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Iñigo Crespo
Martes, 20 de febrero 2018
Por mucho que los entrenadores traten de convertir un vestuario de fútbol en un sistema democrático, el tiempo termina siempre por crear un pequeño grupo de élite que destaca como la primera unidad para los momentos más críticos o relevantes. El Alavés que obró el ... milagro en Girona en el estreno de Abelardo ha sufrido una profunda transformación, hasta el punto de que casi la mitad de los jugadores que saltaron de inicio aquel lunes en Montilivi cuentan ahora con un rol muy secundario. La tropa albiazul ha protagonizado una catarsis progresiva hasta transformarse en un engranaje arrollador y definido, en el que nueve piezas se han vuelto casi intocables.
Entre los 22 jugadores que ha empleado Abelardo en sus once partidos de Liga, nueve de ellos rebasan la barrera del 60% de los minutos disputados, una cuota que define a los hombres de confianza del entrenador gijonés. A pesar de que ese reparto admite diversos matices, ya que jugadores como Laguardia, Ely y Guidetti llegaron algo más tarde que sus compañeros al inicio de la nueva era por lesiones o por incorporarse en el mercado de invierno, la mayoría de los componentes de ese reducido grupo mantiene un papel que se ciñe de manera estrecha y fiel a la realidad.
Pacheco se conserva su condición de inamovible desde el aterrizaje de Abelardo, y más tras el exponencial crecimiento que ha experimentado su rendimiento en las últimas semanas. Las grandes intervenciones del meta frente al Celta y al Villarreal se han traducido en sendas victorias que han terminado de disparar al Alavés. El extremeño, dubitativo e inseguro en el tramo inicial de la campaña, parece haber encontrado sus guantes de hierro, con los que se destapó como uno de los mejores porteros de Primera División en el año de su debut.
Pero si hay un hombre que ha vivido una auténtica primavera desde la épica remontada de Girona, ese es sin duda Ibai Gómez. El extremo bilbaíno, autor de un ‘hat-trick’ en aquel primer episodio de la resurrección albiazul, es el jugador de campo más utilizado por el ‘Pitu’. Ni siquiera su suplencia en Villarreal, donde además marcó, le han privado de ese anecdótico honor. La importancia capital que otorga Abelardo a la bandas, incomprendidas con Luis Zubeldía y cercenadas con Gianni De Biasi, han devuelto la sonrisa a Ibai, que sigue de cerca a Munir en el capítulo goleador (5 del vizcaíno por 6 del hispano-marroquí).
El delantero cedido por el Barcelona, que se perderá la visita al Madrid por sanción, es precisamente uno de los destacados en el club de los 800 minutos, el escalón que delimita a los ‘intocables’ de Abelardo. Lo único que ha impedido a Munir emular a Pacheco como el futbolista que ha disputado todos los partidos al completo es su propia naturaleza, que le obliga a desgastarse hasta abandonar el terreno de juego antes de tiempo para evitar la asfixia. La columna vertebral del Alavés gravita en torno al hispano-marroquí, casi siempre acompañado de Pedraza en el frente de ataque y Pina como eje central.
El manchego, que se encuentra entre los objetivos prioritarios del Alavés para reforzar la plantilla el próximo curso, ejerce ya como el principal pulmón del equipo. El mediocentro ha llevado a cabo una gran evolución en los casi tres meses que acumula Abelardo en el banquillo albiazul, hasta el punto de que sus propios compañeros del vestuario no dudan a la hora de asegurar que es quien mejor encarna el cambio de mentalidad y la progresión del grupo. El auge de Pina, no obstante, se observa de forma nítida en el crecimiento de su protagonismo reciente: fue sustituido ante el Girona y Las Palmas, los primeros encuentros con el ‘Pitu’ como entrenador, mientras que ha encadenado los cinco últimos encuentros sin respiro.
Pero, como resulta obvio y lógico, existe un extremo opuesto, en el que algunos habituales con Zubeldía o De Biasi han visto muy reducido su rol en la Liga. Todos los que siguen a Rodrigo Ely y Guidetti en cantidad de minutos jugados -los que están por debajo de 300- poseen ahora un papel mucho más residual y complejo, ya que el grupo será cada vez más hermético si los resultados se mantienen estables. Burgui y Sobrino aún confían en arañar una posición digna en la rotación, mientras que Medrán y Wakaso observan con preocupación cómo Pina y Manu García empiezan a adueñarse de la medular, con Torres como único recambio visible para Abelardo. Bojan intenta reengancharse tras su frustada salida invernal, y Hernán Pérez busca un espacio en uno de los equipos más en forma de la competición. Todos ellos suspiran por ingresar en la unidad de élite albiazul.
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