La Aste Nagusia da para mucho. Tanto que tiene cabida hasta para un pique entre coros. «Acabamos de llegar y ya hemos escuchado que otro grupo está cantando nuestra canción 'El precio de los txikitos'», confesaban un poco mosqueados los Bilbotarrak. Y es que el otro coro había llegado antes a la Plaza Nueva, marcando territorio.
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Dejando a un lado pequeñas disputas entre coros —sin armas de por medio—, a la hora del vermú la plaza bilbaína estaba a rebosar de gente. ¡Qué mejor escenario para las bandas que iban de bar en bar cantando! 'Porque nos gusta cantar', 'Txerokiak' o 'Bilbotarrak' han sido tan solo algunos de los que han decidido llevar la tradición por la Plaza Nueva. Las personas que por allí andaban, no han dudado en acercarse a los grupos para escucharlos mejor y disfrutar de sus cantos.
«Vamos de taberna en taberna y así los podemos escuchar a todos, que lo hacen muy bien», alababa Joseba Elorriaga, que por allí estaba copa en mano. El hombre añadía que en la Plaza Nueva «siempre hay ambiente, pero nunca tanto como en Aste Nagusia». En cada rincón de la plazoleta los coros se repartían al público de manera amistosa al ritmo de grandes clásicos como 'Desde Santurce a Bilbao', 'Txoria txori' o 'Un inglés vino a Bilbao'.
«Son canciones de nuestros tiempos, y eso ya hace ilusión, pero además con unas copitas encima te animas incluso a cantar con ellos», bromeaba Jose Luis Pérez. Pero esta admiración por las bilbainadas no solo es cosa de vizcaínos. Los cantos de los coros atraían incluso a los turistas que se quedaban un buen rato escuchando para ver si entendían algo y si no, «pues a disfrutar de la música». Entre ellos se encontraban los irlandeses Emma Rouge y Hyden Walsh. «Es muy divertido. Es otra forma de conocer Bilbao, parte de su cultura. Además, cantan muy bien, aunque no entendamos lo que dicen».
«Menos música de esa de ahora y más bilbainadas», sentenciaba Mari Carmen Baraza. A lo que su hermana Ana Rosa añadía que «¿dónde quedarán todas estas canciones de toda la vida?». Y es que entre los coros pocos jóvenes había. «Es una pena que una tradición como esta se esté perdiendo», continuaban las hermanas. Entre las propias agrupaciones también son conscientes de esta pérdida. «No hay relevo generacional. Observa y no verás a ningún joven entre nosotros. Todos rondamos la misma edad. Pero tampoco podemos hacer nada, cuando se acabe se acabó».
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Pero hasta que esta tradición vea sus últimos días aún falta mucho y por el momento mejor disfrutar de las bilbainadas copa en mano —o vaso, como gusten— y con la voz lista para arrancarse a cantar en cualquier momento. «Siempre enfrentamos la Aste Nagusia con mucha ilusión, para nosotros es una cita importante en la que nos sentimos muy arropados por aquellos que nos escuchan», concluían Bilbotarrak. Y que sigan sintiendo ese cariño del público por mucho tiempo.
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