Vale, confesemos que deseábamos que ojalá llueva las noches de las fiestas de Bilbao, pero por supuesto no incluíamos las dos veladas en las que participará la Banda Municipal: la que nos ocupa del sábado con Korrontzi en la Plaza Nueva y la del martes con Barón Rojo en Abandoibarra. A priori, estos dos conciertos colaborativos, más el de La Frontera el jueves en La Pérgola (da igual que llueva esa jornada: ¡hay carpa!), forman la terna de los actos musicales más interesantes del programa oficial de la Semana Grande.
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Y una cuestión que volvemos a lanzar un verano más: ¿por qué todos los conciertos principales son a la misma hora? Esta misma semana, en taurinísimas fiestas de Huesca, contando los bolos matinales, se podían ver cinco o seis cada día, y de empalmada en las fiestas taurómacas de Alfaro, La Rioja, se usa el escenario principal para dos conciertos de tarde-noche que siempre llenan la plaza de gente de todas las edades. ¿Por qué en Bilbao no se programan algunos conciertos potentes antes de los fuegos y luego se ponen los de Abandoibarra después? Por ejemplo hoy domingo nos gustaría ver el tributo a Paco de Lucía en la Plaza Nueva y a Nena Daconte en Abandoibarra, pero como se solapan, como se celebran a la misma hora, pues es imposible.
Este sábado, primer día de Semana Grande, el ayuntamiento ponía tres bolos a la misma hora, las 11.30 de la noche: en Abandoibarra, uno de la madrileña Edurne; en La Pérgola un show local de explotaition de Eurovisión; y en la Plaza Nueva lo más mollar, la colaboración de los trikitilaris Korrontzi conmemorando su vigésimo aniversario con la Banda de Música de Bilbao. Recordemos que en 2014 Korrontzi celebraron su décimo cumpleaños en Abandoibarra con la BOS (Orquesta Sinfónica de Bilbao), ¡y dieron uno de los mejores conciertos del año! De esa colaboración salió un CD+DVD capturado en vivo.
Esta vez todo quedó aguado por la lluvia que arreció desde el primer tema de un concierto especial de 19 piezas en 103 minutos. Menos mal que la idea es grabar el disco en estudio y editarlo a final de año en formato libro-disco. Y es que nada más comenzar el encuentro se puso a llover, y la gente que ocupaba todos los asientos de la plaza sacó los paraguas y eso daba la sensación de ser una falange de legionarios romanos formando una tortuga, la inexpugnable formación defensiva con los escudos encima de sus cabezas. Al segundo tema numerosos espectadores desistieron y se fueron, incluso los que disponían de paraguas, y muchas sillas quedaron vacías. Al final del concierto quedaban pocos entusiastas en sus mojados asientos, algunos más en pie en el perímetro, y ya pocos en los soportales circundantes, los de los bares.
Una pena, porque exceptuando la lluvia todo lo demás funcionó: la acústica general, los nuevos arreglos tan cinematográficos de la Banda Municipal (pensamos en Hans Zimmer en el ancestral 'Sardos K'), las coreografías de los jóvenes dantzaris (alegres, simpáticas y modernas aunque descartando lo contemporáneo, eso de tirarse por el suelo y las contorsiones), más la labor del grupo nuclear trikitilari, que liderado por Agus Barandiaran rindió homenajes explícitos a trikitilaris de antaño como Maurizia y Laja (y a menudo se sintieron tributos tácitos a Rufino Arrola, primer maestro de Agus, y a Kepa Junkera, una innegable influencia).
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Su show, muy visual por el impacto de los bailes desplegados en la primera línea del escenario, fue a veces junkeriano, también oskorriano ('Oilarrak oiloari'), se impulsó con el efecto muelle de La Bottine Sourianté canadiense ('Parfums de musiques'), en colaboración con la banda de txistularis de Bilbao asimiló el ambiente afrancesado de Luis Mariano ('Xoxua'), y recordó al bertsolari y colaborador korrontziano Xabier Amuriza en el tema más coreado / tarareado de la aguada velada ('Urtaroak')…
Todo iba bien dentro del escenario, tanto que si se hubiera filmado sin enfocar hacia afuera nadie se daría cuenta de que la lluvia pertinaz fue la invitada no deseada. Y con el repertorio muy bien ordenado y los ánimos nunca diluidos, Agus, Korrontzi, la Banda Municipal y los chavales y chavalas dantzaris en el último tercio del concierto incluso volaron más alto, con más aires de La Bottine Sourianté ('Ederregia zelako'), un arreglo orquestal que enriqueció el primer tema compuesto por Agus (el recogido 'Panderotxoa'), la alegría del baile ('Mezobarri'), el costumbrismo dinámico ('Joxek andreari'), la defensa de la música tradicional y de la ausencia de fronteras (las dos en la presentación de 'Emaiogu bostekoa', una canción festiva más redonda que la de Marijaia), y la despedida con los tambores batiendo ('Belardi').
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