Una vuelta al cole con la mochila cargada de educación ambiental

Ahora, que acaba de dar comienzo un nuevo curso escolar, es el momento de reflexionar sobre algo que nos toca muy de cerca y que influirá en el destino de nuestra sociedad: la educación en valores ambientales en los colegios. En los últimos tiempos, hemos vivido situaciones que afectan a nuestro entorno natural y, por tanto, a nosotros mismos. La escasez de precipitaciones y la grave sequía que ha afectado a cerca de nueve millones de personas durante este verano en España es solo un ejemplo que nos obliga a replantearnos qué estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo. Para hacer frente a los problemas del mañana necesitamos buscar soluciones en el presente. Y, por ello, en este curso escolar la educación ambiental es, de nuevo, una asignatura que miles de docentes marcan con especial interés en sus agendas.

El papel de las profesoras y profesores en la formación de los niños y como arquitectos del conocimiento es fundamental e indiscutible. Son ellos quienes guían, inspiran y alimentan el pensamiento de los más pequeños, fomentando un razonamiento crítico y consciente que les haga no solo conocer y comprender su entorno, sino asumir que tenemos un papel único e imprescindible en su cuidado. Pero, para hacerlo posible, los propios educadores necesitan ayuda, necesitan formación en educación ambiental para poder transmitir la importancia del respeto por el medio ambiente y despertar el amor por la naturaleza entre sus alumnas y alumnos.

Y este no es un reto sencillo. La nueva Ley de Educación, que el curso pasado comenzaba a dar sus primeros pasos, ha entrado de lleno en las aulas de todo el país. La llamada LOMLOE promueve que los centros educativos se conviertan en dinamizadores e impulsores de la sostenibilidad, el cuidado del medioambiente y la lucha contra el cambio climático, lo que supone que los docentes han de estar preparados para abordar las temáticas ambientales de manera efectiva y atractiva.

Afortunadamente son muchos ya los docentes a los que este desafío les ha pillado con los deberes hechos y cada vez más profesores de primaria incorporan la educación ambiental en sus clases. Porque, para que la educación en valores ambientales cale por completo, todos -administraciones, empresas, organizaciones, profesionales del sector…- estamos llamados a aportar nuestro conocimiento y nuestro querer hacer. En la actualidad 2.200 docentes de todo el país forman parte de Naturaliza, un proyecto que creamos hace ya cinco años en Ecoembes, para, precisamente, dotar al profesorado de las herramientas necesarias para ayudarles a transmitir estos valores a los más pequeños.

En este sentido, resulta inspirador contemplar su dedicación y compromiso inquebrantable con este objetivo. Su labor va mucho más allá de los libros o las tablets. Son capaces de transmitir el valor del entorno natural fomentando el aprendizaje a través de la experiencia para que los niñas y niños gracias al contacto directo con la naturaleza, aprendan a explorarla, conocerla, valorarla y respetarla.

No me cabe duda de que este esfuerzo que realizan diariamente los profesores y profesoras de todo el país contribuirá a alcanzar unos resultados que, aunque no sean inmediatos, sí incuestionables: el trabajar con niñas y niños gestos y actitudes respetuosos con el medio natural día a día, gota a gota, gesto a gesto hará que estemos más preparados para afrontar los desafíos que estén por venir y, lo que es más importante, conseguir evitarlos desde la prevención. Así, en este inicio de curso y, sobre todo, por el compromiso de los últimos años, solo nos queda daros las gracias por acoger con tanta pasión y dedicación el cuidado de nuestro planeta y ayudar a los más pequeños a reflexionar sobre nuestro papel y el valor del respeto hacia el medio ambiente en cada curso escolar.