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Se puede decir más alto pero no más claro

Diez personalidades de Bizkaia reprueban el machismo y recuerdan que las fiestas se rigen por un código: ‘NO es NO’ cuando, donde y sea como sea

Sábado, 19 de agosto 2017, 02:42

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    Javi Salgado. Jugador del RETAbet Bilbao Basket

    JORDI ALEMANY

    «Desgraciadamente, el machismo es una lacra que está muy enraizada en determinados aspectos de la vida social y, poco a poco, entre todos, tenemos que intentar eliminarla. A mi hijo de tres años y medio y a mi hija de seis trato de educarles en el respeto a toda persona, sea mujer, sea hombre, de cualquier raza o pensamiento. Una persona es una persona y hay que tratar a todos por igual». El jugador del RETAbet Bilbao Basket Javi Salgado (Bilbao, 1980) cree que en las noches de fiesta, con la ingesta «desorbitada» de alcohol y «en momentos de desfase», «los sentimientos se exaltan un poco». Consecuencia:«No se piensa con claridad» y «la gente puede interpretar que una chica se lo esté pasando bien con que puedas hacer lo que quieras y obligarla a lo que sea». «Más de una vez» ha sido testigo de comportamientos inadecuados dirigidos hacia una mujer. «Es cierto que no sabes muy bien qué hacer, si meterte en medio o no intervenir. Igual sucede dentro de una cuadrilla incluso y crees que ellos pararán el tema. A lo mejor intervienes y la propia mujer con la que se están metiendo te rechaza y te dice ‘quítate de aquí’», cavila. Salgado apuesta por la educación y la concienciación desde la cuna. «Hay que transmitir unos valores de respeto y de igualdad y hacer entender que no se puede ir por ahí haciendo lo que uno quiere y arruinando la vida de una mujer. Ojalá cambiase todo de golpe, pero es tan complicado...», lamenta. No comprende por qué muchas jóvenes dejan que sus novios controlen sus redes sociales y sus teléfonos móviles. «Ellos empiezan por eso, luego quieren saber con quiénes salen y a qué hora. Las tienen vigiladas. Si no se fían, pues que lo dejen y que cada uno vaya por su lado, digo yo».

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    Mari Puri Herrero. Pintora, grabadora y creadora de Marijaia

    JORDI ALEMANY

    La campaña del Ayuntamiento de Bilbao contra las agresiones sexistas está protagonizada por una Marijaia con semblante serio que enseña la palma de la mano abierta como muestra de rechazo a las agresiones junto al lema «EZ beti da EZ. NO es NO». La creadora de este icono de la Semana Grande, Mari Puri Herrero (Bilbao, 1942), juzga, sin embargo, que «como hay tanta campaña como esta en marcha, parece que el machismo ha bajado mucho». Pero «es más aparente que otra cosa». «Es muy frecuente oír bromas sexistas, frases hechas... Sigue perdurando ese sonsonete y no está mal visto. Yo no soy de broncas, pero sí de dejar claro mi pensamiento, y así lo hago. También hay muchas mujeres machistas. Es una desdicha, pero claro, las han educado en el error». A sus 75 años le choca cuando «gente que debería ser muy ejemplar siga haciendo comentarios de este tipo» y opina que «no habrá nada que hacer hasta que no se tome conciencia de que pensar en términos machistas es algo brutal, desagradable, maleducado, de ignorantes y brutos. El hombre será más fuerte, pero eso no le da derecho a una serie de cosas», advierte. Mari Puri Herrero está convencida de que agresiones sexuales en fiestas ha habido siempre, «pero antes se callaban», lo mismo «que antes se ocultaba el maltrato doméstico». «En mis tiempos la mujer era menos independiente y tenía que soportar cualquier trato en casa». Le apena que, para colmo, tarde o temprano «se acaba culpando a la mujer» de cuanto le sucede. «Las chicas que denuncian una violación encima tienen que soportar un trato totalmente innoble».

