Quimeras de amor

'Ghost' ofrece muchos atractivos. La música, pop/rock de finales del XX, y el argumento de la película de un premiado filme de Jerry Zucker (1990), con Patrick Swayze, Demi Moore y Whoopi Goldberg. Es chocante que un drama romántico suceda con escenas en un banco, el metro o una clínica, entre intereses prosaicos y poco glamurosos, pero con fantasmas, una pitonisa codiciosa y claves de ordenador. Y choca para bien un ágil enlace entre la música y los parlamentos, que entran muy ceñidos sin espaciar para hacer imprevista y natural la continuidad, en un género de puro artificio, que tiende a mecanizarse, y donde la imprevisión y la naturalidad son peliagudas.

Amor, humor, intrigas sobrehumanas, con apariciones y situaciones irreales en las que un personaje entra y sale del más allá atravesando paredes, e interviene en la acción de los vivos inadvertido para ellos pero como uno más a la vista del público. Hay escenas memorables como ese momento poético y patético de Molly en su torno de ceramista, acariciada por la sombra de Sam en un inasequible gesto de ternura.

Con voluntad de gran producto internacional, con buen elenco, sonido y luces impactantes (hasta el exceso), y la incesante maquinaria teatral, la producción es una notable aventura escénica donde funciona por añadidura el señuelo de que en algunas funciones actúa el popular David Bustamante. Cumple, y satisface a los amantes del género.