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El Alavés y Asier Garitano han crecido de la mano, aunque a varios cientos de kilómetros de distancia. El conjunto albiazul y el técnico de Bergara han logrado cruzar por fin dos caminos que parecían destinados a ser paralelos. No solo han compartido categoría ... durante casi todos los años que el guipuzcoano acumula en los banquillos, sino que incluso sus etapas de crecimiento parecen calcadas. El entrenador y su nuevo equipo se encontraban en plena búsqueda de identidad hace seis años, cuando atravesaron una pequeña crisis, y desde entonces han compartido un ascenso meteórico desde Segunda B con contadas interrupciones.
El Alavés y Asier Garitano incluso mantuvieron contactos en el pasado, tal y como ambos reconocieron ayer en la presentación del técnico. «Con Asier conseguimos el objetivo de trabajar juntos», afirmó el director deportivo albiazul, Sergio Fernández, mientras que el entrenador celebró que por fin se dieran «todas las circunstancias» para que se convirtiera en el nuevo inquilino del banquillo vitoriano. Y es que siempre se presentaba algún obstáculo, beneficioso para alguna de las partes, que impedía la fotografía del técnico junto al escudo del Alavés.
Cada vez que Garitano se quedaba sin equipo, como cuando fue destituido en el Alcoyano (2012-13), el Alavés navegaba a toda máquina. Ese mismo año, de hecho, el conjunto albiazul ascendió a Segunda. Y cuando el club necesitaba un comandante, el de Bergara estaba en proceso de convertirse en un ídolo en Leganés. Garitano se hizo cargo del conjunto pepinero, su mejor trabajo, en la 2013-14, mientras el Alavés se presentaba como un recién llegado a la categoría de plata de la mano de Natxo González. Entonces empezaría la búsqueda de un estilo definido que encontraría con Alberto López y, sobre todo, José Bordalás. El resto está ya en los registros de la Liga. Dos ascensos en cinco años para el guipuzcoano, y un ansiado regreso a la élite, una final de Copa y un billete europeo que se desvaneció en la penúltima jornada para los vitorianos.
El Leganés y el conjunto albiazul subieron juntos a Primera en 2016, y se han consolidado desde entonces. Han sufrido baches, claro. El más sonado para el Alavés fue el inicio del pasado curso, con pleno de derrotas en las seis primeras jornadas. En el caso del entrenador, su breve y oscuro paso por la Real, donde buscó su primera aventura de élite fuera de Butarque. El club y el técnico se unen al fin para cerrar una historia que les había condenado a la rivalidad. De hecho, el Alavés es el equipo al que más veces se ha enfrentado Garitano durante su carrera. En diez ocasiones, nada menos.
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