¿El último día de Luis Rioja en el Alavés?

Es un clásico del Deportivo Alavés por estas fechas. No suele haber un cierre tranquilo. El año pasado Asier Villalibre llegó el 30 de enero. Aunque los movimientos destacados del zoco invernal en Mendizorroza suelen ser de entrada, más que de salida. En esta época llegaron jugadores como el Búfalo, Antonio Blanco, Escalante, Tenaglia, Camarasa, Inui o Guidetti –notable en su primera temporada antes de sus decadentes cursos posteriores–; mientras salían jugadores residuales como Taichi Hara, Sylla, Adrián Marín, Dani Torres, Tachi...

Sí que ha habido en los últimos años, desde el anterior retorno a Primera, tres casos de jugadores importantes para los entrenadores que salieron traspasados en el mercado invernal. Ibai Gómez (Athletic) y Sobrino (Valencia) en 2019, por los que el Alavés ingresó unos 6,4 millones de euros. O Wakaso un año más tarde, que puso rumbo al fútbol chino por nos 3. El club albiazul estaba abocado a aceptar las ofertas por el vizcaíno y el ghanés, que acababan sus contratos al final de esa misma temporada.

A Rubén Sobrino le quedaba todavía un año y medio. Igual que ocurre ahora con Luis Rioja, con vínculo vigente hasta junio de 2025. La situación del extremo sevillano es clara: el Betis le quiere y el futbolista ya ha manifestado en más de una ocasión su deseo de vestir la camiseta verdiblanca, pero la oferta de Heliópolis –unos 3 millones– está lejos de satisfacer las pretensiones del Alavés, que hace apenas dos meses ya dejó claro en boca de su presidente, Alfonso Fernández de Trocóniz, que no tiene una necesidad urgente de vender a sus piezas más cotizadas.

Toca negociar, por tanto. La cláusula de rescisión está fijada en 15 millones y las circunstancias –deseo del jugador de volver a casa, edad (30) y extensión del contrato– invitan a la entidad albiazul a considerar una rebaja en esa cantidad, pero siempre que el Betis incremente notablemente su oferta inicial –acaba de ingresar 16 por Luiz Henrique–. El vitoriano es un club vendedor, pero al precio justo que marca el mercado y el rendimiento del jugador. Ahí están ejemplos pasados como Joselu, Pacheco o el propio Rioja, que ya vivió una situación similar en agosto de 2022, tras el descenso cuando su pretendiente era un Espanyol de Primera.

La fecha, además, no ayuda, ya que el Alavés no tiene margen de maniobra para encontrar un recambio de garantías. En 2019, cuando salieron Ibai y Sobrino, llegaron Inui y, sobre la bocina, Diego Rolán, que apenas jugó. En 2020, cuando se fue Wakaso, recalaron en Mendizorroza Camarasa, Fejsa, Roberto y Edgar, además del bético Ismael, cedido, que terminó el curso inédito.