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eva molano
Viernes, 15 de mayo 2020
Los alcaldes de las tres capitales vascas dieron ayer, al unísono, la mala noticia que todo el mundo esperaba y que aún así, se hizo esperar: la cancelación de las fiestas por la pandemia. Después de que el Ayuntamiento de Pamplona suspendiese los 'sanfermines' con bastante adelanto, la única incógnita era cuándo y cómo se anunciaría la cancelación de la Aste Nagusia bilbaína en un contexto de incertidumbre. Y aunque no dio el paso en solitario, el alcalde, Juan Mari Aburto, confirmó ayer lo inevitable con un comunicado.
La decisión fue «consensuada» y basada «en criterios comunes», porque las principales autoridades municipales de Euskadi creen que en el momento de las fiestas, que iban a ser entre el 22 y el 30 de agosto en Bilbao, no se darán las condiciones de normalidad necesarias para permitir aglomeraciones. Sobre todo, cuando tanto los médicos como la OMS alertan de un rebrote de la pandemia en otoño. Para compensar a los ciudadanos habrá un calendario de diferentes actividades culturales, artísticas y de ocio este verano. «Necesitamos un poco de diversión», dijo ayer Aburto. «No es lo que deseábamos ninguno, pero tenemos muy claro que lo primero es la salud y las personas», zanjó. .
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La cancelación es de calibre histórico. No habrá Aste Nagusia por primera vez, tal y como la conocemos desde que naciera en 1978. Antes de eso, las fiestas se reducían a toros, teatro, barracas y alguna que otra demostración de folklore. Durante las 41 ediciones transcurridas, la Semana Grande se ha celebrado con normalidad excepto en 1983. El 26 de agosto de ese año, el sexto día festivo, cayó el diluvio que causó 34 muertos y 5 desaparecidos en Euskadi. Ahora, el balance es mucho más aterrador. La pandemia se ha cobrado 1.455 vidas en toda la comunidad y en la capital vizcaína los fallecimientos se han duplicado en los dos últimos meses: han muerto 1.151 vecinos, frente a los 642 que perecieron durante marzo y abril de 2019. Y el virus sigue en las calles.
Así que Marijaia, la única institución con el suficiente poder de convocatoria para arrancar a miles de vizcaínos de sus destinos estivales y poner al cien por cien a toda una ciudad aletargada por el verano, tendrá que esperar. Con su llegada, Bilbao levantaba la persiana. La ciudad bullía de actividad. Más de 1,5 millones de personas participaron el año pasado en los actos del evento con mayor impacto económico de la villa. El Ayuntamiento lo calcula en cerca de 80 millones de euros, de los cuales la mayoría recaen en el sector que más trabaja en fiestas: la hostelería. «Para la mayoría de locales, las fiestas suponían un 20% de su facturación anual. Es un evento que moviliza a muchísimas personas», explicó Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia.
Los más beneficiados eran los del centro de Bilbao y el Casco Viejo. El sector cree irrecuperable toda la facturación perdida durante los meses de cierre y por la cancelación del evento más gordo del año, que sin embargo comprenden. «Es una mala noticia más, otra piedra en el camino, otro obstáculo que se suma a la incertidumbre que se cierne sobre el sector», explicó este viernes Sánchez. Para los hoteleros, las fiestas también eran un importante aliciente, especialmente para establecimientos muy céntricos y los que solían alojar a todos los artistas. El mayor varapalo ha sido la cancelación del BBK Live, el evento más importante del año para los hoteles por la afluencia de público extranjero. Durante la Aste Nagusia la ocupación es menor, roza el 75%. Es probable que muchos de los establecimientos retrasen su apertura hasta después del verano. «Nos nutrimos de turistas, y, tal y como están las cosas, las expectativas no son halagüeñas», explicó Álvaro Díaz Munío, presidente de Destino Bilbao, la asociación que agrupa a 27 hoteles de tres, cuatro y cinco estrellas del área metropolitana.
Para las empresas del corazón de la ciudad agrupadas en Bilbao Centro, la asociación empresarial más importante de Euskadi con 600 socios, la cancelación es también un jarro de agua fría que ya preveían. El impacto económico será menor en los comercios que en la hostelería y los hoteles. «Muchas tiendas cerraban en agosto o reducían su horario», apuntó su gerente, Jorge Aio.
El alcalde envió este viernes un vídeo a los medios de cerca de un minuto de duración para dar la noticia. «Los tres alcaldes de nuestras capitales hemos tomado la decisión de no celebrar nuestras fiestas», explicó. «Criterios de salud pública, por un lado, y la situación en la que estamos hace que no podamos tener concentraciones masivas. Vamos a actuar con prudencia y con rigor. La salud es lo primero y es lo que todos tenemos que preservar», razonó. Aun así, dejó la puerta abierta a celebrar pequeños eventos, «en la medida de lo posible, teniendo en cuenta a los agentes culturales y sociales, en nuestras calles y barrios». Todo, para generar «un poquito de ilusión y de alegría. Necesitamos un poco de ocio y de diversión».
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