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Quiere más chistes. Santi Rodríguez quiere seguir trabajando a pesar de que hace apenas 20 días luchaba a brazo partido contra un infarto en la arteria esplénica que le ha tenido dos semanas ingresado en un hospital de Jaén. A pesar de recibir el alta ... el pasado 10 de agosto, tenía claro que iba a estar en Bilbao: «El 11 y 12 actué en Madrid porque quería probarme. Hice la pretemporada para luego venir a La Catedral, a jugar la Champions. Aquí me juego mucho y no puedo hacer un mal partido».
Ayer presentó la obra 'Como en la casa de uno...en ningún sitio', una divertidísima visión sobre viajar y lo bien que se está en casa. Tenía la voz cascada. El frío del avión le produjo esa ronquera. «Llevaríamos un muerto y había que conservarlo», dijo al comienzo de la función. El actor y humorista, conocido por sus monólogos en 'El Club de la Comedia' y su papel como el frutero en '7 vidas', se ríe con esa fuerza que da aceptar la vida tal y como viene. Llevaba el pasaporte planchado en la camiseta y una maleta de viaje donde guardaba algunos enseres. Son sus herramientas de trabajo. Durante casi dos horas, el humorista llevó al público a Portugal, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Australia, China, Japón, Reino Unido… para terminar en España y hablar sobre los buffet libres: «He visto gente que va con crema hidratante para las estrías de la tripa». Las carcajadas no pararon de sonar.
El espectáculo “Como En La Casa De Uno… En Ningún Sitio” está el 19 y 20 de agosto (20 horas) en la Sala Barria del Palacio Euskalduna. Las entradas cuestan 20 euros y pueden adquirirse en las taquillas del teatro o través de la plataforma web www.euskalduna.eus.
Ingenioso, divertido, bailongo (lo mismo se desmelenaba con una samba que se animaba con un tango) y dotado de una capacidad excepcional para hablar a la velocidad del rayo, la obra del frutero es una sucesión de anécdotas y chistes que te hacen troncharte de risa. Dos ejemplos: “Si el frutero abre una tienda en Nueva York, ¿sería una Apple Store?» o «Si Trump tuviese un pariente en mi tierra –Jaén- se llamaría Tiri-tiri».
Gracias a la perfecta combinación de esfuerzo, talento e inteligencia, Santi puede presumir sin falsa modestia de tener al público bilbaíno en el bolsillo. «La gente dice que es difícil, pero a mí me tratan siempre muy bien». Y se lo quiso agradecer al acabar la función: «He pasado dos semanas muy jodidas, pero tenía que estar en Bilbao. Muchas gracias». Besó el escenario, salió de la Sala Barria del Palacio Euskalduna y se sacó una foto con todos los que habían disfrutado del monólogo. También compartió alguna confidencia: «Te aseguro que lo que he hecho hoy no es fácil. Tengo la garganta tocada y 39 de fiebre de mucha medicación. Pero estoy súper satisfecho. Lo he dado todo y me voy encantado». El público se lo agradeció con una ovación.
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