El Juli toreará por última vez el próximo sábado en Vista Alegre. En la primera entrevista que concede tras anunciar su retirada al final de esta temporada, elogia los toros «de tronío» que se lidian en Bilbao y la «tremenda categoría» del público.
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- ¿Por ... qué se retira?
- Todo tiene un principio y un final. Llevo una vida totalmente dedicada al mundo del toro. Son ya 25 años de matador.
- ¿Pero por qué ahora?
- Ha llegado el momento de dedicarle el tiempo a la familia. Quería rematar una carrera bonita y terminarla arriba, en la cumbre.
- Vive uno de los momentos más dulces.
- Y, además, me encuentro muy a gusto en las plazas.
- Triunfa junto a Roca Rey y Morante de la Puebla, que continúa dando el callo. ¿Le apena irse?
- Hombre, dejaré de vivir unas sensaciones que no voy a hallar en ningún otro sitio, pero lo tenía claro desde hace tiempo. Toca vivir otras cosas.
- ¿Le ha costado dar este paso?
- Claro. El toreo es insustituible, pero la decisión está tomada.
- ¿Qué ha supuesto Bilbao?
- Ha sido una de mis plazas talismán. De las que más me ha marcado. Un lugar donde he tenido triunfos inolvidables, algunos hasta con sangre.
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- Tiene un público entregado.
- La de Bilbao es una afición muy exigente. Muestra una entrega muy grande cuando ve que los toreros lo dan todo. Es un público que sabe reconocer las cosas.
- ¿Quizás juzgan que es de las pocas figuras que se atreven en Vista Alegre con los victorinos?
- Sí. He tenido ferias en las que he podido estar hasta tres tardes.
- Bilbao le ha dado mucho, pero estuvo a punto de arrebatarle lo más importante: la vida.
- Son plazas en las que arriesgas mucho. Aparece un toro con muchísimo trapío y seriedad que no perdona. Por eso a veces tienes que jugar en esa línea peligrosa que está muy cerca de la gloria.
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- ¿Recuerda la tarde en que un Torrealta le partió el labio?
- 'Baldomero', creo que se llamaba. Fue un triunfo épico y muy impactante para la gente. Fue una cornada muy fea y dramática.
- Siguió toreando, pese a todo.
- ¡Y pude cortar dos orejas! Es de esos momentos que marcan la carrera de un torero.
- ¿Cómo se torea en esos lances?
- Con amor propio porque, por encima de todo, prima la honestidad de rematar la faena
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- ¿Un centímetro más y le mata?
- Hombre, sin duda.
- ¿Ha pasado mucho miedo?
- Cuando llegas a una plaza como la de Bilbao, sabes que estás muy cerca de la cornada. Se pasa miedo. Pero, cuando se torea bien, hay que estar dispuesto a perderlo todo. Es ahí donde más se gana.
- ¿Recuerda más las heridas o las puertas grandes?
- No soy muy de estadísticas. Al final, lo que recuerdas son las sensaciones que transmites. Hay muchas faenas de las que ni me acuerdo. Para mí, lo que verdaderamente tiene valor es cuando he emocionado al público y me he emocionado yo. Esas tardes son las que de verdad me han llenado. En Bilbao he salido por la puerta grande en varias ocasiones pero hay tardes sin tanto reconocimiento de las que guardo recuerdos con la misma intensidad e incluso mayores.
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- Con varias temporadas en lo alto del escalafón, ¿a quién ve como sucesor?
- Roca Rey es la figura del momento. Tiene todo el futuro por delante y sobre él va a caer el peso de la responsabilidad del toreo. Sin embargo, hay muchos jóvenes que están apretando con grandes condiciones. La tauromaquia vive un momento artístico muy importante.
- ¿Cómo vislumbra el futuro de la fiesta?
- Tiene un trabajo grande por delante.
- ¿De qué tipo?
- De reestructuración y de adecuar las reglas a la sociedad, de llegar a la gente joven, de modernizarse... Creo en la tauromaquia porque es un espectáculo que transmite valores únicos. La sociedad va evolucionando y la fiesta tiene que evolucionar con ella.
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- ¿De qué manera?
- Uno de los grandes pasos es saber explicar la tauromaquia, que llegue a la gente y luego ya decidirá si le gusta o no. La comunicación es importante, igual que la adaptación de los precios para llegar, sobre todo, a la juventud.
- Sin embargo, cada vez está más politizada.
- La tauromaquia ha pasado una etapa dura. Se la ha utilizado mucho políticamente. Se le ha puesto en medio y se la ha tirado a dar por todos los lados. La fiesta debe ser absolutamente ajena a las ideologías políticas porque es del pueblo y de quien le gusta, la siente y se emociona.
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- No se anda por las ramas.
- El posicionamiento político solo sirve para coartar a la población, le guste o no los toros. Tengo muy claro que la tauromaquia no pertenece a ningún partido.
- La izquierda repudia la fiesta y otros partidos intentan patrimonializarla.
- Al final es un reflejo de la sociedad. Se ven muchas divisiones con una sociedad cada vez más enfrentada. En España se ha hecho un trabajo muy importante por la conciliación de diferentes ideologías y culturas. Creo mucho en la conciliación, no en el separatismo.
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- Con toda la vida por delante, ¿qué va a hacer ahora?
- Por supuesto, mi familia es prioritaria. Va a dejar de sufrir. Soy una persona joven e inquieta y me involucraré en algún proyecto que me ilusione.
- Además de torear, ¿le ha dado tiempo a conocer Bilbao?
- Siempre sales, cenas, conoces cosas, gente... Dentro de la vida caótica que llevamos, en Bilbao he gastado un poco más de tiempo que en otros sitios.
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- ¿Qué se lleva?
- Después de tantos años quedan grandes amistades como la de la familia del Hotel Ercilla.
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