La pasión musical la pone el espectador

Este año, una vez más, la iniciativa privada ofrece una plancha lo suficientemente interesante como para no presentarse ante los escenarios institucionales, escasamente motivadores, por otra parte. Bares y salas como el Kafe Antzokia y el Azkena (ambos con carteles de abono), el Shake, la Nave 9 o el Zuloa darán cancha a grupos de toda condición en ambientes respirables. Y txosnas como la Algara y otras más ofrecerán conciertos con los hándicaps habituales en tales entornos: ruidos, malos olores, charcos de alcohol, congestión humana y apreturas. Pese a todo, uno de los conciertos más atractivos lo protagonizarán el jueves en la txosna Pinpilinpauxa Los Toreros Muertos. Y el Guggenheim no falta con su ciclo de jazz de pago.

La programación oficial parece pausada, serena en sus propuestas de música clásica en el oasis espiritual y físico que es la iglesia de la Encarnación o en las bilbainadas de Doña Casilda con grupos eternos como Los Chimberos y Los Cinco Bilbaínos. Y cuando no es serena, se torna irregular, como acaece con la a priori floja selección de la Muestra de Rock Local del Bilborock y con las selecciones de los cuatro grandes escenarios, especialmente inconsistentes los del parque Europa (dos noches de sesiones de DJs) y la Plaza Nueva.

El parque de la discordia, un espacio pensado para alejar a la chavalería del meollo de las fiestas. Un gran tinglado montado para cuatro jornadas. Otra pregunta para el Ayuntamiento: ¿A qué se debe ese afán por montar tantos escenarios que se usan sólo una vez por día como mucho? Entre botellón y vigilancia especial de la Policía en el parque Europa el miércoles actuarán los reyes actuales de la romería, los guipuzcoanos Huntza (teloneados por los raperos de Revolta Permanent), el jueves y el viernes ese escenario estará copado por dos productos bailongos y maquineros (Aste Nagusi Dance y ADI Megastar, respectivamente) y el sábado, en sustitución de C. Tangana, oficiará el cantante latino Pedro Capó, hijo del hispano-puertorriqueño Bobby Capó y de la ex Miss Puerto Rico Irma Nydia Vázquez.

A la vera del Guggenheim se celebran los conciertos más multitudinarios y a priori transversales de la Aste Nagusia. Sobre los ocho shows programados destaca el de El Dúo Dinámico (lunes), que apunta a ser el gran evento de las fiestas. También se antoja interesante la colaboración de Mónica Naranjo con la Orquesta Sinfónica de Bilbao (miércoles), y no sólo porque la cantante catalana propenda al pop wagneriano.

El grueso del cartel de Abandoibarra apunta a la juventud más impresionable: mañana actuará la girl band Sweet California, el viernes el triunfito de la cosecha de 2017 Alfred, el segundo sábado a las seis de la tarde se desplegará el show infantil Go!azen y por la noche un pack doble con la boy band surgida de internet Ender, que tiene canción contra la violencia de género, y el indie murciano de Funambulista.

También tirón entre los adolescentes siguen teniendo los metaleros Sutagar, que el primer sábado cumplirán con la cuota en euskera; la extremeña ciclotímica pero generalmente solvente en directo Bebe, que el martes propugnará la feminidad; y los burgaleses La Maravillosa Orquesta del Alcohol, o sea La MODA, que el jueves pondrán a cantar a pleno pulmón a los acnurientos de ambos sexos con su lírica cuasi recitada con los dientes apretados.

Claramente sin rematar se presenta a priori el cartel de la Plaza Nueva, orientado al folk de toda la vida. Poco apetecibles emergen las propuestas de los retro vocalistas ragtimers mixtos sevillanos O'Sister! (lunes), la sesión presuntamente inexperta llamada Flamenco Joven (jueves) y el grupo tributo holandés The Etta James Experience (viernes).

Una incógnita con gancho es la de los franchutes Flor del Fango, ex Mano Negra (hoy), y deberían estar bien los soneros cubanos de Tin' Del Batey (martes), la tradicional sesión reggae jamaicana este año con Linval Thompson & Strong Like Sampson Band (miércoles), y el concierto con amigos del trikitilari portugalujo Xabi Aburruzaga (segundo sábado). Lo más atractivo de la Plaza Nueva ha de ser el repertorio entonado por Caco Senante y Los Que No Escarmientan (mañana).

En el parque de Doña Casilda, bajo una gran carpa, se celebran dos sesiones cada día: a las nueve pinchadiscos con Luis Carlos del Pozo y, tras los fuegos, a las once y media, el concierto principal. En este estío se respetan las cadencias de años precedentes y actuarán los pioneros del rock bilbaíno La 5ª Reserva (mañana), el inevitable transformista Asier Bilbao (lunes), el Mariachi Imperial Elegancia Mexicana (martes), las habaneras con La Barca de Mitjana (miércoles) u otro producto local anunciado como 'Bilbao Años 60-70: La Carrocería (Antiguos Espectros)' (jueves).

Aquí destacan tres propuestas: hoy con Celia Flores, la hija de Pepa Flores, es decir, Marisol; el viernes, la 'Nochenta Gaua' con La Guardia, el grupo de rock andaluz capitaneado por Manuel España, un superviviente de La Movida que en este curso ya ha triunfado dos veces en Bizkaia (en el BEC en el '1980 Festival' y en Miribilla en el macroconcierto 'Yo Fui a EGB'); y el segundo sábado otro de los grandísimos atractivos de toda la Semana Grande, la actuación de Los Panchos de Rafael Basurto.