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    Manuel Lezertua. Ararteko

    IGNACIO PÉREZ

    Manuel Lezertua (Bilbao, 1957) siempre ha dicho que la institución del Ararteko no solo está «para dar caña». Aboga por el diálogo institucional por encima de la confrontación y advierte de que el Defensor del Pueblo Vasco debe estar vigilante en todo momento, porque «los Derechos Humanos siempre están amenazados». Pero como padre de una hija y tío de sobrinas, y a pesar de que se palpa un «reproche social importante frente al que es machista», siente el problema de la subsistencia de «las actitudes machistas» como propio y lamenta que haya «demasiadas chicas que aceptan que su compañero o enamorado del momento les dicte formas de actuar, lo cual –considera– está en contra de la igualdad y la emancipación de la mujer, que son valores emergentes y preponderantes». Lezertua ha trabajado como letrado del Gobierno vasco, del Consejo de Europa, del Tribunal Constitucional y en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Los partidos saben que no tiene ningún tipo de presión y que, por tanto, cuando el Ararteko habla, no habla por hablar. «La violencia contra las mujeres y el machismo son unos fenómenos residuales de un modo de organización social que se resisten a desaparecer», insiste. «Es lo que llamamos el patriarcado machista, y es en el ámbito intrafamiliar donde prevalece más», recuerda. «De niño mis padres eligieron mandarnos a mis tres hermanos y a mí al colegio francés porque querían asegurarse de que tuviéramos una educación mixta. Este centro la ofrecía, cuando entonces no era lo habitual», reflexiona. «Yo he hecho tonterías como regalarle a mi hija Amaia coches y a mi hijo Iñaki muñecas para que integren los valores de respeto y de igualdad. Sea como sea, lo cierto es que los han acabado integrando en sus vidas, de lo cual me alegro», comenta.

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    Marta Macho-Stadler. Matemática de la UPV

    JORDI ALEMANY

    «¿A qué mujer no le han tocado o no le han hecho un comentario inoportuno que le ha hecho pasar un mal rato? A las mujeres nos discriminan desde que salimos de casa. Te miran si vas estupenda vestida, si te has pintado... En fin yo ya no tengo edad para que me echen piropos, pero cuando eres joven, alguien a quien no conoces no tiene derecho a decirte nada sobre tu físico, sobre tu manera de moverte, sobre tu manera de andar y sobre nada de lo que a ti te concierne si tú no quieres. Pero si te callas, te sientes mal porque te has callado, que es lo que te han acostumbrado a hacer. Y si te enfrentas, que te llamen histérica tarda bien poco en llegar. Entonces, la culpa siempre es tuya». La matemática Marta Macho-Stadler (Bilbao, 1962), profesora y creadora del blog de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV ‘Mujeres con ciencia’, considera que «todos llevamos nuestro machismo dentro. Yo soy feminista, pero seguramente tengo muchos ramalazos machistas porque la educación recibida me los ha inculcado. En nuestro día a día hay bromas y comportamientos que permitimos», reconoce. Acostumbrada a estar en contacto permanente con universitarios, dice haber detectado «un pequeño retroceso entre las jóvenes estudiantes con las que trata a diario. Las chicas piensan, ellas mismas me lo han dicho, que el tema de la reivindicación de la igualdad entre hombres y mujeres es de mi generación, y que es algo ya alcanzado. Tienen el espejismo de que se ha avanzado mucho cuando no es así, y se han relajado un poco. Es raro que mis alumnas sientan que les están discriminando. Pocas detectan los comportamientos sexistas y eso es un problema».

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    Mario Iceta. Obispo de Bilbao

    No hace mucho, yendo en coche, el obispo de Bilbao desde hace siete años, Mario Iceta (Gernika, 1965) asistió a «un episodio lamentable de enorme violencia verbal de un hombre contra una mujer. Bajé del coche, recriminé al individuo su actitud y ofrecí compañía y apoyo a la mujer. Llamé a la Policía local, que se personó y se hizo cargo de la situación», recuerda. En su casa, asegura, siempre le educaron a su hermano y a él «en el respeto hacia todas las personas y en su igual dignidad y valoración, más allá de cualquier tipo de condicionante. No sólo de palabra, sino principalmente con el ejemplo diario y la vida cotidiana» y hoy por hoy «ni mi pensamiento ni mi conducta se identifican con el machismo», apunta. Recibe con alarma cada caso de ataque sexual a una mujer que se hace público. Cree que «las campañas preventivas no están dando los resultados esperados». Que «ni el incremento de las partidas presupuestarias destinadas a este ámbito, ni el endurecimiento de las penas por delitos relacionados con el machismo, ni la creación de juzgados específicos para la lucha contra la violencia familiar, logran mejorar la situación». Así las cosas, piensa que es «decisivo que vayamos a la raíz de la cuestión». «La educación de los niños y jóvenes en la responsabilidad y el respeto absoluto a la persona, fundada en una antropología adecuada, es un elemento fundamental» y debe hacerse, cree, «en los diversos ambientes: familia, escuela, universidad, tiempo libre, ámbitos laborales, sociales, eclesiales… Esta educación necesita desarrollar valores, actitudes, comportamientos».

