Un desigual Bulego, de baile en la oficina

Aunque sentíamos la llamada calorra del flamenco, hemos de señalar que los noctívagos Bulego molan. No en vano, les habíamos visto en tres ocasiones anteriores, casi todas satisfactorias: en la Sala BBK, en la otra cara del Guggenheim (la única fallida, por culpa de la luz solar y de la fría temperatura al aire libre), y en el último Festival Bilbao BBK Live. O sea que sería más fácil contarles su concierto que escribir sobre los siempre imprevisibles shows flamencos. Y aquí estamos informando de que los guipuzcoanos Bulego el jueves en Abandoibarra atrajeron el mismo público que los indies murcianos Viva Suecia el martes (o sea que hubo holgura), que su audiencia fue absolutamente juvenil (adolescentes y veinteañeros como mucho) y euskaldun (corearon casi todas las canciones), y que sonaron 18 temas en 80 minutos redondos.

Dos únicas pegas se le podrían poner a su previsible concierto (ya les hemos dicho que estaría 'chupao' escribir sobre el mismo). Una sería objetiva: cierta carencia de volumen, o sea que un poco más de pegada habría venido muy bien (en Viva Suecia también se echó en falta más volumen). Y la segunda sería subjetiva: pareció que Bulego dieron un bolo cumpliendo una obligación, un trabajo con todo medido: los movimientos de los músicos gregarios, los discursos y alardes del líder Tomás Lizarazu, que vistió la misma ropa que en el BBK Live y en un directo en San Sebastián que pasó la ETB, y que salió al escenario después de sus compañeros, en plan estelar.

O sea que Bulego actuaron como si fueran a la oficina (¿captan el guiño poliglota?), pero al menos no de modo rutinario, pues los cuatro escuderos no dejaron de sonreír y hasta de bailar, mientras el líder Tomás evolucionaba por todo el escenario y hablaba en exclusiva a la gente: contó que el grupo es un proyecto que solo lleva dos años, pidió un aplauso para la labor de las comparsas, recomendó que al acabar el bolo siguiéramos con la fiesta y viviéramos el presente, y confesó que había entristecido enterarse ese día de que había habido un ataque sexual en las fiestas y lanzó un alegato contra los ataques homófobos, racistas.

Y así, con actitud mayormente positiva y participativa, además de esa pizca de volumen que se echaba de menos para envolver las conciencias de los espectadores (unos 3.000 calculó Haimar, el guitarrista de Gatibu, quien se lo transmitió al manager del grupo), los cinco Azkoitiarras dieron un concierto irregular (los 80 minutos para 18 canciones se hicieron notar; mejor estuvo el repertorio del BBK Live: 11 temas en 45 minutos), oscilando entre el baile de club y la balada amorosa adolescente coreada por la chavalería en títulos como 'Gure izarrak' (en la onda de Nogen, con los móviles y los mecheros encendidos y ondeando), el momento más bajo de la cita, paradójicamente el a priori más especial, el de la colaboración con la cantautora vizcaína Maren en el lento 'Ezer ez da berdina', donde ella entonó demasiado susurrante, sin la aguda chispa que le caracteriza, o en la apertura del bis, con Tomás estelar y a solas cantando a lo Radiohead 'Malutak', colocado en pie bajo el nombre del grupo iluminado en el telón de fondo y un haz de luces convergiendo sobre su persona.

Entre el techno danzón y las intervenciones guitarrísticas de un Tomás que a veces paseaba con el instrumento colocado en bandolera a la espalda, Bulego/Oficina alcanzaron sus mayores cotas con los temas bailongos: 'Zuen alboan' con arreglos retro-modernistas a lo Orbital, o los varios títulos en la estela de Zetak, caso de 'Hirian' o del bastante ochentero 'Bidean bertan'… Hum, Zetak y Bulego han conformado alguna dupla conjunta en conciertos: hace poco estuvieron en fiestas de Santurtzi y ahí el volumen fue tan alto que en la otra margen de la ría el que suscribe tuvo que cerrar el balcón para evitar que entrara su ritmo danzón.

Y de esta guisa, con la pegada limitada por el volumen y la actitud dinámica y animada del quinteto, el repertorio desigual cursó encadenando canciones como estas: la coreada 'Pizten ari da' en plan Dorian en euskera, la mezcla de tecno, rock y urban 'Suzko erroberak', la primera cima de la cita que fue el bailón y redondo 'Hegan', la también ochentera 'Bagoaz', la muy Vampire Weekend 'Kantu bat' y el adiós con la segunda cima de la cita, un 'Bueltan da' en el que, como en el BBK Live, Tomás logró que se agachara todo el público enfrente de él y saltara como un resorte a su orden.