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Izaro Andrés (Mallabia, 1993) ha dado el gran salto en su carrera en los últimos meses, con la publicación de 'Cerodenero' y su posterior gira, que le está llevando a pisar escenarios de miles de personas con su propuesta musical ecléctica y heterodoxa.
- ... Se está habituando a los escenarios grandes: el Velódromo, Jazzaldia, Sonorama… Y ahora Abandoibarra.
- La verdad que está siendo un verano muy bonito para mí. La gira la organicé para que fuera como la subida a una montaña. Todo el tracklist del último disco ('Cerodenero', 2023) está organizado como una subida, una cima y una bajada. Pues la gira igual, y ahora estamos en la cima y está siendo súper bonito.
- La metáfora de la montaña puede aplicarse también a su carrera en general, que ha sido una subida constante desde los pequeños escenarios al gran público al que ha llegado con su último trabajo.
- Sí, aunque debo decir que cuando grabas un disco nunca sabes lo que va a pasar o qué expectativas puedes tener. Pero en este caso estoy muy contenta con el resultado y la gira está siendo muy importante para mí.
- Es su primera vez en Aste Nagusia.
- En Bilbao siempre he tocado en interiores, en el Euskalduna y en teatros, aunque una vez hace años tocamos en la calle, pero fue algo muy pequeñito. Así que este concierto me hace muchísima ilusión, la verdad.
- ¿Cómo plantea el repertorio de esta gira?
- Tiene un poco de todo, aunque hay mucho del último disco, lo tocamos casi entero. Pero después hay canciones más viejas para poder cantar entre todos, que creo que es el objetivo de un concierto así.
- A nivel nacional, ¿se ha normalizado cantar en euskera? Usted triunfa en escenarios de toda España.
- Quizá se está facilitando, pero yo no diría que todavía esté normalizado. Pero sí, comparando con la situación de antes hay mucho cambio. En cualquier caso, queda mucho por hacer, pero realmente ya el solo hecho de que podamos plantearlo es un cambio muy grande y era muy necesario.
- Usted se ha abierto también al castellano y al inglés, idiomas que ha ido mezclando en su carrera musical.
- Ello responde un poco a mi realidad lingüística, teniendo en cuenta que el primer año de mi carrera, cuando escribí el primer disco, vivía en Estados Unidos. Entonces tuvo más presencia el inglés, y luego como que lo fui perdiendo.
- ¿Hay una nueva escena euskaldun? Parece que algo se mueve en las programaciones y en las fiestas de los pueblos.
- Sí, yo creo que sí. Además ahora se nota mucho. Yo sí que considero que estuve como en un puente, en un limbo bastante solitario. Cuando empecé no había todavía mucha gente joven tan activa. Me sentí un poquito sola. Y ahora de repente hay como una primavera musical, hay de todo y la gente está súper activa y haciendo proyectos muy interesantes. Hay gente muy joven haciendo muchas cosas de calidad y colaborando además entre ellos. A veces me dan envidia, y eso que les tengo cerca. Está muy bien esa cercanía que está sintiendo la gente que sale ahora, tan acompañada, y para mí está siendo una pasada disfrutar ahora de esta escena musical.
- Antes en las fiestas vascas se repetían siempre los mismos nombres, y ahora hay artistas desde abajo haciendo presión para colarse en las programaciones de las semanas grandes o incluso de grandes festivales.
- Completamente. Y la cartera es tan amplia que funciona en todos los lugares, porque puede llegar a todo tipo de público.
- ¿Qué artistas actuales le influyen? Se le ha llegado a comparar incluso con Rosalía…
- Pues mira, yo a Rosalía la adoro. Me gusta todo de ella y, sobre todo, el proyecto que lleva. Musicalmente, 'Motomami' ha sido para mí un disco muy importante, también a nivel personal. Y ver a gente como Rosalía o Taylor Swift cómo lideran sus proyectos es increíble. Es decir, son mujeres jóvenes liderando proyectos desde otros puntos de vista cuando todavía cuesta mucho autogestionarse. Ellas definen su proyecto y no es el proyecto el que las define a ellas. Eligen lo que quieren hacer y dicen que no a otras cosas.
- Hablamos de un empoderamiento de artistas que antes estaban más sometidas a las presiones de las discográficas o a las reglas del mercado.
- Sí, sí, sí. Eres tú quien tiene que diseñar lo que quieres hacer. Incluso Miley Cyrus lo está haciendo, decide cómo invertir su tiempo y su vida. Por ejemplo, hay gente que dice que no quiere hacer giras mundiales porque quieren pasar más tiempo en casa y con su familia. Estas son cosas que tienen sentido para mí, se está produciendo una sinergia de conciliar el tener una vida con este oficio que es tan extraño.
- Para la primavera se ha marcado el gran objetivo de llenar un BEC. ¿Le da vértigo?
- Me da muchísimo vértigo porque realmente son miles de entradas y es algo muy grande. Pero es verdad que, volviendo a la montaña, ahora estamos en la cima y yo ya visualizo cómo va a ser bajar. La última parada será en el BEC y para mí va a ser un día muy importante porque es el fin de la gira que más estoy disfrutando y con el disco que más estoy disfrutando. Me da mucha pena que se acabe, pero sé que tiene que terminar y va a ser la mejor manera de cerrar una era muy importante. Nos hemos atrevido porque dijimos 'bah, da igual, si no sale, al menos lo hemos intentado'.
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