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Garitano y los pesos pesados ya no sostienen al Athletic

El técnico rechaza hablar de si su proyecto está acabado, pero los números, con cinco derrotas en ocho partidos, y la baja forma evidente de jugadores clave colocan a la escuadra vizcaína al borde del descenso

Lunes, 9 de noviembre 2020, 11:46

«¿Qué les diría a los aficionados que creen que su proyecto en el Athletic debe acabar?». La pregunta fue directa, sin rodeos. Gaizka Garitano, sin embargo, echó balones fuera. «No tengo nada que decir a eso». El técnico de Derio, en la ... cuerda floja aunque todo apunta a que la directiva le mantendrá al menos hasta la próxima jornada (Betis, lunes 23, 21 horas), no quiso contestar, pero los números protagonizados por su escuadra (así está la clasificación) ya responden a esa cuestión. El modelo de fútbol que tan efectivo resultó para sacar al equipo rojiblanco de un sofocón tremendo, para salvarle de una temporada que parecía destinada al trágido descenso, se ha agotado: tres victorias en ocho partidos, y derrotas ante conjuntos que, en condiciones normales, estarán en la zona media-baja de la tabla, cuando no luchando por la salvación: Valladolid, Alavés, Eibar, Cádiz y Granada. Tres puntos por encima del descenso. Él tiene una idea, va a muerte con ella, pero los pilares que sustentaban esa fórmula que casi –recuerden– mete a la formación vizcaína en Europa en dos ejercicios consecutivos ya no soportan ese sistema.

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Raúl García ya no transforma en gol casi todo lo que pasa por sus botas o por su cabeza –ninguna diana en ocho encuentros–, Dani García ha perdido esa capacidad para ordenar al equipo desde atrás y convertirse en un muro y un tormento para el adversario, qué decir de un Muniain que, como un fuego de artificio, resolvió el duelo contra el Sevilla, pero en Valladolid volvió a las andadas. Unai López continúa en la búsqueda de esa continuidad que nunca llega y desespera, no entra en juego y el equipo, por tanto, se limita a los balonazos. Los cuatro acabaron en la grada el duelo contra el colista; resulta sintomático que cuando el equipo debe remontar algunos de los principales integrantes de la guardia pretoriana de Garitano estén fuera del césped. Y los que están, como un Williams que desperdició un mano a mano que hubiera puesto sobre las cuerdas a los pucelanos, tampoco es que ofrezcan motivos para creer. Al final, todo quedó en la casta de Yuri, la tenacidad de Villalibre... Y eso poca relación guarda con un proyecto o un modelo, sino más bien es un asunto de coraje. Y no siempre funciona.

  1. Gaizka Garitano

    Una idea que ya no sirve

Garitano ascendió al primer equipo para apagar el mayúsculo incendio creado por Eduardo Berizzo, en el que los jugadores del Athletic dejaron de creer muy pronto. El equipo era un coladero, y el preparador de Derio cosió la defensa. La formación vizcaína comenzó a crecer, escaló en la clasificación y se quedó a las puertas de Europa. Tampoco era un fútbol maravilloso, pero sí efectivo. Y continuó con el mismo modelo el técnico en su siguiente temporada. ¿Qué ocurrió? Un buen comienzo, con aquella diana de Aduriz contra el Barcelona, una magnífica racha... Pero el equipo se desmembró en cuanto compaginó la Liga con la Copa del Rey. El entrenador 'pasó' de las rotaciones, el Athletic se descompuso y acumuló diez partidos sin ganar en la Liga, solo cinco puntos de 30. Estos datos, que hubieran supuesto la destitución en la mayoría de conjuntos, fueron eclipsados por la trayectoria en el torneo del ko; de aquella manera, con prórrogas, dos tandas de penaltis y un increíble sufrimiento, pero la formación bilbaína se plantó en la final. Aquel penalti de Vesga en Elche, aquel disparo lejano de Yuri en Tenerife, la arrancada del lateral izquierdo en Granada, el toque mágico entre Williams, Ibai y Busquets frente al Barcelona. Todo eso permitió que la junta directiva de Aitor Elizegi, que tampoco se ha manifestado sobre la preocupante trayectoria del equipo este curso, ofreciese a Garitano la renovación por un año, en pleno confinamiento, y la esperanza de entrar en la Europa League vía Liga. Muchos torcieron el gesto: el patrón del preparador daba signos de agotamiento, de no dar para más, solo para resistir y nunca para alcanzar metas mayores, también sin la presencia de un futbolista referente arriba, por mucho que Raúl salvara los muebles. Y volvió el fútbol, el Athletic dio motivos, durante algunas jornadas, para ilusionarse con entrar en el Viejo Continente... Sin embargo, se derrumbó en los últimos partidos. La continua apuesta por los mismos jugadores, sin apenas cambios –más allá de la revolución en el Camp Nou–, extenuó a la plantilla, que se plantó desfondada en el desenlace. La historia ya la sabes, adiós a Europa con una derrota ante el Leganés, en cuadro y que se jugaba la vida. Con la nueva temporada, las expectativas eran altas. Pero el verano ya comenzó torcido, con los seis casos de coronavirus, las lesiones... La pretemporada no fue la adecuada, el curso nació tocado y los pesos pesados, con menos descanso del adecuado, tampoco es que estén a tono. Y Garitano mantiene su plan, empecinado, resaltando aspectos como que su equipo tiene la pelota, realiza más disparos que el rival... Pero los resultados le dan la espalda. Solo Morcillo, un recién llegado, ofrece argumentos para la esperanza. Y Villalibre, el poco tiempo que le dan. Se echa de menos una apuesta por los jóvenes para que tapen los agujeros que dejan los 'mayores' ¿El resultado? Ocho partidos, tres victorias, y cinco derrotas, una formación víctima de sus errores, que se descose con facilidad, y que se queda sin imaginación casi desde que sale del vestuario.

