La Aste Nagusia fue una de las primeras cosas que Andrea Ropero conoció de la capital vizcaína y, desde entonces, se ha vuelto una «fan incondicional» de las fiestas de Bilbao. Le entusiasman. «Como para no, teniendo de marido a uno de sus máximos embajadores», ... se justifica. Su pareja, el también periodista de la Sexta, Iñaki López, se ha encargado «desde el minuto uno» de explicarle y enseñarle todas las tradiciones de la Semana Grande bilbaína; Marijaia, las txosnas, las barracas, la cantidad de espectáculos y conciertos que hay por toda ciudad.
«Lo que más me gusta y a la vez lo que más me sorprendió la primera vez que vine es que se viven mucho en la calle. Es una cosa increíble. Puedes salir de casa a primera hora de la mañana y volver de madrugada que siempre hay gente y algo que hacer o que ver: concursos gastronómicos, gigantes y cabezudos, teatro de calle, musicales, pasacalles, aperitivo, tardeo, terrazas, fuegos artificiales...», enumera emocionada.
Ahora bien, aunque la Aste Nagusia le parece «maravillosa», la coloca en el número dos en su particular ránking de mejores fiestas del mundo para incredulidad de Marijaia y de su marido. «Claramente las mejores son las de mi pueblo». Andrea se refiere a Binaced, una pequeña localidad oscense en la que sus poco más de mil habitantes también se lanzan a las calles para hacer una celebración popular. «La diferencia es abismal, pero para mí son lo máximo», insiste.
«Lo que más me gusta y a la vez lo que más me sorprende es que hay gente por todas partes y a todas horas»
Como todos los años, Andrea y su familia han reservado unos días de las vacaciones para poder disfrutar de la Semana Grande. «La Aste Nagusia está marcada en rojo en el calendario de mi casa. Solemos organizar los viajes de verano para poder venir, aunque sean pocos días. Nos gustan a nosotros y también a los niños porque hay actividades para todas las edades. Roque, el mayor, siempre nos pregunta cuándo empiezan las fiestas de Bilbao. Tiene hasta su propia cuadrilla. Una de las cosas que más le gustan es ir a las barracas y a la zona del Gargantua«. El plan con niños, «aunque a veces resulte un poco estresante con tanta gente, es estupendo porque pueden hacer un montón de cosas».
Pero no todo son alabanzas. Hay una cosa de las fiestas que divide a los López-Ropero: los fuegos artificiales. «Es uno de mis espectáculos favoritos y a Iñaki le espantan. Es que no entiendo cómo no le puede gustar, », protesta Andrea. Tampoco son de ir a los conciertos oficiales, prefieren alternar «por los garitos del Casco Viejo para ver alguna actuación más alternativa». Y, por supuesto, otro de los clásicos que más disfrutan es quedar con amigos para comer o cenar. «Un planazo».
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