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Lezama vivió este domingo uno de los entrenamientos más familiares de los últimos tiempos. «Hay que aprovechar estos días para traerles», concedió Iker, que estaba acompañado de su hijo. Cerca de 400 aficionados acudieron a la primera sesión después del descanso navideño para ver a ... los futbolistas del Athletic. Las caras de ilusión de muchos de los más pequeños cuando a eso de las doce, puntuales, aparecieron los profesionales rojiblancos se asemejaron a cuando abrieron sus regalos de Olentzero hace menos de una semana, o las que mostrarán el próximo domingo cuando se ilusionen en la cabalgata de Reyes Magos.
Había ganas de ver al Athletic de Gaizka Garitano. Lo demostraron los 400 seguidores, entre los que estaban el presidente Aitor Elizegi y Rafa Alkorta, director deportivo, que se presentaron en la factoría vizcaína para seguir la primera sesión postvacacional, los primeros sudores para quemar los turrones.
Tampoco han tenido excesivo tiempo de asueto los profesionales, es cierto. Más de uno ha aprovechado para viajar, pero también para ejercitarse por su cuenta, como Iñigo Martínez e Ibai. La cita era a las 12, pero mucho antes ya había gente en las instalaciones de Lezama. «Hemos venido con tiempo por si acaso luego se producían aglomeraciones», reveló Iñaki, con sus hijas, que tenían ganas de seguir de cerca a varios futbolistas. «Mira Aduriz, mira Raúl García», deslizaban cuando los jugadores saltaban al campo. Y lo primero que hacen todos los profesionales es recibir un abrazo de Garitano, el técnico que mantiene a los vizcaínos en séptima posición.
El sudor brotó con un pequeño circuito físico. Con la afición detrás. Porque debido a las obras del edificio que servirá de alojamiento al primer equipo ha desaparecido la grada del campo uno. Por eso, la gente se situó en el pasillo que separa el espacio habitual de la formación de Garitano y el campo tres. Después de este ejercicio, toques de balón, rondos y partidillos. Y se terminó con carrera continua de diez minutos. Ahí, se decretó el final. No sin antes oír gritos de ánimo a algunos futbolistas: «Aupa Beñat», «Balen, Balen...». Mientras que varios jugadores preguntaban a sus compañeros qué tal las vacaciones: «¿Hacía mucho frío?», le cuestionó Dani García a Capa sobre Nueva York. Lo que no hizo este domingo en Lezama. El sol pegaba fuerte y se agradeció. Y también durante la espera a los futbolistas. Porque después de la sesión se produjo el momento más esperado: las firmas y las fotografías con sus ídolos. Tras un breve paso por el gimnasio, los primeros en aparecer fueron Gaizka Larrazabal y Raúl García, ambos preparados con su rotulador. Les siguieron Beñat y Córdoba. «Mira, es Córdoba, corre a saludarle», le decía un chico a su hermano. Estuvo con su futbolista. Como el resto. Otro regalo de Navidad para muchos niños y niñas vizcaínos.
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