Un año de la marcha de Iñigo Martínez del Athletic: una apuesta fallida que le deja sin Eurocopa

Iñigo Martínez ha realizado una apuesta fallida en su carrera. Le ocurrió también en enero de 2018, cuando firmó su contrato con el Athletic. «Vengo a un grandísimo club, el objetivo es estar siempre arriba, aquí no vale quedar en la mitad de tabla, ser ambicioso y estar lo más arriba posible», lanzó en su primera comparecencia como rojiblanco. Los resultados, sin embargo, no acompañaron. Ni mucho menos. El cuadro vizcaíno, entonces entrenado por José Ángel Ziganda, encadenó varias campañas sin jugar en Europa, sin quedar entre los mejores de la Liga. Es verdad que disputó un par de finales de Copa, pero en ninguna logró el título.

Es más, su antiguo equipo, la Real Sociedad, resultó el verdugo de los rojiblancos en el último partido del torneo del k.o. en la edición 2019-20. Además, la plantilla de Imanol Alguacin disfrutó de una etapa de éxito, con clasificaciones para la Europa League y también para la Liga de Campeones. En lo personal, no obstante, el defensa se convirtió en uno de los habituales convocados por Luis Enrique para España.

Sin embargo, se quedó fuera de la Eurocopa aplazada por la pandemia. Él mismo renunció. «Estas líneas son muy duras de escribir para mí. Lo cierto es que desde hace un tiempo no me encuentro al 100% ni física ni mentalmente para competir al nivel de exigencia máxima que requieren las camisetas del Athletic Club y de la selección española. Tras meditarlo profundamente junto a mi entorno, he llegado a la conclusión de que por honestidad con esas camisetas y conmigo mismo, debo parar, dar un paso al lado para desconectar, recargar las pilas y recuperar prontamente la fortaleza que siempre me ha acompañado», afirmó en un comunicado. Borrado de la Eurocopa que se disputó por todo el Viejo Continente, Iñigo tampoco viajó a Qatar para el Mundial un año y medio después: el asturiano eligió a Laporte y Pau Torres.

Esa baja del Mundial coincidió con una lesión que le apartó largo tiempo: solo jugó quince partidos de la Liga -se ausentó entre noviembre y marzo, y desde la jornada 30 hasta el final- por una fascitis plantar que le atormentó. De hecho, nada más acabar la temporada pasada, se sometió a una intervención en Barcelona para atajar esas molestias que le impedían vestirse de corto. Por eso, no debutó hasta la cuarta jornada en la Liga, y le costó una pizca entrar en el equipo. En total, ha disputado 25 encuentros, algo más de 1.600 minutos -en comparación Vivian acumula 3.493 y Paredes 3.306- y se ha quedado sin acceder a la Eurocopa. De momento, le ha superado el defensa vitoriano del Athletic y también Pau Cubarsí, un central de 17 años que se ha convertido en una de las pocas buenas noticias de la entidad culé. También se quedó sin la Copa, ganada por su antiguo equipo que eliminó al Barça en cuartos de final. Eso sí, disfrutó de la gabarra en primera línea. El único consuelo, si se puede llamar así, tras otra decisión que se ha relevado errónea. Y no está segura su continuidad la próxima campaña en el club culé. El verano parece que será largo para Iñigo.