'El Búfalo' cabecea a la red el segundo tanto que cerraba la eliminatoria. Manu Cecilio

Athletic 2-0 Alavés

Villalibre vuelve a aparecer con puntualidad

Sorteo, el viernes ·

El delantero de Gernika logra un nuevo doblete en la Copa y tumba a su exequipo, un flojo Alavés que sólo apretó un poco al comienzo de la segunda parte

Martes, 16 de enero 2024

El fútbol es caprichoso y le gustan más los guiones con golpes de efecto que a Hitchcock. Este martes quiso que Asier Villalibre, héroe alavesista, se convirtiera en el verdugo de su exequipo y en el gran protagonista de un partido que el Athletic se ... llevó sin mayores problemas, con sólo unos minutos de apuro en el arranque de la segunda parte, cuando el Alavés estuvo a punto de empatar. Lo impidieron tanto Agirrezabala con dos buenas intervenciones como Samu y Giuliano con dos malos remates. Sin embargo, el 0-2 del delantero de Gernika cabeceando solo cerca del área pequeña un buen pase de De Marcos llegó poco después, y ahí se acabó la historia.

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El caso es que los rojiblancos ya están en cuartos de final de la Copa y su buena racha aumenta. Ya son catorce partidos consecutivos sin conocer la derrota, con un saldo de once victorias y tres empates. Ante un Alavés sin la motivación necesaria, la tropa de Valverde volvió a demostrar que encuentra soluciones para todo tipo de duelos, los buenos, los regulares y los malos, los rectos y los torcidos, los cerrados y los abiertos. Marcarle un gol es muy complicado y arriba, aunque sólo sea por inercia, por determinación, por la insistencia que le provoca su ambición, siempre aparece alguien.

Contra la Real fue Berenguer y contra el Alavés fue Villalibre, que juega muy poco pero que con su doblete de octavos –el tercero en la Copa– empieza a tener un ratio minutos/gol como para tenerlo muy en cuenta: uno cada 61 minutos. Porque el Búfalo es como es y preferiría ser emplumado y subido a un burro antes de sacar pecho, pero otro en su lugar ya iría por ahí repitiendo aquella popular frase del anuncio de Colón: «busque, compare y, si encuentra algo mejor, cómprelo».

Athletic

Julen; De Marcos, Vivian, Paredes, Lekue (Yuri, m.70); Herrera, Beñat (Jauregizar, m.87); Berenguer (Nico, m.70), Sancet (Unai, m.78), Muniain (Adu Ares, m.78); y Villalibre.

2

-

0

Alavés

Sivera; Sola, Tenaglia (Marín, m.77), Duarte (Maras, m.76), Parada (León, m.87); Blanco (Diallo, m.66), Benavídez, Hagi; Alkain, Simeone (Guridi, m.66) y Omorodion.

  • Goles: 1-0, m.27: Villalibre. 2-0, m.59: Villalibre.

  • Árbitro: Soto Grado

  • Incidencias: 45.233 espectadores en San Mamés

El Athletic presentó una alineación con ausencias muy importantes. Hasta cinco jugadores claves como como Unai Simón, Galarreta, Vesga, los dos hermanos Williomas y Guruzeta faltaron a la cita. Parecía un once más propio de los partidos de Copa contra equipos de categorías inferiores que de uno contra un Primera como el Alavés, por mucho que los babazorros también se presentaran en San Mamés con un gran número de jugadores que no son titulares.

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Juego

Los rojiblancos debieron sentenciar en la primera parte y no hacerlo les costó dos buenos sustos

¿Había arriesgado Valverde más de la cuenta? El partido comenzó con este pequeño interrogante, que inquietó a más de uno cuando, en el minuto 5, Agirrezabala tuvo que emplearse a fondo para evitar el 0-1 en un derechazo de Hagi. Sin embargo, la duda no tardó nada en disolverse. El Alavés había venido a Bilbao por imperativo legal, pero su partido, como ya había advertido Luis García Plaza, no era el de ayer contra el Athletic sino el del viernes contra el Cádiz.

Protagonista

Agirrezabal hizo un partido magnífico y salvó las tres ocasiones que hizo el equipo vitoriano

De manera que, tres días después de la tensión y la intensidad del derbi contra la Real, con las gradas de La Catedral agitadas como en sus mejores tiempos, se empezó a vivir un derbi soso, sin chicha ni limoná, con la misma emoción que ir a una ventanilla oficial a compulsar una fotocopia. Durante 28 minutos, el juego no pudo ser más plomizo. Todo el dominio correspondía al Athletic, al que su rival, que se limitaba a intentar pasar el tiempo ordenadito en torno a un 4-4-2 muy académico, le cedía por completo la iniciativa.

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Malos pases

Los rojiblancos, sin embargo, no estaban acertados. A su juego le faltaban las burbujas habituales. La máquina chirriaba y las imprecisiones se sucedían, sobre todo en los pases en profundidad. Por momentos, dio la impresión de que esos balones, se supone que por la fuerza de los automatismos adquiridos, buscaban sin querer a los Williams, que no estaban. Las imprecisiones alcanzaron también a los remates. Fallaron Muniain en el minuto 14, Herrera en el 24, Sancet cabeceó flojo en el 25... Y entonces llegó Villalibre y mandó parar. Su gol con un duro zurdazo que Sivera no acertó a atajar cambió el partido. El Athletic recuperó la chispa, sobre todo Sancet, que empezó a provocar incendios por el frente de ataque, bien secundado por Berenguer en las labores de agitación y desmontaje de la retaguardia alavesa, que no brilla precisamente por su solidez.

El exjugador del Torino, a pase del internacional rojiblanco, tuvo el 2-0 en sus botas en el minuto 37. Fue una ocasión clarísima, pero disparó al muñeco, a los brazos de un Sivera que ya se veía batido de nuevo. A esa jugada siguió otra oportunidad clara de Sancet. Su disparo se le fue al balcón de un quinto piso. Una pena. Como lo fue el remate al palo largo que se le escapó a Muniain ya en el minuto 43. Valverde torcía el gesto en el área técnica con las ocasiones desperdiciadas. Natural. Era un partido para dejarlo sentenciado y luego jugar la segunda parte a beneficio de inventario, sin ganas de abrir heridas, más bien con ganas de hacer amigos. Y, desde luego, sin pasar apuros como los que su equipo pasó en la reanudación. El Glorioso tiró de orgullo y el Athletic salió un poco empanado. El resultado fueron las dos clamorosas ocasiones de Samu y Giuliano antes citada y unos pocos minutos de desconcierto que Villalibre, puntual de nuevo, se encargó de corregir de la mejor manera posible: con un segundo gol definitivo que, como el primero, no celebró.

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