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Diego Urdiales cumple esta temporada su cuarto de siglo de alternativa y vuelve a pisar hoy el albero de Vista Alegre, donde no torea desde ... 2019.
- ¡Por fin de nuevo en Bilbao!
- Pues sí, ya con ganas de venir. Me apetece mucho estar en una plaza en la que he vivido tantos momentos únicos.
- No sabe cómo espera la afición bilbaína su vuelta.
- Estoy convencido que con muchísimo cariño, porque tenemos una relación increíble.
- ¿Qué ha pasado para que no viniera aquí las últimas cinco temporadas?
- Primero surgió la pandemia y después la empresa de la plaza tuvo una visión de las cosas, muy respetable, pero distinta de la mía.
- ¿Pidió mucho dinero?
- No. No fue cuestión de dinero.
- ¿O quería más tardes?
- Bueno, tenga en cuenta que durante la última década, estamos hablando de una década y no de una tarde, he sido el máximo triunfador o por lo menos de los más importantes.
- Salió tres veces a hombros...
- ... y he cortado innumerables orejas. Además, lo saben todos.
- ¿El qué?
- Orejas únicas de un calado muy grande porque no solo se trata de triunfar, sino de cómo lo haces. Yo solo pedía que estuvieran a la altura de las circunstancias. Muchas veces, cuando las cosas no te salen, ya te lo recuerdan. Pues cuando triunfas el trato debe ser acorde, aunque esto no significa que pidiera la luna, ¿eh?
- ¿Con su vuelta ha imperado el sentido común?
- Efectivamente. Lo más importante es que nos hemos entendido y aquí estoy.
- ¿Ni en sus mejores sueños imaginó lo que lograría aquí?
- Bufff, cuando empecé, me acuerdo que iba a los toros a Bilbao. Me sentaba en unas escaleras y soñaba un día con pisar ese albero tan especial y esta plaza tan seria. Imagínate todo lo que ha pasado después.
- Es de Arnedo, ¿pero como si fuera del mismo Bilbao?
- Me siento bilbaíno desde la primera tarde donde ya tuve un triunfo muy importante hasta la última que toreé, en 2019.
- Hay toreros que llenan plazas y otros que además llenan almas. ¿Es su caso?
- No soy quien para decirlo. Intento torear con el alma. Es evidente que en Bilbao he visto llorar a la gente. Eso es algo muy difícil de conseguir en cualquier arte y también en el toreo. Al final, es lo que nos llevamos en la vida y permanece en nuestro interior, retina, cabeza y alma.
- ¿Intensidad emocional que atribuye a que no solo se dedica a dar pases, sino a torear?
- Es lo que intento. Todos los conceptos son muy respetables, pero es como yo entiendo el toreo. Afortunadamente, mal del todo no me ha ido.
- Llega en gran forma tras cuajar grandes faenas en Madrid, Sevilla y Pamplona.
- Las sensaciones están siendo extraordinarias. Desgraciadamente, el otro día me cogió un toro en Azpeitia y me partió las costillas.
- Es alucinante la rapidez con la que se recuperan los toreros. Hablan de costillas rotas como si fuese lo más común.
- ¡Yo debuté en Bilbao con las costillas rotas e infiltrado! Me las partí una semana antes en San Sebastián. ¡No es que seamos de una pasta diferente, sino que la mente te lleva a soportar situaciones límite! Trato de acostumbrar el cuerpo al dolor y al sufrimiento.
- ¿El dolor es el peaje que tienen que pagar?
- Totalmente. En mi caso he llegado al límite del desmayo en una plaza por soportar el dolor. Si te coge un toro, te tienes que levantar y volver a poner de pie. Así una y mil veces. Llevo esa dureza dentro de mí desde niño.
- ¿Se siente reconocido pero no valorado?
- Totalmente.
- ¿Por qué?
- No me siento cómodo. Los triunfos no son iguales para todos.
- Suena contundente.
- En 2018 salí por la puerta grande de Bilbao, con tres orejas, y de Madrid, con otras tres. Al año siguiente solo toreé 24 corridas y todavía hay plazas en las que ni siquiera he debutado.
- ¿Por qué?
- El toreo es el reflejo de la vida, una vida injusta.
- ¿Se siente maltratado?
- Por supuesto, es evidente, ¿no? Ahí está la prueba de Bilbao y de otras plazas.
- ¿Le falta el glamur de otros matadores?
- Bueno, sucede conmigo y con algunos otros más, no soy el único. Es evidente que cuando eres libre y actúas de forma independiente no tienes mucho más que ofrecer que tu toreo. Ahí radica el problema.
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