Lluvia de estímulos para miles de niños en el Desfile de la Ballena. A 'Baly' y sus amigos submarinos (el pulpo, el txangurro, el besugo y la txirla) les acompañó un dromedario grandísimo y articulado que pestañeaba y todo, parecía que estaba vivo. También Nana, ... una trotamundos gigante, muy seria, de cuatro metros de altura, que iba en triciclo. Había media docena de ciclistas y estaba también 'Txistuman' subido en una plataforma rodante. Había comparsas, fanfarrias y txarangas, y además una batukada que iba por delante para activar al personal. Ah, y un oso pardo de dos metros y medio también andaba por allí. Y arponeros y también rederas. Era como meter en una coctelera una película de Disney, un vídeo de Marilyn Manson, un documental de la BBC, algunos párrafos del Marqués de Sade y la feria MarisGalicia, agitarlo todo, y derramar el potingue en el centro de Bilbao. Lo mismo hasta fue bueno que no llegasen los invitados de la jungla africana que había anunciado la autoridad municipal y que seguramente habrían hecho la salsa demasiado espesa.
Publicidad
Noticia relacionada
Andrea Cimadevilla
Por toda esa mezcla heterogénea el Desfile de la Ballena es una cita tan esperada y tan asombrosa, un evento casi alucinógeno. Normalmente, desde el Ayuntamiento apuntan a que lo siguen unas 150.000 personas, cifra abrumadora que más que triplica la multitud que presencia el txupin y el baile de Marijaia y que ayer volvió a repetirse. Ya media hora antes del comienzo la Gran Vía estaba repleta de gente. Luego, al paso del espectáculo, el gentío era impresionante y además de todas las edades.
La kalejira arrancó, como estaba previsto, a las siete de la tarde desde la Plaza Circular para atravesar la Gran Vía, dar una vuelta completa a Moyua, y continuar hasta el cruce con María Díaz de Haro. Con el día malísimo que había estado haciendo prendió el temor a que las familias no se animasen a cumplir con esta tradición.
Pero finalmente, a media tarde, las nubes se apartaron, asomó el sol, y las aceras se llenaron para presenciar un espectáculo alucinante y excesivo por todos lados. Es muy bonito ver la reacción de los pequeños, el modo en el que canalizan el asombro: unos paralizados, otros entusiasmados, otros medio asustados, pero todos con los ojos muy abiertos, fabricando recuerdos que les van a acompañar siempre.
Publicidad
En esta ocasión, como en otras anteriores, la organización ha querido prestar atención y rendir homenaje a las tradiciones pesqueras vascas y, en especial, a los oficios femeninos más antiguos de los puertos de Euskadi. Una fanfarria de arponeros ha recreado la caza de la ballena, y la comparsa Lobas de Mar ha representado a rederas, neskatilas y empacadoras.
Pero, naturalmente, lo más espectacular sigue siendo la ballena, que flota sobre el asfalto como una aparición. Navega entre la frondosidad de los árboles la Gran Vía, subiendo y bajando para esquivar ramas y semáforos mientras dispara chorros de agua que asustan y refrescan al gentío. Hay que hacer una mención especial a todos esos jóvenes que manejan los hinchables, a 'Baly' y al resto, que tiran de las cuerdas y sudan como locos pero siempre sonríen. Dentro de la txirla dos chicas con aire de gimnastas olímpicas también sonríen y saludan con la mano entre el contefi. Del besugo con ojos somnolientos sale humo y del txangurro, bruma de agua, mientras ataca con sus pinzas inofensivas a las primeras filas de niños, que se defienden a su paso.
Publicidad
Los espectadores también lanzan confeti porque antes del desfile se repartieron bolsas con el material festivo a la concurrencia. Siempre hay algún acaparador que se queda con el material, que se lo lleva a casa, a saber para qué, y no lo agota colaborando en dar color a la fiesta. Pero la mayoría sí. Para que todo el mundo disfrutase del asunto, este año se amplió el espacio reservado a personas con discapacidad frente al edificio de la Diputación.
Casi igual de espectacular que todo lo anterior es el proceder de los equipos de limpieza que cierran la comitiva, la manera de retirar todos los residuos que deja el entusiasmo, en una perfecta e implacable sincronización, de tal manera que minutos después de esa locura, de ese evento alucinógeno, parece que ahí no ha pasado nada.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.