  1. Iker Muniain e Iñaki Williams

    Las franquicias que no resuelven

Son los dos jugadores franquicia del Athletic. Por caché, por peso específico en la plantilla, y porque ambos, en teoría, reúnen las condiciones para echarse el equipo a la espalda. De hecho, Rafa Alkorta, director deportivo, les señaló este verano como los faros del vestuario. ¿Se cumple? Ni mucho menos. Al menos, sobre el césped. Vale, el capitán salió al campo contra el Sevilla y remontó el partido. Verdad. Pero, ¿qué ocurrió tras el confinamiento? Sí, jugó bien contra el Atlético, también contra el Eibar... Y desapareció. Nada más. Igual que esta temporada; una diana. Williams, parecido. Había marcado su último tanto el 8 de marzo, en Valladolid, y no volvió a ver puerta hasta el 18 de octubre contra el Levante, en una ocasión que a punto estuvo de fallar. Casi nada.

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Anotó este domingo, de penalti, pero erró un mano a mano que hubiera metido presión al colista. Ninguno es ese futbolista determinante que el equipo precisa desde la marcha de Aduriz, Muniain se pierde por la derecha, tampoco está cómodo por la izquierda. Y Williams, cuya principal arma es la velocidad, todavía está pagando las consecuencias de la Covid-19. Parecía haber entendido los múltiples mensajes de Garitano, dio esperanza contra el Levante, pero la historia se repite. El fallo en Valladolid es uno más. Dice Garitano que lo importante es que tenga ocasiones, pero tampoco es que sume demasiadas, las cosas como son.

  1. Raúl García

    Ningún gol en ocho partidos

El batallador navarro terminó la temporada pasada con quince dianas, la mejor de su carrera, y tapó la ausencia de Aritz Aduriz y también la escasa aportación –diez dianas entre ambos, una de las peores parejas de la Liga– de Muniain y Williams. Pero esta campaña, quizá por el escaso descanso –solo tres semanas–, tal vez porque acumule un campaña más –ya son 16 años en la élite, todavía no ha marcado. Sufre su peor inicio de ejercicio de su carrera, y el Athletic le echa de menos. Mucho. Porque tampoco es que haya aparecido otro futbolista que palíe el déficit de goles del pamplonés. La falta de centros precisos –el equipo es un desastre en este aspecto como reconoció este domingo Garitano, hace muchos, el que más del torneo de la regularidad, pero pocos llegan en condiciones ya que es el segundo que más falla–, la vigilancia a la que le someten los rivales, y su colocación como 'nueve', donde no acaba de sentirse a gusto, limitan su efectividad. ¿Por qué no apostar por Sancet?

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  1. El centro del campo

    Nada de creación

Dani García fue el futbolista con más minutos de la temporada pasada, intocable hasta la jornada 34 –fue la primera vez que Garitano le sustituyó–, y ya ha sido cambiado en cuatro ocasiones, el 50% de los partidos, y siempre cuando al equipo le toca remontar. No es el seguro de vida que barría todo lo que se acercaba al área del Athletic. Es cierto, al equipo le tiran poco, pero le meten demasiado. Por ahí, el centro del campo no carbura, tampoco en la creación. Es desesperante, y lo demuestra el dato de que es el bilbaíno el cuarto equipo que más emplea los balones en largo. Unai López aparece y desaparece, mira muchas veces la pelota pasar por encima de su cabeza, y tampoco es que ande muy fino con el balón parado. El Athletic no imagina, no produce, y las luces, si las hay, se quedan en la pizarra del vestuario. Extraña, por ejemplo, que no acuda a Vencedor para tratar de cambiar las cosas. Y sí, colocó a Zarraga contra el Sevilla, quizá en el partido más complejo para un recién llegado.

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