Sábado, primer día de Semana Grande. A ver qué pasará, nos volvimos a preguntar, como Raphael. El cartel de conciertos municipal es poco ilusionante, hasta lo reconocen los optimistas irredentos, pero trataremos de adaptarnos a las circunstancias. El sábado el programa oficial ofrecía tres grandes citas y descartamos dos: Larry & His Flask en la Plaza Nueva (hillbilly-ragtime de Oregón blanco, blando y con poca pegada y credibilidad según chequeamos en Internet), y los guerniqueses Gatibu en Abandoibarra, adonde se dirigían incontables cuadrillas de pulcra chavalería (las canciones del actual grupo de Alex Sardui, ex Exkixu, nos parecen demasiado iguales, lineales, planas y monótonas, con perdón). Así que escogimos sin dudarlo ir la Pérgola, donde oficiaban los bautizados como 'Los Reyes del Guaquete', o sea nuestro ídolo de la infancia Micky en una terna completada por Mochi y Helena Bianco, la de Los Mismos.
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Poco antes del show no había mucha gente en La Pérgola, lo cual nos cogió de sorpresa. Al final hubo menos público que en otras ocasiones y las filas estuvieron menos apretadas. Desde la segunda fila lo pudimos seguir y oímos a una espectadora comentar a sus amigas: «Nunca habíamos estado tan cerca. Podemos hasta subir al escenario». Cinco minutos antes de la hora salieron a escena los cinco acompañantes (baterista, guitarrista, dos teclados y una corista), estuvieron esperando hasta que dieron las 11.30, y shazam… empezó el show con dos números en trío estelar, o sea en octeto con los tres cantantes: un prometedor 'Los reyes del guateque', con su coreografía y arreglos duduá en plan los Belmonts, y un 'Cuéntame' de Fórmula V con el grupo base un poco embarullado.
Entre estas dos piezas hablaron los oficiantes: Micky dijo que le dejaran en paz que se estaba desmontando (título de su nuevo y ambicioso disco), Mochi rogó que no le gritaran lo de «queremos un hijo tuyo», y Helena reprochó a sus compañeros: «se nota que sois hombres porque sois vanidosos». A partir de entonces se sucedieron las canciones en dúos y momentos solistas en la que los tres se cambiaron varias veces de ropa: el madrileño cosmopolita Micky (74 años) usó tres atavíos (el primero con remates de leopardo, el tercero de almirancito en Village People por despechugado), el barcelonés Mochi (75 años) se cambió unas siete veces y siempre se pareció al televisivo JR (con varios sombreros), y la vallisoletana Helena Bianco (70 años) también siete veces, con vestidos, tops y casacas.
Los duetos combinatorios tiraron a lo latino y les quedaron correctos: Helena y Mochi cantaron 'Un sorbito de champagne' (muy coreada, como tantas otras en esa velada), Micky y Mochi el mambo '¿Quién será?' (la que me quiera a mí, popularizada por Pedro Infante), y Micky y Helena una estupenda 'Quizás, quizás, quizás' de Osvaldo Farrés / Nat King Cole (con Micky arrodillándose ante la bella).
Pero lo mejor se contuvo en las variadas intervenciones solistas, donde no se abusaron de los chistes malos y rijosos propios de estos conciertos con vitola nostálgica. Helena fue la mejor, por repertorio, por voz y por movimientos (cuando bailó country 'San Bernardino'). Helena se lució en el pop 'Guarda tus besos para mí', una roquera 'La bámbola' (de Patty Bravo) donde pareció una potente precursora de Malú, o 'El puente' («desde Valencia hasta Mallorca»), con La Pérgola ondeando las manos como ante Enrique Iglesias. Chapó por Elena Vázquez Minguela, oigan.
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Miguel Ángel Carreño Schmelter, alias Micky, aguantó el tirón, espoleó al público, jaleó a «María Jaia» (sic), nos llamó corazones y llegó a decir: «os quiero porque hacéis todo lo que digo». En su repertorio llevó al reggae el desenfadado 'No sé nadar' de Micky y Los Tonys, en plan misal recuperó 'El chico de la armónica', tocó el cénit con el eurovisivo 'Enséñame a cantar' (con el maduro gentío ondeando las brazos, coreando y dando palmas; sí, estábamos a merced de Micky), un 'Oh, Pretty Woman' de Roy Orbison en inglés que pareció fuera de onda (no por mal hecho, sino por ajeno) y más pachanga guay con palmas en 'Bye Bye Fraulein'.
Y Juan Erasmo Mochi intentó no perder comba y se atrevió con la versión de Nino Bravo 'Un beso y una flor'. Además, nos suministró bastante pachanga guay en títulos como 'María Teresa' (en plan polka alemana), 'Mami Panchita' (sin rubor), la marcial y silbada 'Los que se van' (ya volverán), o la rumba en plan El Pescaílla 'Me lo dijo Pérez' («que estuvo en Mallorca»).
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En total sonaron 27 canciones (contando dos veces la repetida 'Los reyes del guateque') en 94 minutos. Por el medio colaron otro trío en la raphaelesca 'Mi gran noche' y en el epílogo arbitraron otra terna de despedida con 'La bamba' (que arrancó con Helena sugiriendo la verbena pero remontó con los tres), 'La plaga' (el rock and roll mexicano de Los Teen Tops que fue lo mejor de la cita, por actitud y dureza), y el repetido 'Los reyes del guateque' (con mejor sonido que en la apertura y en plan Rocky Sharpe & The Replays). Una cita memorable, no sólo por Micky. Ahora también somos fans de Helena.
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