Hay oportunidades que no conviene dejar escapar, pero de ahí a intentar llegar a todos los sitios media un trecho. Algo parecido le ocurre a Gurutze Beitia, una de las cómicas vascas más populares y, también, taquilleras. La artista bilbaína ha concebido esta Aste Nagusia ... con carácter olímpico. Parece como si aspirara a enfundarse la medalla de oro del trabajo aun a riesgo de dejarse la vida por la cantidad de proyectos que se ha echado encima. «Tengo que aprovechar el momento, pero a este ritmo no puedo seguir. Es insoportable», confiesa, al tiempo que adelanta que el año que viene no la verán en una de estas. «Esto se acabó. No volverá a repetirse. Tengo ya una edad, que son 59 años», descubre.
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Hasta que llegue ese momento, Beitia tiene hasta mediados de septiembre, solo en Bilbao, una agenda de asustar. En una especie de cuádruple salto mortal, se desdoblará en el escenario actuando, dirigiendo, guionizando y produciendo. Por si fuera poco, durante todas las mañanas de la Semana Grande, volverá a recorrer, por tercer año consecutivo, las calles de la villa montada en un bus turístico y mostrando a visitantes y vecinos el Bilbao actual. En clave cómica, que es a lo que le tiene cogido el punto esta divertida actriz. Así que por las mañanas se convierte en una guía que no se corta un pelo cuando distingue a algún conocido desde el autocar y, «a la tarde, me hago la obra de teatro».
Al Euskalduna, volcado estas fiestas en los montajes vascos, lleva en esta ocasión 'Bilbao 1984. Un asunto de txapelas', una pieza que recrea el Bilbao industrializado de los astilleros protagonizada por Txemi Parra y Gorka Aguinagalde. Ella dirige y coproduce, mientras que en 'Urte Berri Off. 'Feliz 2025!', en la sala BBK desde este domingo, se desdobla en su triple faceta de intérprete, guionista y productora.
Beitia asume que cuando no la llaman se lo monta por su cuenta con producciones propias. Todo con tal de no estar parada. «Hay que ganarse la vida», advierte. Tiene la suerte de ganarse el pan con compañeros a los que conoce desde hace mucho tiempo y con quienes mantiene, además, una fuerte complicidad. Gentes como Iñaki Maruri y María Urcelay, así como la coreógrafa Maitane Zalduegi Viar y el ayudante de dirección Ugaitz Alegría.
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La actriz dice que semejante esfuerzo le pasa factura -«lo noto mucho», reconoce- y que logra su objetivo «robándole tiempo al sueño». Aunque sea a costa de despertarse sobresaltada muchas noches dudando de si se ha olvidado de poner algo en ciertos montajes. «Otras veces me despierto con ideas locas que luego se plasman», subraya. Es lo que tiene hacer tres cosas a la vez. «Sarna con gusto no pìca, pero mortifica», bromea, consciente de que solo una profesión «tan vocacional» como la suya le permite soportar tanta tensión.
«Llevo mucho tiempo buscándome la vida y así seguiré si dejan de contratarme», explica con una voz algo castigada que se le recuerda «a la de Bárbara Rey», ironiza. Impaciente por la llegadas de unas vacaciones que anhela como nunca, atraviesa un buen momento profesional, pero admite que en una profesión tan inestable, «aunque bendita locura», hay que aprovechar los picos de mayor actividad «para cuando lleguen las vacas flacas». Mientras, le tocará ser la jornalera de la Aste Nagusia que arranca mañana.
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