Eduardo Berizzo trata de meter a Chile en el Mundial de 2026 Miguel Gutiérrez
Entrevista

Berizzo: «El Athletic es un lugar de pertenencia, refugio, identidad... excede el plano profesional»

Habla por primera vez desde su salida de Bilbao: «Me encantaría volver algún día para devolver todo el cariño recibido»

Robert Basic

Bilbao

Viernes, 10 de noviembre 2023, 01:05

Eduardo Berizzo (Cruz Alta, Argentina, 53 años) atiende la llamada de EL CORREO desde Santiago de Chile. Dos minutos antes de la hora acordada manda un mensaje y avisa que está listo para descolgar el teléfono y viajar al pasado. En su primera entrevista concedida ... a un medio de comunicación vasco desde que fuera despedido del Athletic en diciembre de 2018, hace ya casi cinco años, el actual seleccionador de Chile rememora su paso por Bilbao y expresa su gratitud por haber formado parte de la familia rojiblanca. En vísperas del partido entre el Athletic y el Celta, dos clubes a los que entrenó y lleva en el corazón, el argentino viaja en el tiempo y ofrece una charla deliciosa. Confiesa que le «encantaría regresar un día» para «devolver todo el cariño recibido» en la capital vizcaína.

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– Este viernes juegan en San Mamés el Athletic y el Celta. ¿A quién quiere más, a mamá o a papá?

– Es un 50-50. He estado bien en los dos sitios. No me gustaría decantarme. Tal vez tenga una conexión más fuerte con Vigo, pero no quisiera inclinarme. Para mí, el Celta, por mi época de jugador, por la de entrenador y por el tiempo que viví allí, es mi club de referencia. Pero soy un agradecido de mi etapa en Bilbao. ¡No quiero que ningún club se sobreponga a otro! Que empaten.

– Dirigió al Celta en 148 partidos y al Athletic solo en 14, pero nunca ha escondido que su paso por Bilbao, Lezama y San Mamés le ha marcado. ¿En qué sentido?

– En el de las relaciones humanas. El trato, el cariño, la educación... Recuerdo a Josu (Urrutia), a José Mari (Amorrortu), a la gente de Lezama, al cuerpo médico. Llegué después de un percance de salud y todos estaban preocupados por mí. También los jugadores. Entrenamos y somos un equipo de fútbol, pero el día a día se compone de tener relaciones personales fuertes, o mejor dicho verdaderas.

– ¿En Bilbao fueron verdaderas?

– Sí. Como en Vigo. Cuando las relaciones traspasan lo personal y en lo personal te sientes cercano, cuidado y bien tratado, se vuelven inolvidables. Aun estando poco tiempo en Bilbao, uno percibe que si bien es un medio profesional, también es muy 'amateur', muy «quiero mi club, el de mi barrio, de mi infancia». Todos los jugadores sienten que el Athletic es su casa. Es mamá, papá y el Athletic, y a veces no sé si en ese orden (risas).

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– Continúe.

– El Athletic es un lugar de pertenencia, de refugio, de identidad. Excede el plano profesional.

– En menos de un mes se cumplen cinco años desde su cese en el Athletic. ¿Cómo recuerda aquellas horas posteriores a la derrota contra el Levante?

– Fue regresar de Valencia sopesando la realidad. Solo habíamos ganado un partido. Uno percibe el ambiente de tristeza. Cuando me junté con Josu (Urrutia) para explicarme que había que tomar decisiones, lo encontré hasta lógico. Hay veces que debes reconocer que se necesita un cambio, siempre dentro de un trato frontal, transparente, honesto, sincero. Me provocó tristeza, decepción. No solo profesional, sino personal. Estoy agradecido por la posibilidad (de entrenar al Athletic). Lo digo con toda la franqueza: si pudiera regresar algún día para devolver todo ese cariño, me encantaría.

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– Ahora que lo piensa con el paso del tiempo, ¿qué falló?

