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Pasado el ecuador de la Aste Nagusia, no hay síntomas de agotamiento a pesar de tanta celebración y la juventud, que ayer abarrotó el Parque Europa para disfrutar de Nil Moliner, se trasladó hasta un Abandoibarra lleno hasta la bandera para la cita con La ... La Love You. Un concierto de casi hora y media para bailar, saltar y celebrar la vida con las canciones movidas y pegadizas de un estilo que la banda autodefine como punki-pop. Pretendían montar una fiesta y lo consiguieron con creces.
La banda madrileña nacida en Parla es el grupo del momento y se ha convertido en la genuina banda sonora de los festivales este verano, gracias a sus temas melodiosos y amorosos con estribillos pegadizos han calado hondo entre el público joven.
«Señoras y señores, sean bienvenidos a la gala La La», con estas palabras apareció en pantalla el director del instituto que invitaba a los presentes a un baile de fin de curso. La banda dejaba claro desde el principio cuál era su intención. Luces abajo, bola de discoteca y que empiece el baile. Como si se tratara del concierto de Año Nuevo en Viena, suena el 'Danubio Azul' y los presentes buscan una pareja a la que agarrarse. Pero poco dura esta danza y la melodía del vals se va desvaneciendo hasta dar paso a los primeros acordes de 'Más colao que el Colacao' con los que aparecen en escena los cuatro integrantes de La La Love You.
El grupo arranca fuerte con uno de sus temas más conocidos, haciendo las delicias del público desde el principio, sin guardarse nada y desatando la locura en Abandoibarra. «Bienvenidos a nuestro baile», saluda el vocalista David Merino al terminar la primera canción y sin descanso arrancan con el segundo hit de la banda: 'Himno (Para Los Que Están Jodidos)', dedicado a unos espectadores que no querrían olvidar este concierto ni en bares de madrugada.
A pesar de contar sólo con tres guitarristas y vocalistas (David Merino, Lydia Carré y Roberto Amor) y Óscar a los mandos de la batería, el escenario no se hizo grande para el cuarteto y lo conseguían llenar con su derroche de energía y carisma, dejando patente la gran sintonía que hay dentro de la banda.
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Roberto Amor algún problema técnico con su guitarra, la noche transcurrió sin pena ni gloria en el apartado de incidencias. La banda completó su actuación con el apoyo de una pantalla gigante con cuestionables y pintorescos fondos, en ocasiones con más acierto que otro. Otras veces este elemento servía de karaoke, a la vez que David espoleaba a los presentes para que diera palmas, encendiera las linternas del móvil y ondeara las manos arriba. Entre trago y trago a la cerveza que le acompañaba al pie de su micrófono, el empeño del vocalista consiguió formar una gigantesca ola de brazos al ritmo del emotivo tema 'Quiero quedarme para siempre'.
«Es un privilegio estar en Bilbao, en Semana Grande, al lado del Guggenheim», se llegó a poner «pelota», como acusaban sus compañeros del portavoz principal de la banda. «Sois muchísima gente», no para de repetir. David cambió la letra de 'El Día de Huki' para homenajear al museo y a la capital vizcaína, nombrándolas en vez de a Hawai. Óscar Hoyos, el batería, decide lanzar chocolatinas al público para endulzar la noche, si todavía se puede más.
Pero todo baile tiene sus reyes y llegó el momento de elegirlos. La prueba se hizo al ritmo de una 'Canción a quemarropa' y la pareja ganadora subió al escenario para ser coronada. Además de las diademas, se convirtieron en los bailarines de excepción de la 'Pócima del amor'. Ya saben: una poca de gracia, un chorrito de amor, leche, cacao y avellanas. Y agítenlo.
Cuando el concierto pasaba de los 70 minutos, David avisaba de que tenía una mala noticia: «Casi estamos acabando, al menos encima del escenario nos da pena». Y abajo tampoco había ninguna gana de poner fin a la fiesta. Llegó entonces uno de los momentos más especiales y más esperados de la noche, el turno de uno de los himnos de La La Love You, 'El principio de algo', con el que la multitud cantó a pleno pulmón.
Como penúltima pieza, la elegida es 'Que nadie nos pare'. Y eso piensan los allí presentes, les gustaría quedarse para siempre en ese momento. Pero todo lo que tiene un «principio de algo» tiene un fin… ¡del mundo! Para cerrar esta noche no había mejor elección que el tema más aclamado de la banda, que el público cantó atronadoramente a capela como fin de fiesta. Y si el fin del mundo nos alcanza, que sea cantando La La Love You.
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