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Los jugadores del Athletic se esforzaron en enviar un mensaje positivo tras el 0-0 en el Ibrox Stadium. Dos de las voces más autorizadas ... del vestuario se empeñaron en ello con especial ahínco. «Marcharnos con un cabreo de aquí es una equivocación», afirmó Vivián. «Decepción ninguna. Estamos en cuartos de final de la Liga Europa», advirtió De Marcos. Fueron las suyas unas reacciones previsibles a las que, por otro lado, no había que dar mayor importancia. Que en el equipo había cierto cabreo y decepción –y todavía más entre los aficionados– era evidente tras no poder pasar del 0-0 ante un rival en inferioridad desde el minuto 12, pero los dos jugadores alaveses, sencillamente, quisieron poner en valor su trabajo ante el Rangers y empezar a sembrar la ilusión de cara al partido de vuelta.
La familia rojiblanca, por supuesto, confía en que su equipo haga bueno ese empate y certifique el jueves su pase a las semifinales de la Europa League, escalón que no alcanza desde la temporada 2011-12 en la que llegó a la final. Ahora bien, aparte de confianza, también hay una cierta inquietud que se cuela entre el optimismo dominante y que tiene que ver con los serios problemas que está teniendo el Athletic esta temporada contra los equipos que se le cierran y no le dejan espacios; algo que con toda seguridad hará el bravo Rangers en su visita a San Mamés.
Barry Ferguson sabe que su tropa no se puede permitir una lucha a campo abierto y que sus opciones pasan por mostrar una buena coraza defensiva, igualar al Athletic en intensidad y aprovechar algunas contras o jugadas a balón parado. Es decir, el técnico del Rangers sabe exactamente lo mismo que sabían los entrenadores del Logroñés, del Leganés, del Mallorca y de Osasuna, por citar a los últimos equipos que se le han atragantado al equipo de Ernesto Valverde con su cerrojos. Hay que prepararse, por tanto, «para picar mucha piedra», como también dijo el jueves Vivián, pero sobre todo hay que prepararse para picarla bien, algo que los futbolistas rojiblancos, por mucho esfuerzo y tesón que le pongan, están teniendo problemas para hacer últimamente.
Digamos que no están sabiendo manejar bien el pico ante rivales bien pertrechados y con buen oficio defensivo. Cuando le cierran bien las bandas –y esta es una consigna general de todos los que juegan contra el Athletic por la amenaza que suponen los hermanos Williams–, el Athletic acostumbra a bloquearse, y de ahí a precipitarse en la toma de decisiones, lo que tiene como consecuencia que llegue en peores condiciones al área rival, con centros y remates mucho más complicados y deficientes. Los datos a este respecto son demoledores. Ante el Valladolid en Zorrilla, el Athletic sólo dirigió a puerta 2 de sus 17 remates; ante el Logroñés, 5 de 18; ante el Leganés –¡atención!– 3 de 29; frente al Mallorca, 2 de 8, ante Osasuna un aceptable 5 de 11 y contra el Rangers, 2 de 19.
Es cierto que cuando Oihan Sancet ha brillado desde la media punta la vida se ha visto de otra manera. La defensa rival también debe apretarse más por el centro y las bandas quedan más liberadas. Pero si esto no es así –y no ha podido serlo en el último mes y medio porque el navarro, que no tiene sustituto, ha estado lesionado y ha vuelto sin la chispa que tenía–, el tema se complica mucho. Tanto que, en ocasiones, uno ve a los jugadores de Valverde estrellándose una y otra vez contra la retaguardia rival y le parece que sufrirían menos intentando descifrar la piedra Rossetta.
Por supuesto, no hace falta decir que a esta dificultad contribuye también la ineficacia de cara a puerta que están mostrando los dos delanteros centros, Guruzeta y Maroan. El dato también se las trae: el donostiarra sólo ha marcado un gol en los 19 partidos que ha disputado en 2025 y el vitoriano, uno en once. Y encima da la casualidad de que coincidieron en hacerlo ante el Valladolid, que se fue de Bilbao con siete.
El partido de este domingo contra el Rayo será otra cosa, seguramente mucho más abierta, ya que Iñigo Pérez no va por los campos levantando muros de hormigón y poniendo fosos de cocodrilos. Pero el jueves el Athletic volverá a examinarse de la asignatura que más se le está complicando. De ahí que el 0-0 del Ibrox Stadium, como reconoció Valverde, «supiera a poco». A muy poco, se podría decir. ¿Acaso hay que explicar a estas alturas la enorme diferencia que hubiera supuesto para el choque de vuelta haber regresado de Glasgow con un simple gol de ventaja? ¿O no es evidente que, en ese caso, el equipo escocés, obligado a arriesgar, no podría aplicar el plan de cerrojazo y tentetieso que con toda seguridad estará preparando Barry Ferguson para San Mamés?
El caso es que al Athletic le toca esmerarse. Dicho de otra manera: mantener su gran nivel defensivo –el mejor de Europa– y mejorar mucho su caligrafía con el balón para llegar al área rival en mejores condiciones.
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