– Todos los partidos tenían una explicación diferente. Nos pasaba algo. Ganábamos y nos empataban sobre la hora. Recuerdo el partido contra el Atlético en el Wanda. Otro ante el Betis en Sevilla (iban 0-2 y acabaron empatando). Son cosas que a veces suceden en el fútbol. Te juegan en contra cuando necesitas que la pelota entre y pega en el palo. Seguramente, existieron errores, pero la preocupación de hacer las cosas bien fue total. Entrenábamos muy bien, el grupo era bueno, debutaron jóvenes como Unai (Simón), Guruzeta... Recuerdo a Sancet, del que me habló José Mari (Amorrortu). Fue una renovación necesaria. Y también la relación con la gente como Raúl (García), De Marcos y Balenziaga fue muy buena. Si no salió fue porque se nos escapó de las manos. Hicimos todo lo posible, y ellos también (los futbolistas).

– Más de un jugador del Athletic confesaría después que el momento más duro de su carrera fue su despido y el de su cuerpo técnico. ¿Esto qué le dice?

– Me gratifica porque los jugadores no creen a cualquiera. Los jugadores son una especie que si percibe que el mensaje o la persona que lo emite no tiene un respaldo anímico y no hace lo que dice, no lo creen. Que me hayan creído es porque fui transparente y consecuente con lo que decía y hacía. Las relaciones humanas son importantes; tanto en la caricia como en el grito, en la exigencia. A veces, el entrenamiento ofende. Planteado con dificultad desafía al jugador. Construimos (en el Athletic) un puente verdadero de relación humana.

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El talento de Sancet

– Una vez fuera, ¿con que frecuencia ha visto los partidos del Athletic y seguido su actualidad?

– Siempre que puedo los veo, también los del Celta. Veo que Oihan (Sancet) ha llegado a la selección. Le he felicitado a distancia. Me alegro mucho por él.

– De su etapa siguen Simón, Yeray, De Marcos, Lekue, Nolaskoain, Dani García, Muniain, Iñaki Williams, Raúl García y Guruzeta. ¿Mantiene contacto con alguien?

– Sí, durante un tiempo, pero últimamente no. Me alegro de verles vigentes a todos.

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– Hizo debutar a más de uno.

– A Simón, Guruzeta... (Nolaskoain). A Oihan también.

– ¿A Sancet?

– No en un partido oficial, pero subió al primer equipo a entrenar y a jugar amistosos. Ha sido un descubrimiento de Amorrortu. Me gustan los jóvenes, darles las posibilidad de llegar al primer equipo. He sido joven y algún técnico se la tuvo que jugar por mí.

– Se acuerda mucho de Sancet. Le vio venir.

– La recomendación fue de José Mari Amorrortu. Recuerdo que fuimos a verle en un partido contra el Rayo en Madrid. Él jugaba en su categoría. Subió al primer equipo. Me alegro de su debut en la selección, de su realidad actual. Es un futbolista talentoso.

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– ¿Cómo ve a este Athletic de Ernesto Valverde?

– No lo he visto tanto como para emitir una opinión. Si tienen a Ernesto, seguramente les irá bien. Es un grandísimo entrenador y una persona extraordinaria. Me alegro mucho por él porque siempre encuentra la magia para hacerlo funcionar todo.

– ¿El Athletic es favorito esta viernes contra el Celta?

– Mirando la clasificación, sí, pero hay que tener cuidado con el Celta. Cuando me ha tocado ir como jugador y entrenador, el Celta fue un rival peligroso en San Mamés. No quiero que gane nadie, o que gane el que más lo necesita.

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– El club cumple 125 años. Cuando fuera le preguntan por el Athletic, en Chile, Argentina o Paraguay, ¿qué les dice? ¿Cómo explica lo que es?

– Es un valor referencial. Es un lugar en el que uno crece, un punto de partida para los jugadores. Es su casa. La defienden, la quieren y la cuidan como parte de su educación, de su escala de valores. Para muchos el Athletic, como para mí el Newell's Old Boys, es un lugar de pertenencia, un segundo hogar. Los jugadores llegan muy jóvenes a Lezama, abandonan su casa y se ponen en las manos del club. Y el club pasa a ser su referencia de valores. Es la continuidad de la educación, la construcción de persona y futbolista. Luego está un elemento diferenciador como el sentimiento de pertenencia. Jugar para el equipo de tu tierra, representarlo. Es algo muy fuerte.

– Antes lo apuntó, pero por concretar: ¿le gustaría volver a entrenar algún día al Athletic?

– Sí. Te queda la espina de hacerlo mejor. No solo a nivel de resultados, sino de devolver esa atención, ese trato.

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