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La temporada del Deportivo Alavés transcurría en un estado de cierta calma hasta media tarde del pasado lunes 2 de diciembre. Entonces el club soltó la bomba. Luis García, el técnico con más continuidad en el banquillo de Mendizorroza a lo largo de las últimas ... dos décadas, era destituido. Era el acta de defunción de la etapa de mayor estabilidad de la historia reciente de un club acostumbrado a un técnico nuevo en su banquillo cada pocos meses. La entidad vitoriana sentenciaba a un entrenador que, además de encadenar un heroico ascenso y una holgada permanencia, había conectado con la grada. Era uno más para una hinchada habituada, con resignación, a demasiados cambios. Pero para la directiva pesaron más las dudas generadas por un equipo en clara línea descendente y a las puertas de la zona de descenso.
Entonces el Alavés se volvió a asomar a un mundo de incógnitas. Aunque movió ficha pronto, pues ese mismo día anunció la contratación del Chacho Coudet como nuevo entrenador. El argentino llegaba tras su etapa en el Celta, al que había salvado de forma brillante en la 2020-2021, pero como casi un novato en Europa. Era, además, la apuesta por un técnico muy diferente a Luis García. Del fútbol pragmático y camaleónico de un técnico que no dudaba en dar el balón al rival si veía que su equipo podía castigar a la contra pasó a otro que pretendía dominar desde la posesión. «Quiero que seamos protagonistas en todos los partidos», resumía en su presentación.
Esa declaración de principios ha encontrado el escollo de tener que ser aplicada en una plantilla acostumbrada a otra cosa. Pero también necesitada de un nuevo estímulo. Era un bloque que había respondido a las mil maravillas en las primeras fechas del curso, pero que llevaba demasiadas jornadas atascado en un bucle de problemas defensivos e inquietante falta de ideas con la pelota. Además, la metamorfosis del Chacho exige un tiempo que apenas ha tenido. Tras afrontar dos encuentros a lo largo de su primera semana en el cargo, ahora sí que ha gozado de la estabilidad necesaria para afrontar el derbi ante el Athletic.
Esas pruebas iniciales apenas han despejado dudas. La primera, además, se saldó con un sonrojo notorio. Coudet se estrenó con el Alavés en Copa ante la Minera, de Segunda RFEF. Pero lo que parecía un escenario propicio para un debut triunfal acabó tornándose en una noche de pesadilla. Tras un partido sumamente gris, el plantel albiazul cayó en los penaltis ante un equipo mucho más enérgico al que ni siquiera logró imponerse en superioridad numérica. Esos nubarrones se disiparon de forma parcial el domingo, tras sumar un valioso empate ante Osasuna (2-2). Aunque el Alavés se adelantó en el primer minuto, también fue maniatado durante mucho tiempo por el equipo rojillo, que volvió a castigar con excesiva facilidad a un equipo con mandíbula de cristal.
27 goles
ha encajado el Alavés en Liga. Solo por detrás del Espanyol (28) y Valladolid (34)
11 fichajes
hizo el Alavés en verano para intentar paliar otras tantas bajas
El irregular bloque vitoriano se construye sobre las piezas que el curso pasado le dieron una de las permanencias más holgadas de su historia. Pero el verano dejó demasiados huecos aún por rellenar en el equipo. Sobre todo en defensa. Las bajas de Gorosabel, Rafa Marín, Duarte y Javi López han obligado a una reconstrucción casi total de la zaga. Un proceso que, por el momento, marcha con más dudas que certezas. De ser el noveno equipo menos goleado y Sivera quinto en el Zamora ha pasado a ser el tercero, con solo dos porterías a cero en Liga.
Además, otras piezas clave el curso pasado como Guevara no están en su mejor momento. Tampoco los fichajes gozan de una incidencia plena en el equipo. Más allá de Manu Sánchez y Mouriño, ambos beneficiados por la ausencia de piezas en la zaga, el resto de incorporaciones no han logrado escapar de un segundo plano. Uno de los casos más claros es el del exrojiblanco Villalibre, quinto jugador con menos minutos.
Otro de los desafíos del Chacho, ya a corto plazo, es reconstruir la fortaleza de Mendizorroza. El Alavés ya no es una roca en casa. En su último duelo, contra el Leganés, apenas pudo sumar un empate (1-1) y unas semanas antes encajó la derrota más dura del curso frente al Valladolid (2-3). Ante el Athletic pondrá también a prueba esa recuperación, sabedor de que el equipo rojiblanco fue el que más complicó las cosas al Alavés el pasado curso. Entonces tanto los dos partidos de Liga como el lance copero se saldaron con claros triunfos para un equipo rojiblanco que, ahora también, llega a la cita en un momento de forma y mental diametralmente opuesto.
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