La carpa del Global Circus en el parque Etxebarria se ha trasladado este miércoles al hospital de Basurto donde los pequeños ingresados en la unidad de pediatría han podido disfrutar de payasos, malabaristas y acróbatas. Un descanso para los peques que como Amaiur, ingresada por ... apendicitis, saben que estar hospitalizado «es muy agobiante». «Poder salir es una liberación y el circo ha sido muy bonito, no puedo elegir una actuación favorita, me han gustado todas», reconocía la cría.
Publicidad
Txupinera, pregonera y Marijaia han encabezado la kalejira a las 10:30 horas de la mañana desde la puerta principal del centro sanitario acompañadas de txistus y tambores. Tras ellos, iban los representantes de las comparsas y la corporación municipal. A medida que avanzaba la caminata hasta el pabellón San Pelayo, donde están ingresados los pacientes más pequeños, se unía también todo el personal que no se ha querido perder esta mañana de fiesta y diversión.
Al llegar al pabellón ha comenzado el espectáculo con la canción 'Bella y Bestia son', que ha puesto los pelos de punta y ha avanzado lo que venía después. Tras este primer pase ha llegado el payaso que ha arrancado las primeras risas interactuando con niños y no tan niños. Después ha sido el turno de los malabaristas y para terminar la función la equilibrista, boca abajo, ha dejado boquiabiertos a todos.
Amaia Arregi Romarate, teniente de alcalde y concejala de Seguridad Ciudadana, ha estado presente en este acto y ha declarado que «es uno de los momentos más bonitos de las fiestas». Una actividad que se repite todos los años y que consigue acercar la Aste Nagusia a todo el mundo. «Con ello damos un paso más en esa inclusión y conseguimos que los 'txikis' y mayores, que están pasándolo mal en estos momentos, puedan disfrutar del circo», relata. Para la concejala, estas fiestas «tratan de eso, de disfrutar, de pasarlo bien, de reír y de soñar», concluye.
Publicidad
A partes iguales, entre los asistentes había risas, pero también miedo. Algunos de los pequeños estaban asustados con la actuación. Los payasos se suelen mueven, gesticulan y actúan de una forma exagerada, lo que puede hacerles sentir incómodos, pero con el garbo que les caracteriza han transformado las caras de susto en risas y aplausos. Mikel de seis años se escondía detrás de su ama con lágrimas en los ojos cuando ha visto salir al payaso eufórico hacía el público, por fortuna no ha sido el elegido para salir, «ama yo no quiero salir, me da miedo», gritaba el pequeño. Mientras avanzaba el espectáculo, se veía cómo cambiaba el gesto de la cara y se le escuchaba reír.
Markel de ocho años ha venido a ver al circo por casualidad. Su ama Nekane contaba que «hemos visto a Marijaia por la calle y nos hemos puesto a seguirla, no sabíamos que venía al hospital a ver a los niños y menos que venía el circo». Markel aplaudía cada vez que incluían un objeto más los malabaristas: ¡«Que pasada»!, celebraba. A diferencia de él, Elena, de diez años, sí que sabía que iban a tener visita: «El año pasado estuve ingresada y me gustó mucho, este año no quería perdérmelo».
Publicidad
«Es una oportunidad que los críos que están en el hospital también puedan participar de alguna manera de las fiestas de Bilbao y el circo siempre se siente muy colaborador con estas cosas», explica Javier Fernández, pediatra del hospital. Se trata de una actividad para críos con cuadros leves y su objetivo es hacerles sonreír y que pasen un buen rato, «es terapéutico».
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.