El Athletic no encuentra a sus líderes para jugar las 'finales'

Desde hace un mes, cuando el Athletic se pegó un tiro en el pie con aquel penalti en contra y derrota frente al Sevilla, los vizcaínos no terminan de levantar la cabeza. Tampoco han encontrado a sus líderes para jugar estas 'finales' envueltas en la promesa continental, con la única excepción de Iñaki Williams. El delantero, que lleva diez goles en la Liga y dos de ellos han llegado en este período, ha aportado cantidades industriales de trabajo, algo de acierto, asistencias y ha fijado la atención de las defensas rivales. Ha fallado y se ha equivocado, pero no ha dejado de ofrecerse, de asumir responsabilidades -penalti contra el Mallorca en el descuento- y de buscar petróleo en tierra yerma. Con un poco más de colaboración de sus compañeros de ataque, gente de la que se espera mucho, el equipo podía haber sacado más provecho a estos últimos seis duelos.

Ante Sevilla, Mallorca, Betis, Villarreal, Celta y Osasuna, el Athletic ha sacado cuatro puntos y anotado otros tantos goles, dos de ellos de penalti. En cambio, ha encajado 11, casi dos por duelo. La ausencia sobre todo de Iñigo, y también la de un Yeray que intentó ayudar a pesar de su pubalgia, ha abierto grietas en la defensa bilbaína. De hecho, los hombres de Valverde solo han ganado uno de sus últimos nueve partidos sin el central de Ondarroa. Y han acusado el bajo estado de forma de varios de sus referentes ahí arriba, incapaces de aproximarse a su versión más solvente y determinante en las situaciones delicadas.

Uno de los máximos exponentes de este apagón en el cuadro de luces ofensivo es Nico Williams, una de las piezas clave en el engranaje rojiblanco. Rápido, descarado, valiente en el uno contra uno y desequilibrante con el balón en los pies, el extremo ha perdido gas en el último mes. Ha ido claramente de más a menos en la temporada, en la que lleva seis goles -solo ha marcado dos desde febrero- y ninguno en los últimos seis choques. Es más, en estos encuentros ha sido cambiado cinco veces y en uno salió del banquillo. Ante Celta y Osasuna, Txingurri le sustituyó en los minutos 59 y 57, respectivamente, el primero en ser desactivado. Eso sí, solo tiene 20 años y eso explica su irregularidad.

Tampoco Sancet, una de las grandes figuras del presente y del futuro del Athletic -la mejor muestra de confianza depositada en el navarro de 23 años es su renovación hasta 2032-, ha rayado a un buen nivel en el último mes. Segundo máximo goleador del equipo con nueve dianas, su mejor registro en la Liga, está sin chispa en esta recta final del campeonato. Solo ha hecho un tanto en más de tres meses, frente al 'submarino' de penalti, y eso que ha disfrutado de todos los minutos ante Sevilla, Betis, Villarreal y Celta. Frente Osasuna empezó en el banquillo porque estaba griposo y cuando salió no logró enriquecer el fútbol del equipo.

En cuanto a Muniain, el capitán no atraviesa por un buen año. Lleva sin marcar en la Liga desde abril de 2022 y está a punto de cerrar su segunda temporada con menos minutos desde la de su debut en 2009. Solo entonces jugó menos. Ha participado en tres de los últimos seis encuentros y tampoco los ha disputado enteros. Por su parte, Berenguer empezó como un tiro, con tres dianas en las cinco primeras jornadas, y luego se apagó. Volvió a marcar el otro día ante el Celta, más de ocho meses después, pero al igual que el resto de sus compañeros de ataque no termina de afilar su fútbol justo cuando el Athletic lucha por Europa.

Quedan dos jornadas, Elche y Real Madrid, para que el equipo se levante y recorra el camino que lleva a la Conference League. Para ello necesita creer, despejar las dudas, jugar al fútbol y encontrar a sus líderes. Europa lo exige.