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Maika Salguero
Miércoles, 21 de agosto 2024
Los siete minutos de retraso hicieron temer que los canarios se hubiesen olvidado de cambiar la hora, aunque el problema en absoluto fuera atribuible a ellos.
Hasta que por fin empezó a tronar la noche, con abundante colorido y profusión de fuegos bajos que ocuparon mucho espacio, algo muy del agrado del público bilbaíno que reaccionó con ovaciones. No escatimaron los de la Pirotecnia San Miguel, que saltaron de los fantasmas a los abanicos con autoridad y decidieron rematar con una traca singular y para nada al uso, elegante y con abundancia de dorados.
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