Izaro, en plena actuación. Foto: Ayuntamiento de Bilbao | Vídeo: Silvia Cantera
Aste Nagusia 2024

Izaro, muy cercana y rodada en Abandoibarra

La cantautora pop vecina de San Sebastián bailó como en una 'rave', tocó el piano y cantó de maravilla en euskera y castellano en un concierto variado y emotivo que se hizo cortísimo

Sábado, 24 de agosto 2024, 07:00

En esta Semana Grandísima estamos viviendo a deshoras, durmiendo poco y apurando las últimas fuerzas. Y este viernes, hala, esfuerzo extra: doblete taurino (madrugón para la final matinal del tercer memorial Fandiño, ¡y a la tarde Roca Rey, que es como ver a Elvis Presley ... en 1956!) más el obligatorio concierto nocturno, el de Izaro en Abandoibarra. ¿Les hemos contado que se antoja irracional que pongan todos los conciertos principales oficiales a la misma hora? ¡Queremos elegir entre dos antes de los fuegos y otros dos después!

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Con una plancha así igual este viernes habríamos pasado, sin intención de trabajar sino de cultivarnos, por La Pérgola para chequear a La Década Prodigiosa y por la Plaza Nueva a las gallegas post-folklóricas sintéticas y feministas Fillas de Cassandra. También a medianoche había dupla potente en el Parque Europa, para la chavalería, con el getxotarra finalista de OT Martín Urrutia, que podría ser un cantor romántico andaluz de los de ahora, y a los numetaleros madrileños Megara, escandalosos y con chica al micrófono.

Izaro Andrés Zelaieta (Mallabia, 31 años) está en gira de su quinto álbum, 'Cerodenero' (2023), la cual arrancó en enero en el Euskalduna. Nos perdimos ese estreno navideño, pero luego hemos podida verla dos veces, ambas en abril: en el Escenario Santander, ante 222 almas, con el 'show' al completo y hablando casi siempre en castellano a la concurrencia, y una semana después en el BEC, en el ZeidFest, donde en una dimensión mayor, ante miles de personas y muy suelta en escena repitió el 'show' saltándose unas pocas canciones. A Bilbao estas fiestas ha llegado muy rodada, engrasada, pues últimamente la nativa vizcaína ahora vecina donostiarra ha actuado en los sanfermines, en la playa en el Festival de Jazz de San Sebastián, en las jaiak de Zarautz, en el Festival Sonorama…

Y en Abandoibarra, con la explanada llena aunque con el público muy holgado, cómodo, un público asaz variado pero de mayoría femenina y juvenil, Izaro dio un concierto con mucho de autoterapia (llegó a jalear gora Osasuna mentala, viva la salud mental; recordemos que este álbum es fruto de un parón de un año, con ella acudiendo a la psicóloga, superada por el éxito que había tenido), procurando ser sencilla y cercana a la audiencia, igual que Aitana pero más allá: siempre hablando en euskera se refirió a viajes a Castilla, pidió que cantáramos el zorionak zuri a su bajista, se alegró de que la pregonera de las fiestas de Bilbao sea la actriz Itziar Ituño (de 'ederra' la calificó Izaro), jaleó más tarde de una tacada a Bilbo, las comparsas y a nosotros el respetable, y cuando estaba presentando a músicos y equipo técnico soltó este comentario literal: «tengo un 'reglazo' increíble y la memoria no funciona».

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A pesar del cansancio acumulado en los siete primeros días de los nueve de fiesta, disfrutamos y se nos pasó rapidísimo su concierto en quinteto de 20 canciones en 91 minutos. El mejor de los tres que le hemos visto en esta gira, con Izaro más suelta y desenfadada, y ateniéndose a los mismos capítulos musicales en los que se sentaba al piano, se movía teatral por el amplísimo escenario, bailaba con soltura (en un pasaje con sus dos bailarinas, que intervendrían por última vez en Bilbao), interactuaba con sus cuatro músicos y con su hermana, que le ayudaba y a veces la filmaba con un móvil, y cantaba de maravilla desde el folk hasta la 'rave'.

Abrió con premeditada gelidez, subida a la metafórica montaña blanca cantando 'Zero' mientras la pantalla gigante del lateral derecho la revelaba entera (los ojos mirando al público), y siguió con 'Iparraldera' (cuando se le vio que llevaba un anillo que parecía de compromiso). Emotiva afloró en 'Aguacero', y en el pop a lo LODVG 'Delirios' explotó más profundamente su potencial. Luego entramos en un tramo más postmoderno y bailable hasta la 'rave' ('Libre', 'Ixildu mese'…), y sin brusquedad entramos en el pasaje acústico, con Izaro susurrante en 'Errefuxiatena', recogida en el folk-pop 'Tu escala de grises', aproximándose al rock americano en 'Limoiondo'…

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El concierto estaba bien ordenado, la banda vestida de gris maoísta (la lideresa no, ella salió con el chándal ancho y el top blanco cruzado que ya le vimos en los otros dos conciertos de abril), y la cercana Izaro hizo folk-pop tipo Nogen ('Las llaves de tu casa'), asimiló el cabaret ('Aquí'), volvió a la volatilidad ('París'), no olvidó el folk compuesto para su abuela ('Una canción para Elisa'), insistió en la verosímil introspección ('Todas las horas que quedan')…

Y llegamos al bis doble («¿ya?, ¡qué rápido se me ha pasado», comentó un ser anónimo a nuestra derecha) lo abrió a capella a lo Laboa cantando solemne 'Bertso' (en su introducción la volvimos a oír pedir a su público que no participe en cadenas que esparcen mediante los móviles fotos íntimas de otros jóvenes) y lo cerró contagiando 'La felicidad', un folk saltarín muy alegre y tarareable, y diciendo adiós abrazada a sus músicos y técnicos, quedándose ella sola en escena en el último momento, y mandándonos un corazón dibujado con los dedos (como hacen Lendakaris Muertos).

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Ah, por el epílogo Izaro anunció que en mayo de 2025 cerrará a lo grande en el BEC esta gira de 'Cerodenero'. Luego descansará de modo indefinido.

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