
Ser alguacilillo en Vista Alegre
Koldo Gallardo
Jueves, 22 de agosto 2024, 00:02
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Koldo Gallardo
Jueves, 22 de agosto 2024, 00:02
Las Corridas Generales están siendo especialmente significativas ya que por primera vez en la historia de la plaza, dos hermanos compartimos el puesto de alguacilillos. ... Ser alguacilillo en una plaza como la de Vista Alegre es un honor que no se toma a la ligera. Cada tarde, con paso firme y decidido, acompañamos a las grandes figuras del toreo en su camino hacia el ruedo, sintiéndonos parte inseparable de ese ritual sagrado que es la lidia de un toro bravo. Ver de cerca a los maestros del toreo, sentir la emoción del público vibrando en las gradas y poder entregarles los trofeos a los triunfadores es un privilegio inigualable.
Detrás de cada corrida de toros se esconde un arduo trabajo de preparación que a menudo pasa desapercibido para el espectador. En especial, el cuidado de los caballos de los alguaciles es una labor fundamental que garantiza el éxito y la seguridad del espectáculo. Desde la alimentación hasta la presentación en el ruedo, cada detalle es crucial para asegurar que estos nobles animales estén en las mejores condiciones posibles.
Antes de que dé comienzo la corrida, los caballos de los alguaciles reciben un trato excepcional. Se les alimenta con esmero, asegurando que reciban la nutrición adecuada para afrontar el desafío que les espera. Una dieta equilibrada y de calidad es fundamental para mantener su energía y vitalidad durante la corrida.
Además de la alimentación, los caballos son sacados a pasear regularmente. Este ejercicio les ayuda a mantenerse en forma y a familiarizarse con el entorno de la plaza de toros. El contacto con el exterior les permite despejar la mente y relajarse, preparándolos para la emoción del espectáculo.
Otro aspecto crucial en el cuidado de los caballos es la higiene. Antes de la corrida, se realiza un minucioso proceso de enjabonado y aseo para garantizar que luzcan impecables en el ruedo. Un pelaje brillante y limpio no solo es estéticamente agradable, sino que también contribuye a la comodidad y el bienestar del animal.
En la preparación para el paseíllo, los caballos son cuidadosamente ensillados y equipados para la actuación. Cada detalle, desde la brida hasta las espuelas, se revisa con atención para asegurar que todo esté en orden. La confianza entre el jinete y su caballo es fundamental para el éxito en la plaza, por lo que se presta especial atención a este vínculo durante la preparación. Al finalizar el festejo, el trabajo continúa con todo lo que conlleva el descanso y cuidado del animal para su siguiente tarde. Una vez que regresan a los establos, se les brinda nuevamente alimento y agua fresca para recuperar las energías gastadas en el ruedo. Un descanso adecuado y un trato cariñoso son parte fundamental de la rutina post-corrida, asegurando que los caballos se sientan cuidados y respetados en todo momento.
A pesar de las críticas y polémicas que rodean a este mundo, la tauromaquia es mucho más que una simple tradición, es una forma de vida, una pasión que late en lo más profundo de su ser. Su compromiso con el respeto y el cuidado de los animales, así como su amor por la cultura y la historia que rodea a la fiesta brava.
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