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    Carolina Pérez Toledo. Presidenta de la Asociación de Empresarias y Directivas de Bizkaia

    JORDI ALEMANY

    La bilbaína Carolina Pérez Toledo es desde 2015 la presidenta de Asociación de Empresarias y Directivas de Bizkaia, que nació en 1995 y hoy es referente de este colectivo en la provincia. De joven le costaba creer, como a muchas chicas de ahora, que la desigualdad no estuviera casi desterrada tras la lucha de la generación que le precedió. «He nacido como única hija con seis hermanos varones, era la pequeña, y no he vivido en mi infancia ninguna diferencia. Pero al incorporarme al mundo laboral las cosas cambiaron y constaté la dificultad de acceso al crédito, entre otros muchos prejuicios. A la hora de contratar, a la hora de pagar, a la hora de convocar reuniones..., es todo más complicado para nosotras. Se nos exige ser mucho más campeonas en nuestro campo. Además, cuando diriges una empresa tienes cierta sensación de soledad, más aún cuando en Euskadi venimos de un pasado industrial, un mundo donde tomar las decisiones siempre ha sido cosa de hombres», corrobora. Esta empresaria opina que «el machismo parece un problema que atañe a las mujeres, cuando es de toda la sociedad» y matiza que «esto proviene del escaso o nulo papel que hemos jugado nosotras a lo largo de la historia, o más bien de la nula visibilidad que hemos tenido». La presidenta de AED menciona el caso de Beatriz Machón, tres veces campeona del mundo de piragüismo, que este año tampoco ha podido competir en la categoría absoluta del descenso del río Sella, en Asturias; y habla de las fotos de familia que se hacen en las grandes cumbres de líderes políticos y donde sólo se ven «corbatas» (hombres). «El ejemplo en casa es fundamental para los niños. Si eso se acompaña de los medios adecuados, mejor», razona.

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    Álvaro Oliver. Mago Oliver

    JORDI ALEMANY

    Álvaro Oliver, mago de profesión, productor de sus propios shows y presidente de la Asociación Vizcaína de Ilusionismo (AVI), se dice «defensor del sentido común». «En las noches de fiestas hay quien suelta cosas que no se atrevería a decir a una chica un miércoles por la mañana, un día normal, en el metro», avanza. Opina que «hay mucha gente que vive con odio y con rabia en su interior, que antes o después lo acaba sacando y transformándose con ello en un animal y que luego se justifica diciendo que está de fiesta y ha bebido. Se juntan, que yo lo veo, un grupo de chicos y todos les siguen. Y se ven con el poder de decir o hacer cualquier barbaridad a una mujer. Hay veces que no se tendría que llegar siquiera al ‘NO es NO’. ¿Dónde está escrito que a una chica le tengas que tocar el culo en fiestas?». Una de las mayores pasiones del Mago Oliver es la educación, «y qué mejor momento para hacerlo que en un escenario, frente a un público formado por niños que miran con admiración», indica. Les enseña «las tres palabras mágicas que todo mago debe saber»: «que cuando pidas algo, lo pidas por favor; que cuando cometas un error, no os cueste mirar a los ojos a la otra persona y pedir perdón; y la tercera, que siempre hay mil oportunidades a lo largo del día de decir la palabra mágica ‘gracias’». «Tengo la sensación de que en los colegios no se da importancia a cosas elementales como estas y como respetar a las chicas. Hay chavales de 15 años que creen que todo está permitido y sus padres no saben cómo actuar. Pero no han llegado a tiempo y ya no hay vuelta atrás». También ve que «muchas veces el problema está en la falta de respeto que los progenitores muestran hacia otros, y que transmiten. Educan con la mejor intención, pero desde un punto de vista equivocado». Álvaro Oliver confiesa, por otra parte, que le «incomoda que en su profesión «el 96% de los magos profesionales» sean varones. «No lo veo normal», manifiesta.

