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Ha sido probablemente el mejor partido de la temporada de Julen Agirrezabala. Le hacía falta al portero. Señalado como sustituto del operado Unai Simón hasta su regreso a finales de noviembre o en diciembre, el guipuzcoano no había cuajado esta campaña un duelo de esos en los que se le pueda atribuir buena parte del mérito del éxito.
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Y ante el Slavia fue uno de los grandes protagonistas. Los paradones se sucedieron. Dos muy buenos en la primera parte y otros tantos en la segunda. A Michez le detuvo dos ocasiones muy claras. Hubo otra parada muy brillante, con los pies al gigantón Chory en el 73. Estuvo tan eficaz que no sólo las atajó sino que incluso se permitió no dejar la opción de un segundo remate con sus certeros despejes.
Es una actuación que tiene que dar confianza a Agirrezabala en una campaña difícil. Se perdió los dos primeros partidos por una lesión en una vértebra mientras entrenaba. Luego tuvo que ser relevado en el descanso tras chocar con Aspas en una jugada que acabó en penalti y, para colmo, vio la roja ante el Girona.
Su sustituto, el mexicano Padilla firmó actuaciones tan brillantes que le permitieron estrenarse en una convocatoria de México, nacionalidad que tiene porque es el país de su madre. No era un curso sencillo para el héroe de la Copa, pero su protagonismo ante el Slavia le viene de perlas para ganar autoestima y acallar las voces que reclamaban que Padilla tenga más minutos.
«Nuestro portero es Julen. Eso está claro. No tengo ninguna duda», zanjó Ernesto Valverde tras el espectacular partido en la segunda jornada de Liga de Padilla en Barcelona. Era su forma de reafirmar su confianza en él. Su rendimiento ante el Slavia le ha dado la razón.
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