«Será original, contundente y con un final apoteósico»

«Prometemos ser originales y contundentes, verán muchas cosas nuevas, traemos nuestro estilo y esto lo notarán tanto desde los disparos, como en las piezas», señala Pedro Alonso Pibierzo, propietario de la firma. Para ello vienen trabajando un mes en el proyecto diseñado para esta Aste Nagusia. «Satisfacerá los gustos bilbaínos», asegura.

La compañía, renombrada por sus frecuentes galardones en diversos eventos, incluido el premio verde de Bilbao en el concurso de 2007 por su montaje de exhibición, tiene su origen en la localidad berciana de Villaverde de la Abadía y celebra un cuarto de siglo de experiencia. Actualmente se encuentran preparados para competir con toda su destreza.

Lo harán con 121 secuencias que permitirán admirar una variedad de figuras, desde aros de luz, corazones y estrellas hasta abanicos, pavos reales, palmeras típicas, ramas, relámpagos y luces intermitentes. No faltará el icónico sauce llorón, que caerá pausadamente para que los espectadores más audaces puedan capturar sus mejores fotografías.

Cada disparo se realizará con proyección digital en distintas gamas cromáticas, que van desde lentejuelas blancas y amarillas hasta perlas en tonos de oro.

«Se trata de combinar efectos y técnicas para crear una sinfonía visual de colores y formas que se desarrollarán una vez que los fuegos artificiales estallen», asegura.

Como límite cuentan con un espacio aéreo de 200 metros de ancho y una altura ascendente desde los 15 a 150 metros para el despliegue de todas sus carcasas. Un enorme grupo de palmeras y el impacto sonoro anunciarán un final «apoteósico». Serán 300 truenos, creados con 2.500 unidades de bombas en un lapso de tres minutos, los que marcarán su despedida.