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El Athletic ha blindado a Yeray Álvarez, un central con gran futuro, de 24 años, y que ha estado en más de una ocasión en el grupo de candidatos a integrar una convocatoria de la selección absoluta. El defensa vizcaíno ha estirado ... su relación con el conjunto vizcaíno hasta 2026 y pasará a tener una cláusula de 70 millones de euros, cuarenta más que la que recogía su anterior contrato, que se extinguía dentro de tres años. Con este operación, Ibaigane ata a uno de los pilares de su once titular, el acompañante habitual de Iñigo Martínez, y remata una de las operaciones pendientes en los últimos tiempos; las otras son la prolongación del contrato de Raúl García, que está encarrilada, y la renovación y mejores de las condiciones del pacto con Unai Núñez, con 30 millones de cláusula.
Contundente en defensa, el nombre de Yeray ha salido en más de una ocasión en las agendas de equipos punteros de Europa. Sin embargo, él ha preferido quedarse en casa, madurar en un club que le trató como un hijo cuando sufrió el tumor en el testículo derecho y cuando se produjo la terrible recaída en junio de 2017. Fue duro, sufrió, pero él nunca perdió la sonrisa, ni siquiera cuando tenía que acudir al IMQ de Zorrozaurre a estas tortuosas sesiones de quimioterapia. «Llegaba todas las mañanas a la nueve y algo. Era el primero. El tratamiento era largo y duro. todos los días llegaba con una sonrisa. Había días que llegaba más cansado, otros días menos, pero incluso cuando perdí el pelo, aunque no tuviera ganas, siemre sacaba una sonrisa», confesó a EL CORREO hace poco menos de un año en la concentración holandesa.
Esa manera de encarar aquella enfermedad, luchador, arropado por su familia, su chica, sus compañeros, los directivos del club, del mundo rojiblanco, sirvió de ejemplo para muchos, como un símbolo de lucha, de coraje, aunque él se quita importancia. «Ejemplo son todas las personas que superan esta enfermedade y más las que no lo consiguen e intentan hacerlo por todos los medios. Soy un personaje público y mucha gente se ve reflejada: 'mira Yeray, cómo lo ha superado' o 'mira Yeray, qué bien lo llevaba'». Nunca evitó un gesto de apoyo, una charla, una campaña contra el cáncer.
Y regresó al césped. Cuajó una notable temporada, la pasada, con Iñigo Martínez en el centro de la defensa. Fue uno de los hombres más destacados de la tropa vizcaína y aportó seguridad atrás. Ahora renueve hasta 2026, en el contrato más largo que hay en la actualidad en la plantilla rojiblanca: Williams termina en 2025 y Muniain en 2024, igual que Peru Nolaskoain.
Cumplirá casi dos décadas en la factoría rojiblanca, en ese lugar que ha crecido, ha madurado, se ha hecho mayor y se ha endurecido. En el que se ha convertido en un destacado central, al que no le importa el oponente que esté enfrente. Todo carácter y pundonor, entró en Lezama en 2008. «Me abrió sus puertas –cuenta en el vídeo. Tenía doce año y todo era nuevo para mí. El camino junto al Athletic me ha hecho el jugador que soy, subiendo peldaños desde el infantil hasta llegar al primer equipo».
Aterrizó con Ernesto Valverde en el banquillo. Debutó en el desastre de Saussolo, en septiembre de 2016, en una derrota por 3-0 que escoció. Repitió en el duelo de la Liga, el fin de semana siguiente, contra el Valencia. Terminó ese curso con 26 encuentros en la Liga, uno en Copa y ocho en la Europa League. Uno de los artífices del ascenso a Segunda del Bilbao Athletic, se hacía mayor. No solo en el campo. También en la vida. En Navidad, la palabra maldita. El tumor. Entonces, todo fue rápido. El 23 de diciembre se conoció, poco después se le intervino, el 5 de enero celebraba la victoria del Athletic contra el Barcelona en la ida Copa del Rey desde el palco de jugadores, el mejor regalo... En febrero regresó. Y, concentrado con La Rojita para afrontar el Europeo Sub'21, una llamada de teléfono a las 7.30 horas reavivó la pesadilla. Regresó a Bilbao, le esperaban sus padres. Empezó con el tratamiento, sus compañeros protagonizaron el inolvidable gesto de raparse la cabeza, solidaridad de una cuadrilla, y el 4 de febrero de 2018 volvió al césped. A jugar, a sentirse futbolista.
Por fin, la pasada temporada la jugó completa. «He vivido momentos muy buenos. San mamés, mis compañeros, nuestra afición. Son increíbles. Lo más importante de cualquier viaje es con quien lo haces, y mi aventura desde niño es con la camiseta del Athletic y por muchos años más». Hasta 2026, al menos. Tendrá 31 años.
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