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El Athletic jugó el domingo contra Osasuna su partido número 42 de la temporada. Por estas casualidades que a veces nos depara el fútbol, el ... curso pasado los rojiblancos también jugaron contra los rojillos en San Mamés su partido 42. Y también lo empataron, por cierto; en aquel caso a dos, con un gol de Asier Villalibre en el descuento. La coincidencia es llamativa, pero en realidad es más importante la diferencia que existe entre ambos encuentros. Y es que el Athletic-Osasuna de la pasada campaña se disputó el 11 de mayo y el de esta, un 30 de marzo. Hablamos de casi mes y medio de diferencia; un dato que habla bien a las claras de cómo se han concentrado y aumentado los esfuerzos de los rojiblancos con su regreso a Europa.
El derbi vasco-navarro fue decepcionante. Todos coincidimos en este juicio. Ahora bien, la decepción fue más allá del pobre juego y de la gran oportunidad perdida para mantener la distancia de seguridad con el Villarreal y ponerse a dos puntos del Atlético. En realidad, lo más inquietante del partido fue la sospecha de que el equipo de Valverde empieza a acusar seriamente el desgaste ahora que se está acercando a una frontera peligrosa que lleva seis temporadas sin traspasar. Pensemos que la media de partidos por temporada del Athletic desde la 2018-2019 es de 44. Y la mayor cifra en este período fueron los 46 del año pasado, número que los rojiblancos alcanzarán en el choque de vuelta contra el Glasgow Rangers y superarán en su visita al Bernabéu el próximo día 20.
53 puntos llevan los rojiblancos en la jornada 29, sólo tres menos que la pasada temporada
46 partidos jugó el Athletic el curso anterior. Ahora lleva 42 y podría llegar a un máximo de 56 alcanzando la final europea
Se podrá decir que partidos como el de Osasuna los hemos visto muchas veces. Este mismo año, sin ir más lejos, ante el Leganés o el Mallorca. De hecho, si la temporada pasada los de Valverde sumaron seis puntos más en sus 15 primeros partidos como locales -36 frente a 30- es porque supieron desembarazarse a base de dinamismo y goles -35 frente a los 27 actuales- de ese tipo de rivales atrincherados y de otros de mucha más enjundia.
También hay que reconocer que el Athletic se está comportando de una forma muy meritoria. Cualquiera hubiera firmado en agosto estar a estas alturas en los cuartos de final de la Europa League siendo además cuartos en la Liga con sólo tres puntos menos que la pasada campaña. Ahora bien, que las prestaciones de los de Valverde estén siendo magníficas no significa que no haya motivos para compartir la inquietud con la que anteayer salieron del campo muchos hinchas rojiblancos. Sucede que el Athletic sigue compitiendo como el equipo serio, firme y bien trabajado que es, pero se le nota atrancado en su juego. No es extraño que en sus cuatro partidos de Liga de marzo (Atlético, Mallorca, Sevilla y Osasuna) sólo haya marcado dos goles; cifra que produce un contraste chirriante con los 13 que hizo en los cuatro partidos de febrero (Betis, Girona, Espanyol y Valladolid).
Lo cierto es que no es difícil de encontrar la razón principal de este bajón en el juego. Basta con detenerse a analizar el rendimiento de los jugadores. Sólo los hombres de la retaguardia mantienen un nivel regular que se acerca mucho al que realmente pueden ofrecer. Las rotaciones han funcionado muy bien y la defensa rojiblanca mantiene su firmeza hasta el punto de ser la segunda que menos goles encaja (24), sólo superada por la del Atlético (23). Es del centro del campo hacia delante, es decir, en las posiciones en las que el Athletic es más desequilibrante, donde más se empieza a notar el desgaste.
En la medular la única buena noticia ha sido la irrupción de Jauregizar. El bermeano, que la pasada temporada sólo fue titular un partido, acumula ya 27 titularidades. Y se le empieza a notar, lógicamente. El chaval se ha convertido en imprescindible para Valverde y no sólo por su calidad sino porque sus compañeros no están rindiendo a su altura. Ruiz de Galarreta, el gran faro de la pasada temporada, no ha podido coger el ritmo desde agosto debido a una serie de lesiones, Beñat Prados está rindiendo a un nivel muy inferior al que se esperaba y Vesga cuenta cada vez menos.
Puesta la lupa en el frente de ataque hay que detenerse primero en Oihan Sancet. El navarro, del que tanto se habla y no siempre por buenas razones, estaba siendo de largo el futbolista más desequilibrante. Con 14 goles ha pulverizado su mejor registro realizador. Sin embargo, una serie de lesiones musculares -la última le ha tenido ya cinco semanas fuera del equipo- le ha impedido liderar al grupo en una fase crítica de la temporada. El caso es que el Athletic ha tenido que apañárselas sin él y habrá que ver cómo y cuándo vuelve.
Los hermanos Williams, otros dos futbolistas fundamentales, también están en la mirada de todos. Nico sigue siendo vital, pero lo cierto es que está lejos del rendimiento que se esperaba de él. Iñaki, por su parte, estuvo como un cohete hasta diciembre, pero en lo que va de 2025 su rendimiento ha bajado y su pólvora se ha mojado; algo que también se puede decir de Berenguer. Y descontando a Maroan, el último en llegar, queda Guruzeta, que no tiene nada que ver con el goleador puntual de la pasada temporada. Que este grupo de futbolistas, sobre todo las estrellas, demuestren su valía e n este momento crítico, con nueve partidos de Liga por disputar y un máximo ideal de cinco en Europa, dependerá la suerte del Athletic.
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