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    Ainhoa Cantalapiedra. Cantante

    «Como mujer que soy en un mundo casi de hombres, muchas veces me han tratado como un cacho de carne. Por fortuna, nunca lo he permitido, pues en mi cabeza no sólo hay notas musicales, letras y sueños», subraya la cantautora Ainhoa Cantalapiedra (Galdakao, 1980). Ella está convencida de que, a la vista de las cifras que hablan de un aumento de la violencia machista a edades cada vez más tempranas, estilos de música como el reguetón son un reflejo del tipo de relaciones que muchos jóvenes toman como ideales. «Sin embargo, no creo que un ritmo haga a dicho tipo de música ser o no sexista, sino la letra que lleve, los videoclips y el público o mercado al que vaya dirigido», opina, al tiempo que dice apreciar «que hay bailes y canciones demasiado sexuales, sin censura, con letras muy humillantes para la mujer que hasta los pequeños cantan y bailan sin saber qué dicen o insinúan. Y lo peor, los adultos nos reímos y lo vemos como algo gracioso, en vez de cuestionar qué están aprendiendo nuestros pequeños». A Ainhoa nunca le han tildado de machista de forma injustificada. «Al contrario, quizá de feminista justo por defender los valores de la mujer tanto como los de los hombres por igual. Por ser una mujer fuerte, luchadora y que no me callo ante las injusticias se me ha podido tachar de algo que tampoco me considero. Es difícil que te posicionen en un punto medio, justo y de respeto. Por desgracia, siempre gusta llevar todo a los extremos», sostiene. Ha tenido que llamar en alguna ocasión a alguien la atención porque no le gustaba su conducta hacia alguna mujer. «Soy una persona que no permito ese tipo de conductas despreciables delante de mí y en ningún momento, pero si suceden en mi presencia planto cara. Me siento en la obligación de intentar cambiar su actitud», asegura.

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    Tontxu Ipiña. Cantautor

    «Estoy decepcionadísimo con el transcurso de los acontecimientos, con el futuro que yo deseaba cuando era joven y con el presente que me encuentro ahora que soy mayorcito. Vivimos en una sociedad enferma que no consigue superar el machismo con buenos mensajes». Tontxu Ipiña, cantautor bilbaíno, 45 años, veinte de ellos en los escenarios, ahora con su último trabajo, ‘Cicatrizando’, confiesa que no le haría «ninguna gracia» que su hija «se levantara la camiseta el día del txupinazo en las fiestas del pueblo de mi madre. Si le viese en el centro de la plaza enseñando el sujetador o las tetas bajaba a por ella. Es increíble que no haya una ordenanza municipal que lo impida». Ipiña dice ser una persona «concienciada». «Si soy machista ha sido inconscientemente por lo que haya podido heredar de una familia imperfecta como la cualquier otro». Presume, no obstante, de lo contrario. «Vivo y me dedico a escribir canciones que valoran y aprecian muchísimo más las mujeres que los hombres. En algún aspecto tengo un lado femenino, comparto con ellas más cosas. Pertenezco a esa estirpe de hombres sensibles que a veces tienen hasta clubs y que parecen un poco demodés en esta sociedad que precisa cada vez más de machos alfa competitivos y metrosexuales. Yo me siento más cerca de una señora en un mercado hablando con ella de lo que tengo que hacer con el bacalao y de cómo lo tengo que desalar y cocinar dentro de dos días», explica. No se olvida de aquella vez que, en Chueca, Madrid, donde vive, quiso mediar en una discusión protagonizada por una pareja donde «la mujer estaba saliendo muy mal parada». «Me querían matar él y hasta la propia víctima, ella. No dejó que la ayudara. Tuve que irme y dejarla allí comiéndose su infierno».

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