razones para estar muy preocupados con los que tienen que responder en los despachos.
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