Tres puntos para la inflexión albiazul
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Ya era hora de que el Alavés diera un golpe sobre la mesa con un triunfo a domicilio, tan necesario en su lucha por el ascensoSecciones
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Ya era hora de que el Alavés diera un golpe sobre la mesa con un triunfo a domicilio, tan necesario en su lucha por el ascensoGran remontada del Alavés en Miranda de Ebro que me recuerda a la de Lugo en la primera vuelta para volver a ir a por todas con el objetivo de retornar a Primera. Ya era hora de que el equipo alavesista diera un golpe sobre ... la mesa para retomar el triunfo a domicilio, tan necesario para aspirar a las cotas más altas. Para ello, completó una gran victoria en un campo difícil, donde habían perdido los últimos cinco visitantes ante un rival muy joven y construido a base de cedidos, para lo bueno y lo malo.
Lo principal es que el conjunto albiazul fue a lo suyo y jugó desde el principio con la personalidad de disputar el balón en campo contrario. Así consiguió ser más dominador del control del juego, incluso más ambicioso y con la máxima intensidad durante toda la contienda. De esta forma, tuvo pronto sus primeras ocasiones claras de gol. Paradojas del fútbol, el Mirandés consiguió dar primero. En una entrega errónea y en horizontal del veterano y confiado Salva Sevilla, Roberto López batió con su gran zurda a Sivera, no sin gran estirada del portero. Lejos de amilanarse como otras veces fuera, Jason, la novedad de inicio y de nuevo destacado, empató antes del descanso tras una gran volea en un centro medido del siempre desequilibrante Rioja. Tras la reanudación, el extremo zurdo firmó la puntilla al presionar una cesión regalada entre el pivote rojillo Rey y su portero Herrero para poner el segundo tanto en el marcador. Y el tercero, otro golazo, esta vez desde lejos, del incorporado Moya ante un portero rival tan nervioso como desacertado.
El caso es que para empezar, el técnico visitante Luis García sólo echó mano de otro cambio en el once inicial con la vuelta del joven Abqar, que vio otra amarilla, por Maras. Por su parte, Joseba Etxeberria repitió su línea de tres defensas y dos carrileros abiertos por las bandas para solucionar la recuperación de una plantilla a la que ganamos fácil en Vitoria, pero también alimentada por las virtudes y defectos de la juventud. Además, tuvo mucho mérito minimizar a sus mejores hombres, como su pichichi Raúl García y sus volantes Gelabert y Pinchi por detrás. Y hasta el final, sustituciones para oxigenar a unas escuadras que impusieron un alto ritmo durante todo el encuentro y donde pudo haber más goles para uno u otro bando.
La verdad es que este Alavés ya no gana sólo por la mínima y vuelve a convencer con su carácter para mejorar el coeficiente de goles y acercarse a los mejores. De esta forma, una vez reforzada la medular con la cesión de Antonio Blanco, que ayer volvió a ser un elemento fiable de la partida, sólo falta otro refuerzo de envergadura para la delantera como puede ser el vizcaíno Villalibre. Y así, con la última pieza del puzzle, estaremos en la disposición de acabarlo. Me refiero a contar con las mismas garantías que el que más para el ansiado ascenso directo. En este sentido, se ha reducido la distancia a cuatro puntos con el segundo clasificado, un Eibar que casualmente nos visita el próximo sábado. Nos preparamos para un derbi de seis puntos. El que gane sumará por partida doble, también anímicamente. Ante un contrario que quizás se pueda conformar con el empate, debemos demostrarle desde el principio que somos superiores. Sobre todo, ante nuestra afición.
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