Zaragoza 1-Alavés 4 | Liga Smartbank

Un Alavés despiadado encadena la cuarta

El once inicial había deparado las novedades de Moya y Róber. En concreto, para relevar a Salva Sevilla y al tocado Guridi. Ninguno de ellos saltó finalmente al céped. Dado que tampoco Benavídez entró en la alineación debido a la esperada continuidad de Antonio Blanco, el Alavés entró al campo sin el trío de centrocampistas que lideraron la primera vuelta albiazul. Igualmente sin el sancionado Tenaglia, el lesionado Miguel y un Alkain que ha pasado a la segunda unidad. En definitiva, una alineación muy alejada del libro de estilo de hace apenas unos meses y con Villalibre a la espera en el banquillo pese al doblete de su estreno ante el Eibar. Más tarde el delantero albiazul marcaría cuatro minutos después de su salida. En su debú lo hizo en ocho. Los tiempos se acortan. Queda claro, en cualquier caso, que el cuadro vitoriano dispone ahora de otros mimbres. No siempre servirán para construir la silla perfecta, pero a más recursos más posibilidades. La cosecha ofensiva deja en evidencia que algo ha cambiado. 23 goles en los primeros 22 encuentros y 12 en los cuatro últimos. Las cifras solo son indicativas, pero en esta ocasión también se antojan claras.

Más complicado de lo que dice el resultado fue un duelo que alumbró una primera mitad de control local y máxima eficacia alavesista. Gol a balón parado de Sylla en el único remate a puerta. El Zaragoza cedía en las dos áreas. Con más juego que acierto pese a los amagos iniciales de Bebé ante un sólido Sivera y una profunda laguna de concentración defensiva en el 0-1. A ella ayudó el gran servicio de Moya, que en los últimos tiempos acumula acciones decisivas. Con goles en Miranda y este sábado, y asistencias también en los dos últimos duelos. El Alavés volvió a jugar con la obligada solidaridad colectiva y tampoco cedió demasiado en el área propia. El meta alavesista, con varias paradas de mérito y solo una salida a destiempo que provocó una tarjeta, volvió a mostrarse seguro. Su temporada sigue siendo notable.

El Alavés tomó ventaja y, a partir de ahí, pudo jugar con más tranquilidad. Cediendo metros y el balón a un adversario que goza en el contragolpe y sufre, como casi todos, cuando se trata de construir. Nada se torció. Se enderezó más con el 0-2. Si el cuadro vitoriano había marcado antes del descanso después de minutos de agobio, el segundo tanto llegó cuando el Zaragoza trataba de reaccionar. Otro mazazo al hígado aragonés. De un Alavés que encadenó su segundo triunfo a domicilio. Antes se impuso en Anduva a un Mirandés que había ganado cinco partidos seguidos en su estadio. Este sábado, a un Zaragoza que sumaba tres triunfos y dos empates en sus últimas cinco comparecencias en La Romareda. Entre uno y otro partido, despachó en Mendizorroza a un Eibar que encadenaba ocho partidos sin perder. El tipo de estadísticas que permiten estar arriba en un categoría demoledora.

Por allí había salido Villalibre para anotar el 0-3 y enviar al congelador a una Romareda siempre caliente. Diez años consecutivos en Segunda no han servido precisamente para apaciguar a una afición irascible. Aparecieron algunos roces y Luis García optó ya por refrescar el equipo con Alkain, Benavídez y Laguardia. Teniendo en cuenta que Salva Sevilla, Guridi y Miguel no jugaron, queda claro que el Alavés es ahora otro en cuanto a recursos. Sólo hace falta repasar las sustituciones que se producían allí por los meses de septiembre u octubre. Era complicado equivocarse a la hora de saber quiénes podían saltar al césped. Este sábado, llegó todavía el golazo de Bebé y un balón que Sivera despejó al palo. El canto del cisne aragonés. Difícil resultaba que se escapara ya el triunfo a un Alavés que viaja ahora en autopista de cuatro carriles. En una ocasión (2005) el mismo equipo albiazul que perdió seis duelos consecutivos ganó después siete. Vamos a ver si esta vez, tras las cuatro derrotas de diciembre, llega una quinta victoria el próximo domingo.