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Podríamos decir que Athletic y cantera son sinónimos. El club rojiblanco es el epítome del fútbol de base, el modelo que muchos han querido seguir con mayor o menor fortuna, pero que nadie ha igualado porque, sencillamente, nadie se ha atrevido a fiar toda su potencia competitiva a su capacidad de generar jugadores. Es cierto que también el Athletic ficha cuando puede dentro de los estrictos márgenes que se ha autoimpuesto, pero la aportación de la cantera a su primer equipo ha sido, es y seguirá siendo su auténtico hecho diferencial.
Aunque la limitación que ha hecho legendario a este club proviene del debate que se abrió en el Campeonato de 1911, lo cierto es que la apuesta del Athletic por la cantera se remonta prácticamente a los tiempos de su fundación.
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La organización de aquel fútbol primitivo no tenía nada que ver con lo que conocemos. Por explicarlo de manera resumida diremos que entonces se reunían unos amigos que aportaban dinero 'a escote' para comprar un balón y, si era necesario, alquilar una campa. No había distinción entre socios y jugadores, sencillamente porque eran los mismos. La diferencia tardaría unos años en llegar. Claro que siendo los equipos de once jugadores, si había más socios era necesario ir organizando equipos para que pudieran jugar todos. La selección natural ponía a los más habilidosos en el primer equipo y, a continuación se armaban los demás, llamados entonces reservas, que se iban completando de acuerdo a las habilidades de sus componentes.
Los socios fundadores del Athletic Club fueron 33, pero ya en 1903, apenas cinco años después de las primeras patadas al pelotón, el club ya contaba con 240 asociados, «cuatro bandos completos y muchos jugadores de reserva», según las crónicas de la época.
Pero aquellos pioneros no se conformaban. Querían ampliar la base y ese mismo año, 1903, crearon el primer torneo de infantiles del que se tiene noticia: la Copa Athletic. El número 3 de la revista Bilbao Deportivo, publicado el 10 de marzo de ese año, daba cuenta de la noticia: «Con gran entusiasmo ha sido acogida la idea del Athletic Club al regalar una Copa de plata que sirva como premio en el concurso de Club infantiles que hoy comenzará en Lamiaco».
Como no podía ser de otra forma, esa Copa de plata fue adquirida en Inglaterra, concretamente en «la casa de Mr. Mappin en Londres». Quedaría en propiedad del club que ganara en tres años sucesivos.
El redactor de la noticia felicitaba por la idea al presidente del Athletic, don Amado Arana, y a «sus dignos compañeros de Junta», y extraía sus propias conclusiones: «Todos sabemos que de esos clubs han de salir dentro de unos años los jugadores que por su habilidad y conocimiento del fútbol han de ser dignos sustitutos de los que hoy son Campeones de España».
El reglamento por el que se regía esa Copa Athletic era «el aprobado últimamente por las Asociaciones de Clubs de Foot Ball de Inglaterra» y estaba abierto «a todas las sociedades y colegios de Vizcaya que practiquen Foot Ball Asotiation y cuyos jugadores no hayan cumplido 17 años, previa presentación de una lista del once que compone cada equipo y suplentes, cuyo número es ilimitado. Esta lista debe estar firmada por el capitán».
Las sociedades y colegios participantes debían estar domiciliados en Bizkaia como «circunstancia indispensable» y los partidos se jugarían «con cualquier tiempo», en el formato de eliminatorias con prórroga de quince minutos en caso de empate y el 'referee' sería un miembro del primer equipo del Athletic.
A este primer articulado se le añadiría posteriormente otro requisito: «Los equipos presentarán un pelotón en buen uso jugándose una mitad del partido con uno y la otra mitad con el otro, entendiéndose que de inutilizarse alguno será reemplazado por el que quede. Por otro lado se recuerda a los teams, que para evitar confusiones, procuren poner distintivos llamativos en sus camisetas».
Es inevitable establecer el paralelismo entre este primer campeonato de escolares y grupos de amigos y los que, con idéntico espíritu, organizó el Athletic en cuanto inauguró Lezama, casi setenta años después.
La Copa Athletic se disputó durante diez años, hasta 1913, y fue tal el éxito que se tuvieron que habilitar tres campos en Lamiako y se llegó a cobrar entrada para asistir a los partidos. Sin embargo, el club tuvo que cambiar de premio. El Euzkoindarra ganó tres campeonatos consecutivos llevándose en propiedad aquella Copa de plata comprada en Londres, así que el Athletic la sustituyó en adelante por «once artísticas medallas». Aprovechó, además, para añadir algún artículo al reglamento, como el que prohibía «terminantemente jugar con botas que tengan clavos en lugar de tacos».
De aquellos campeonatos surgieron jugadores como Rafael Moreno, 'Pichichi', que participó con el equipo Victoria del colegio de los Escolapios, Seve Zuazo y Germán Echevarría, 'Maneras'.
Durante sus tres últimos años de existencia, la Copa Athletic convivió con la Copa Cortina, donada por el directivo del club Jesús Cortina, una competición reservada para equipos juveniles formados exclusivamente por socios y familiares de socios del club. Estos equipos compondrían la base de fútbol infantil de un club que para 1910 ya disponía de un primer equipo que había ganado cuatro Campeonatos de España y contaba con cinco equipos reservas.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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