Manuel Belamendia, a punto de cumplir los 90 años, ondea con brío la bandera del Athletic. Acaban de ganar 1-0 en su particular previa de la final de la Copa, un partido que se disputó ayer a la mañana en la residencia Kirikiño, en ... Santutxu. No imaginen una pachanga improvisada entre prisas. Había camisetas rojiblancas y blaugranas creadas para la ocasión con plásticos que los propios residentes han pintado en los últimos días. Había porterías de sillas y cuerda engalanadas con los colores de cada uno de los finalistas. Había banderas, bufandas e ilusión, que seguramente es el único ingrediente imprescindible en una final. Las personas dependientes, muchos de ellos sentados en sus sillas de ruedas o empujando sus andadores, emularon a un equipo al que muchos siguen con pasión hace casi un siglo.
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Belamendia busca unas palabras que se muestran esquivas y emprende un viaje al pasado en un par de frases. «Yo iba a San Mamés de joven y llevaba una banqueta de madera que había hecho yo mismo. Allí me subía para ver mejor». Su partido favorito de todo el año era el Athletic-Barcelona y, siempre que podía, se hacía con una entrada. Así que este año la Copa del Rey se lo ha puesto en bandeja. «Les temo a los del Barça. Son muy buenos». Mantiene también el recuerdo imborrable de la gabarra: «Bajé al Casco Viejo, por La Ribera, y estaba lleno de banderas. Lleno de gente todo. No te puedes imaginar». Pero no está seguro de si verá la final. «Aquí se cena pronto y nos acostamos, pero como es a las nueve y media...». Le gustaría que los chavales vean también a un Athletic campeón. En pocas semanas, cumplirá 90 años. «¡90 años! Yo ni me lo creo. 90 años, cómo puede ser», se sorprende entre bromas.
Cerca de allí hay otra jugadora veterana, Begoña Rey, que nos advierte de que «soy familiar de De Marcos. A sus padres les conozco mucho y sus abuelos eran primos de mis padres. Es que en La Guardia casi todos somos familia». La mujer, de 76 años, lleva «cuatro meses» en Kirikiño porque «no podía andar y me dijeron que no podía estar sola en casa, y como no tengo hijos». «Me ha gustado hacer la gabarra azul, que la hemos hecho entre todos. Y el partido este me ha gustado también». «No he sido futbolera, pero esta vez hay que ver la final», añade.
Con su pañuelo rojiblanco al cuello, Carmen Zubeldia apunta que «conocí a Zarra, que tenía una tienda de deportes en Rodríguez Arias». A sus 89 años, recuerda bien que «yo he ido con mi marido a alguna de las finales que se jugaron en Madrid». Fue de las que eligió el Casco Viejo para ver pasar la gabarra.
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Una de las trabajadoras de Kirikiño explica que «todos son del Athletic y algunos han sido muy aficionados. El otro día les pusimos un vídeo de cuando salió la gabarra y algunos se emocionaban mucho. Uno nos contaba que bajó con su hija, a 'cuchus', al Ayuntamiento».
En estos asuntos del pasado, los mayores se manejan con soltura y alguno de ellos es incluso capaz de recitar de corrido alguna de las alineaciones de los campeones de los años 80. Para ellos, aquel es su mundo. Gaizka Euba es el responsable social de la residencia. «Solemos hacer un trabajo de reminiscencia, de recordar. A veces es complicado buscar la motivación, pero con el Athletic está hecho. Las familias nos han mandado fotos suyas de aquellos años. Había imágenes de los años 50. Para todos son recuerdos alegres». Ojalá esta noche tengamos más.
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