
Vista Alegre, ser lo que fue
Gonzalo Gómez - Guadalupe
Sábado, 24 de agosto 2024, 00:07
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Gonzalo Gómez - Guadalupe
Sábado, 24 de agosto 2024, 00:07
Nada es lo que fue y el presente es el que es. Solo queda dar la batalla hoy para que el futuro de Bilbao por ... categoría sea el que siempre fue. Se cumplen 50 años de la alternativa del torero bilbaíno 'Herrerita' y 40 de la trágica muerte de Paquirri, que evoca su memoria un cartel de García Campos del coloso de Barbate en su salida a hombros en Vista Alegre. Cuánto ha cambiado Bilbao y Vista Alegre desde entonces.
Bilbao resurgió de su reconversión industrial con el Guggenheim como nuevo icono identitario. Mientras, Vista Alegre transitaba desde finales de los 70 y 80 para eclosionar con el empuje del esplendor económico de los 90 y la consolidación del prestigio de la Feria. El Bilbao de Azkuna, la plaza acicalada como una novia, la arena ferruginosa; el de los patios de cuadrillas a rebosar de aficionados, de la Banda de música de Urbano con un repertorio de pasodobles 'de Bilbao', las dulzainas; el de las empresas que fidelizaban clientes con invitaciones a los toros y publicidad en los medios de comunicación; el ver y ser visto por el hoy del ver sin que te vean, no vaya a ser que…., el de las tertulias en el Ercilla, Carlton, El Carmen, Indautxu. Las grandes tardes de la exquisitez de Manzanares, de Espartaco bajo el diluvio de la riada de Bilbao, la precocidad de Ponce o el Juli, la épica de nuestro llorado Iván Fandiño.
Hasta que como un tsunami llegó la crisis de 2008 y posteriormente la pandemia y la metástasis de un demagógico y galopante antitaurinismo, politizado y antiespañolista. La Fiesta es en estos tiempos de posmodernidad un baluarte de la libertad frente al pensamiento único de la cultura wok y la cancelación. Las ferias del norte con Pamplona, Azpeitia, Santander y Gijón consolidan su presencia con éxito de público y artístico.
Bilbao debe dar la batalla y volver por sus fueros para ser lo que fue y reencontrar su identidad. Con la perspectiva que da el tiempo, a uno le queda la esperanza de ver a esa nueva juventud sin pasado pero con pujante ilusión, como acompañaban a los toreros desde el Ercilla hasta la plaza o como antaño sacaban a hombros a Jiménez por la puerta grande de Vista Alegre o el estruendoso clamor desatado por el cóndor andino Roca Rey. De ellos es el futuro del Bilbao taurino.
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