Soy socio del Athletic desde 1949, desde que tenía seis años. Y conozco a José Ángel Iribar de cuando jugaba en el Basconia. Para mí, como para todos, fue un mito como portero. Pero luego, cuando coincidí con él en la directiva del club durante ... la presidencia de Javier Uria, le conocí como persona. Y me impresionó aún más. Su saber estar, su conocimiento del Athletic, su presencia, su humildad. Solíamos sentarnos juntos en el autobús cuando viajábamos con el equipo. En esos traslados y concentraciones descubrí a un Iribar culto, con el que se podía hablar de todo, capaz de identificar al cantante americano que sonaba en la radio y del que los demás nada conocíamos. Y del deporte no sólo sabía de fútbol.
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Como he sido médico de la Vuelta a España durante treinta años, charlábamos mucho de ciclismo. De nuestros corredores, Marino, Gorospe... Para mí fue muy emocionante asistir en la presentación de mi libro sobre la Vuelta al abrazo entre José Ángel y Miguel Induráin. ¡Dos monstruos del deporte! Dos elegidos. De los que todo lo hacen bien. Recuerdo que en un viaje con el Athletic organizamos un pequeño torneo de golf y José Ángel nos ganó a todos.
Que fue un portero de leyenda está claro, pero ha sido, y es, aún más. Un mito humilde. En la primera comida entre directivas que hicimos con el Real Madrid de Florentino Pérez, Alfredo Di Stéfano nos dijo:«Es el mejor arquero al que me he enfrentado». Iribar, que allí estaba sentado a la mesa, casi se puso rojo. Así es José Ángel.
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